ABYSSO: La ciudad amurallada (Libro 1 saga CIUDADES MALDITAS)

CAPÍTULO 13 "DULCE CRIATURA"

"Sweet creature, sweet creature
Wherever I go, you bring me home
Sweet creature, sweet creature
When I run out of rope, you'll bring me home"

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La mirada de Liam se paseaba de un lado a otro siguiendo el sonido característico de las botas de su mejor amigo. No sabía si reír por lo absurda de la situación, o estar muy enojado por haber sido levantado de la cama tan temprano. Harry ni siquiera se había dignado a explicarle la razón o mencionarle el lugar al que se dirigían; probablemente de haberlo sabido se hubiese negado rotundamente.

Habían estado cayendo gotitas de lluvia durante la madrugada y se podía escuchar un sonido amortiguado y mohoso debajo de sus pies. A unos cuantos metros de distancia, un charco oscuro lo había mantenido alerta desde que había dado vuelta en la esquina de la calle. Liam deseaba que se tratara de agua; en Abysso, la sangre era probablemente un líquido más recurrente en las calles.

Eran las seis de la mañana y ellos llevaban alrededor de una hora esperando afuera de aquel callejón oscuro y con olor nauseabundo. El recuerdo de la noche en la que Harry había decidido hacer aquel trabajo para Goliat, se repetía en un bucle interminable.

El resultado de ese trabajo, había sido desastroso, pero tampoco era como si el alfa de cabello rizado pudiera quejarse. No si había conocido a ese omega gracias a ello.

Harry se ajustó la chaqueta con incomodidad y observó en ambas direcciones esperando ver a alguien aparecer por la esquina. Tanía el cabello mojado y sentía la espalda helada. A su lado, Liam intentaba esconderse debajo del gorro de su chaqueta, maldiciendo por lo bajo y soltando el aliento de sus labios sobre sus amoratados y fríos dedos.

—¿Vas a decirme de una vez que es lo que estamos haciendo aquí? —preguntó y Harry detuvo su andar, pero no respondió. Se veía pensativo y estaba más silencioso de lo normal. Caminó hasta recargarse en la pared y rebuscó en una de las bolsas de su chamarra, sacó una cajetilla de cigarros y... Liam realmente no podía creerlo—. ¿Desde cuándo se supone que fumas? —Su mejor amigo hizo una mueca.

—Desde que no puedo aguantar que seas tan molesto y debo liberar mi estrés de alguna forma. ¿Quieres? —Sonrió mientras ofrecía la cajetilla a un Liam de mirada molesta y ceño fruncido. Negó con la cabeza y Harry se encogió de hombros mientras encendía el cigarro y le daba una profunda calada. El humo expulsado de sus labios, se perdió rápido entre la oscuridad de la madrugada y el vaho producido por el frío. Se atragantó por unos segundos, tosió un par de veces y lanzó al suelo el cigarro prácticamente nuevo. Lo observó apagarse con las ligeras gotitas de lluvia—. No, definitivamente puedo poner mejores cosas en mi boca que un cigarro.

—Muy gracioso ¿Piensas que esto es divertido? ¿Se te olvida como terminaron las cosas la última vez que estuvimos en una situación ligeramente parecida a esta? Estás intentando que...

—Basta, Liam, será mejor...

Ambos guardaron silencio cuando escucharon aquellos pasos acercándose por el final de la calle. Un par de betas caminaban sigilosos hacia ellos, como quien no quiere ser descubierto en un lugar en el que no debería estar parado. Aceleraron los últimos pasos y se presentaron frente a los alfas, unos segundos después, con rostros mal encarados y miradas que los barrían de arriba a abajo. Liam los recorrió de igual manera con desconfianza, se acercó a Harry y le dio un codazo disimulado, haciendo una pregunta muda a la que el otro muchacho no respondió. Le hizo una seña con la mano, indicándole que guardara silencio, incluso si no estaba hablando. Harry lo conocía demasiado bien como para saber que no faltaba mucho para que Liam empezara a quejarse por algo; lo que fuera.