CAPÍTULO 23 "SOMBRAS DOLIENTES"

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Cinco años atrás...

Louis no recordaba haberse sentido tan envidioso en toda su vida. Una gran parte de él, se revolvía de remordimiento y de culpa. Zayn había crecido con él, había estado siempre a su lado. No debía haber ese tipo de sentimientos egoístas entre ellos. Era como el hermano que hubiese deseado tener.

Pero también parecía ser como el hijo que su padre hubiese preferido en lugar de tenerlo a él. Louis no podía ser tan hipócrita; aquello lo hacía retorcerse de celos y sin que pudiera evitarlo, se llenaba de resentimiento, incluso si sabía que estaba siendo injusto.

Entró a su habitación y estrelló la puerta tras de él. Se lanzó a la cama boca abajo y enterró el rostro en la almohada. Balbuceó todas las maldiciones que conocía. Afortunadamente no había nadie presente para ver el infantil y bochornoso espectáculo.

La puerta se abrió de pronto y Louis no pudo evitar saltar un poco en su lugar. Maldijo por lo bajo por no haber tenido la útil idea de cerrar la entrada con seguro. Incluso si sabía quién era y si estaba seguro que lo había visto moverse, intentó parecer dormido. Falló garrafalmente.

—Deja de hacerte el idiota. Sé que estás despierto.

Louis recibió un golpe en la cabeza luego de aquellas palabras. La almohada que Zayn le había lanzado encima, rodó por un lado de la cama y terminó en el suelo. El omega se removió en su lugar y se dio la vuelta. Miró a aquel que consideraba su hermano, con molestia y recelo.

—¿Qué es lo que quieres? —preguntó.

—Que dejes de ser un idiota, eso es lo que quiero.

Louis hizo una mueca y rodó exageradamente los ojos. Se dio vuelta y dejó caer su rostro nuevamente en la almohada.

—Déjame en paz, Zayn. No quiero hablar con nadie en este momento. Vete.

—No.

El alfa dio un jalón al hombro de su amigo. Louis se sacudió en su lugar y emitió un bajo quejido de dolor. Zayn sintió ganas de abofetearse a sí mismo por ser tan idiota.

Por sorprendente que pudiera parecer, Zayn a veces olvidaba que Louis era un omega. Pero incluso si Mark se empeñaba en hacerlo parecer algo que no era y jamás sería, Louis no podía escapar de la naturaleza de su casta.

—Lo siento —susurró, sintiéndose avergonzado. Louis casi se escuchó a sí mismo, gruñendo. Odiaba que Zayn a veces lo tratara con una delicadeza que no creía necesitar. Odiaba que se disculpara cada que sentía que había sido demasiado brusco.

—No soy de maldito cristal —aclaró. Se puso de pie y dio un par de vueltas por la habitación. Apretó los puños e hizo una mueca cuando sintió el instantáneo ardor punzante. Levantó su mano derecha y observó la venda enrollada en su palma. La sangre se había filtrado a través de la tela. Ser capaz de ver la mancha rojiza, lo hizo rabiar.

Louis había estado entrenando con sus cuchillos durante todas las mañanas en las últimas tres semanas y las cosas habían ido bastante bien... hasta que Zayn había aparecido. Le había dado esa noticia que lo había dejado helado en un principio. Incrédulo después. Con los puños apretados de ira, finalmente.

—Ni siquiera entiendo por qué estás tan enojado conmigo —mencionó Zayn. Intentó acercarse un par de pasos, pero Louis retrocedió—. Tu padre me lo pidió y yo...

—Por supuesto que no podías haberte negado, ¿cierto?

—¿Por qué tendría que negarme? Quiero hacerlo.

ABYSSO: La ciudad amurallada (Libro 1 saga CIUDADES MALDITAS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora