Narra Lexa
─¿Te sientes mejor? ─Preguntó Jonathan mientras se desplomaba a mi lado en el sofá, con mi mano mantenía presionado un pañuelo de tela sobre mi nariz la cual había comenzado a sangrar junto después de que mis ojos dejasen de hacerlo.
─Relativamente ─Suspire, pero en realidad el dolor que oprimía mi cabeza no cesaba para nada por lo que aquella sensación horrible tampoco lo hacia.
─No te ves nada bien, tal vez deba llamar a tu hermana ─.
─No, no, por favor, no llames a Becca ─Rogué mientras amagaba ponerme de pie, temía contarle a Rebecca sobre aquellos ataques, ella solía decir que debía intentar que cesasen o podría poner en riesgo mi salud mental y debería llevarme al centro médico de Hawkins donde nos separarían para siempre. Simplemente no quería preocuparla.
─La esquizofrenia está acabando contigo, Lexa ─De repente él alzo la voz, como si estuviese enfadado pero no podía entender por qué, después de todo era mi propio conflicto. De repente me sentí furiosa.
─¡Eso no es cierto! ─A cuse con un grito fugaz pero muy potente, había dejado caer el pañuelo ya que había dejado de sangrar, me encontraba de pie frente a él, mis cabellos pelirrojos rodeaban mi anatomía con su gran largo en equivalencia con mi cuerpo, lo llevaba hasta por encima de las rodillas sin atreverme a cortarlo, nunca.
─¡Solo mírate! Estas, pálida y menuda... ¡Lloras sangre, Lexa! No lágrimas, es ¡sangre! ─De repente se había puesto de pie enfrentándome, también gritando lo que me hizo estremecer, aquello sonaba más que extraño, John siempre había sido alguien pacifico, tierno y audaz, de a momentos me costaba comprender lo mucho que había cambiado en un par de años. Era como si tuviese que volver a conocerle para llegar a comprenderlo nuevamente.
─Hablas como si no me conocieras, John ─Susurre al momento en el que Joyce entraba a la casa, me detuve estática, no quería que ella lo supiese así que deje caer mi bolsa y cuando la recogí extendí mi brazo hasta alcanzar también el pañuelo ensangrentado. ─Buenos días señora Byers ─Comente distraída, o al menos, aparentándolo. ─Siento mucho la desaparición Will.
─Buen día Lexa, hacía mucho no te veía por aquí ─Comento con un tono amable pero en el fondo nostálgico, no podía culparla.
─Creo que es hora de irme.
Rápidamente y sin oír mas nada salí de allí con apuro, estaba casi llegando al camino de regreso cuando la voz de Jonathan se hizo presente a mis espaldas. Deteniendome.
─Lexa, Lexa, espera ─Bramo el alcanzándome rápidamente, extrañamente me sentía enfadada sin saber el porqué, pocas veces podía experimentar aquella sensación con Rebecca pero con John era diferente.
─Ya debo irme Jonathan ─Alarme sin voltearme pero de pie y quieta esperando a que el dijere algo, sentí su respiración fugaz y sus pasos torpes llegar detrás de mí y fue cuando cruce mis brazos sobre mi pecho.
─Solo quiero ayudarte ─Se excusó cuando voltee echa más que una furia ¿Ayudar? De a poco comenzaba a comprender que mi gran enojo provenía del pasado, estaba furiosa porque él parecía haberme abandonado para irse con la princesa de Nancy Wheeler. Eso explicaba la fotografía en su totalidad.
─ ¿Crees que estas ayudándome cuando dices que es esquizofrenia lo que está matándome? Son los pensamientos Jonathan, tus pensamientos, los de mi hermana, los del hombre de la tienda ¡todos ellos! Están en mi mente, se mezclan y no puedo oírlos con claridad, pero sé que es lo que son ─Él parecía realmente aterrado con aquella hipótesis que alguna vez, de niña, también le habría planteado aquello, de forma errónea, y jamas lo hubiese echo si hubiese sabido que acabaría de esa forma, en la basura al igual que nuestra singular amistad. ─pero tú crees que me he vuelto loca, anda ya, puedes volver con tus amigos, Nancy, y... Steve, los niños ricos, ahora yo debo ir a casa ─Solté sin más y me eche a caminar.
Esta vez no intento detenerme, simplemente se quedó petrificado mirando cómo me alejaba, creía haberle dado en su blanco. Confiaba plenamente en que alguna vez podría dominar aquellas voces, ordenarlas, y así poder confirmar que lo que yo oía no eran solo voces sino, pensamientos, pensamientos de las personas quienes me rodeaban, demonios.
Entonces me recordé una vez mal el motivo por el cual no salía de casa y por el cual también solía negarme a hablar con las personas, creían que estaba loca y nadie podía ayudarme, siquiera se interesaban en ello.
Me invadió una nostalgia repentina, tal vez si estaba loca y Jonathan tenía razón, la idea de que solo fuese esquizofrenia la que estaba torturándome me aterraba, pero no, sabía que iba mucho más allá de ello, sabia con exactitud que era diferente a las demás personas, así me sentía yo, pero al parecer nada podía ayudarme ni enseñarme a manejar aquellos pensamientos desordenados.
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Holiuuss!
Gracias por votar, disfrutad del capitulo!
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Demons in Your Head [Jonathan Byers] #LibrosTinieblas2016
FanfictionMis ojos siempre solían arder un corto tiempo antes de que lloviese, Jonathan sabia eso. Las voces en mi cabeza me repetían, todas juntas, frases que siquiera llegaba a comprender, eran desordenadas y de ellas podía oír tan solo palabras que me ater...