CAPÍTULO 14 "MARCADO"

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Cuchillos. El alfa le había traído cuchillos y su sonrisa no podía ser más grande y agradecida. Un nudo se había formado en su garganta y sus manos temblorosas no eran capaces de rozar siquiera el mango de alguno de aquellos objetos filosos.

Apretó los puños permitiéndose a sí mismo, sentirse un poquito menos miserable. Por un momento cerró los ojos y los recuerdos de la primera vez que había tenido uno de ellos en sus manos, regresaron a él, amargos y sombríos. Se había negado a entrenar aquella primera vez. Para un joven omega de tan solo trece años, había un rechazo casi natural a cualquier cosa que representara violencia.

Había llorado.

Había sido golpeado.

Finalmente tuvo que acostumbrarse.

Ya no eran solo cuchillos para él. No eran objetos que representaban solo heridas y sangre... o una impuesta voluntad que se aferraba a quitarle pedazo a pedazo un poquito de su inocencia. En el pasado, había tenido que acostumbrarse a ellos a base de golpes. Ahora eran como una extensión de sus propias manos, agudas y dañinas; algo que le permitía sentirse menos indefenso de lo que sabía que era... aunque odiara reconocerlo. Dentro de su odiosa necesidad por hacerlo diferente, su padre le había dado recursos a los cuales aferrarse con garras y dientes. Podía sentirse agradecido por eso.

Sostuvo uno en sus manos y sonrió.

—Gracias —murmuró. La voz le salía apenas, temblorosa y colmada de cadenas que lo aferraban al pasado más oscuro. No fue capaz siquiera de mirarlo a los ojos mientras agradecía. Se sentó en la cama; el colchón se hundió suavemente bajo su peso. Acercó con cautela una de sus manos hacia los demás cuchillos y la retiró de inmediato, sintiéndose incapaz. Por alguna razón el miedo regresaba a él envolviéndolo y restándole voluntad.

—Si no son lo que esperabas... puedo cambiarlos, puedo...

—No, no —se apresuró a responder—. Están bien. Son perfectos, de hecho. Mucho más de lo que esperaba. —Harry hizo una mueca y arqueó una ceja al escuchar aquella declaración. ¿Había sido un cumplido o...? —. Y no, no es que esperara menos de ti... solo... Gracias.

Harry sonrió amplio y sincero, viendo como el omega bajaba la mirada e intentaba esconder la ligera curva de sus labios. Nunca en su vida había sentido la necesidad de complacer a alguien, de tener la aprobación de otra persona o de recibir sonrisas de agradecimiento como aquella, tan intimas y calladas. Con Louis todo se había vuelto diferente y en cierto modo odiaba que fuera así. No podía evitarlo, sin embargo. Era como sentir la necesidad de complacerse a sí mismo, de sentir el bienestar de aquel muchacho, palpitando en su propio pecho... Y estaba feliz, podía sentirlo con claridad.

—El domingo es mi primera pelea —mencionó cambiando de tema. Y no sabía por qué de pronto había dicho eso, pero el omega se veía mucho mejor que días anteriores y quizá podría...

Pero quizá no.

—Lo sé, pasado mañana... —El muchacho que permanecía sentado en la cama, acariciando la hoja de uno de los cuchillos con las yemas de sus dedos, levantó la vista y los ojos verdes de Harry estaban clavados en él. Había una súplica silenciosa en su mirada y Louis no sabía a ciencia cierta si estaba entendiendo lo que el alfa quería, pero, aun así, necesitaba hacerle saber que estaba listo para salir de ese encierro. Se sentía mucho mejor, sus heridas estaban sanando y el dolor ya casi no lo molestaba. Louis necesitaba enfrentar de una vez, cualquier cosa que le depararan sus acciones. Si una de esas cosas era tener que oponerse a la voluntad de su propio padre, que así fuera—. Yo... yo voy a estar ahí. Voy a ir... yo...

ABYSSO: La ciudad amurallada (Libro 1 saga CIUDADES MALDITAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora