Abysso es una ciudad aislada, decadente y consumida por la violencia. Con una sociedad dividida injustamente por un sádico rango de castas, ha sido liderada desde hace años, por los miembros de una asamblea de dictadores. El líder de La Asamblea es...
El aroma de Louis golpeó a Harry como un millón de bofetadas. Ninguno de los golpes que hubiese recibido en su primera pelea de exhibición, se había sentido tan intenso como esa esencia que se estaba metiendo debajo de su piel.
El pequeño omega estaba en celo.
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La primera vez que Louis había estado en celo, bien podría haberse considerado un evento traumático. Lo había sido, de hecho; uno de los peores días de su vida.
Algunos años antes...
Se adentró a la oscura habitación de forma silenciosa, haciendo una mueca por el fuerte rechinido de la madera contra el suelo. Caminó hasta la cama sin encender la luz, pues era una tradición no establecida que, en cada uno de los cumpleaños de Louis, su madre lo despertara con un montón de besos por todo el rostro.
A pesar de la vida que le había tocado vivir, el pequeño omega siempre tenía un alegre despertar el día de su cumpleaños. Jamás se permitía reír a carcajadas, sin embargo. Parecía querer pasar desapercibido siempre, incluso si su padre no se encontraba cerca. Jadeaba feliz y reía bajito, cubriéndose la boca con la mano y cuando su madre consideraba que había besado cada sitio de su hermosa carita, lo dejaba respirar con normalidad y luego ambos caminaban descalzos hasta la habitación de Isabella, se tumbaban en su cama y comían pastel cremoso para el desayuno, ensuciando las sábanas y hablando de un montón de cosas felices a las que Louis se aferraba en los días más oscuros.
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Aquella mañana, sin embargo, las cosas no resultarían de la misma manera. Cuando la joven mujer se acercó a la cama y observó aquel pequeño bulto debajo de las mantas, removiéndose incómodo y con sus ojitos azules muy abiertos, supo que las cosas no estaban del todo bien.
—No me siento bien, má. —Esas fueron las primeras palabras que salieron de la boca del pequeño muchachito, que aquel día estaba cumpliendo trece años.
Louis estaba formando su carácter a base de duras reprimendas y, aun así, seguía conservando su forma de ser infantil y delicada, que tantos malos tratos le había costado. "Un alfa estaría hecho casi un hombre a tu edad. No puedo creer que me avergüences de esta manera" era lo que su padre le había dicho cuando recordó que el cumpleaños del chiquillo estaba próximo a llegar.
Sin embargo, trece años no eran nada para su madre. Para ella Louis seguía siendo un niño al que debía proteger y llenar de cariño a toda costa. Al escuchar su vocecita rota y sentir en el aire aquellas sutiles notas de lavanda, sintió que el corazón se le encogía de pena y preocupación. No era bueno lo que venía. Y sabía que no podía retenerlo, aun si lo deseaba con todas sus fuerzas.
—Me duele la barriga —resopló el omega, inflando las mejillas y haciendo una mueca, mientras lanzaba la manta fuera de su cuerpo. Estaba empapado de sudor a pesar de ser invierno. Su cabello castaño se le pegaba a la frente y en el área de la nuca—. Tengo mucho calor.