Narra Lexa
Al abrir mis ojos lo primero que percibí ademas de la luz que se filtraba por las ventanas fue una mirada curiosa por parte de mi pequeña nueva amiga, Once, quien me observaba como si se le fuese la vida en ello esperando descubrir alguna otra cosa en la que no se había fijado antes. Me removí entre los cojines del sofá hasta mirarle con delicadeza, ella se encontrba sentada en el suelo al parecer muy cómoda y despavilada.
─Feliz día de Halloween ─ Bostece a lo que ella arrugo su frente y su mueca se convirtió en un gesto de extrañeza que muy bien expresaba.
─¿Halloween? ─ Pregunto antes de detenerse a pensar un momento. ─ ¿Que es Halloween? ─ Pregunto mientras que con apenas y movimiento se acercaba un poco a mi.
─Halloween es una noche de celebración donde los niños se disfrazan de monstruos y salen a pedir dulces en casa de los vecinos, en una vez al año todo los octubre treinta y uno ─ Explique estirándome mientras los curiosos ojos de la niña aun seguían viéndome atentos y con mas brillo a medida que le explicaba sobre aquello. Tenia un fuerte sentimiento de familiaridad con aquella pequeña pese a apenas conocerle, era como si un lazo extrañamente similar nos uniese.
─¿Monstruos? ─Ella termino por ponerse de pie y acercarse a mi lado donde ahora yo me encontraba poniéndome de pie ─ ¿Podemos intentar?
─ ¿Quieres que te disfrace de monstruo? ─Cuestione de forma extraña mientras le miraba con mi frente arrugada, ella lejos de percibir maldad alguna en la acción asintió con su cabeza ligeramente. ─Bien... Veamos.
Evalué la habitacion por un momento sintiendo como la mirada de Once se unía a la mía en alguna búsqueda desconocida, no fue hasta que mis ojos se toparon con una sabana blanca perfectamente doblada a los pies del sofá, gracias a aquello y a una tijeras de podar césped pude improvisar un rápido disfraz que coloque sobre el cuerpo de mi pequeña amiga dejando a la vista solo los orificios de sus ojos que me observaban latentes sin entender de que iba aquello.
─Bueno, ahora eres un fantasma, nadie puede verte ─Dicho aquello la niña volvió su mirada sobre si misma intentando encontrar algo que llamase su atención de aquello, pronto volvió a mirarme como si yo estuviese loca o algo al estilo.
─Pero si solo es una manta ─Comento con ridiculez y a decir verdad lo era, simplemente estaba tratándola como si fuese un infante, suspire y decidí terminar con aquello.
─Nadie se fija en los fantasmas, puedes salir cubierta con esa sabana y nadie sabrá quien eres ─Dicho aquello ambas oímos la sutil voz de Hopper llamándonos a desayunar. No le hicimos esperar y ambas salimos de la habitacion, Once aun llevaba la sabana puesta sobre si cuando ingreso en la cocina.
─Fantasma... Halloween ─Pronuncio la niña anunciándose a Jim mientras que yo tomaba asiento dispuesta a comer la galleta con miel que él acababa de dejar sobre la mesa.
─Muy bien, Halloween es hoy ─Comento sin interés mientras le palmeaba la cabeza justo antes de que su mirada me reprochase por haber quitado su plato galletas, me encogí de hombros y seguí alimentándome.
─Nadie puede verme ─Susurro Once con un tono cauteloso, Hopper soltó otro de sus típicos suspiros resignados y tomo asiento frente a mi fulminándome con su mirada, sonreí con comida en mi boca y no le di mas atención. ─Lexa y yo podríamos salir... Por dulces... A casa de los vecinos ─La niña tiro de la sabana hasta que esta se hubo quitado de su anatomía, Hopper volvió a poner sus ojos en mi y yo solo me encogí de hombros.
─ ¿Alguna ve vecinos por aquí? Ademas, ya hablamos de esto anoche, definitivamente no ─Solté un respingo mientras el hombre limpiaba los restos de pancakes de su rostro con una servilleta de papel. Once, a mi comparación, parecía enfadada.
─Pero seremos fantasmas, no podrían vernos ─Insistió con una gran paciencia, en aquel momento varias ideas vinieron a mi cabeza, la idea de salir al mundo y buscar a Jonathan había conquistado mi cabeza en tan solo cuestión de imaginar aquel momento.
─ ¿Sabes Jim? No es tan malo, quiero decir...
─ Definitiva y absolutamente no, nadie puede enterarse de su presencia aquí en Hawkins. Ni tu, ni Once lograran salir esta noche, vamos niñas usen sus cerebros, hay personas MALAS allí fuera que si les atrapan les harán vivir un infierno. No es muy difícil de comprender ─Insistió el hombre dejando su comida de lado para hacer contacto visual con nuestros ojos abiertos, Once se encontraba sentada a mi lado pero no había tocado su galleta, parecía molesta sin duda alguna. Y por varios inexplicables segundos el ambiente se sumió en un intenso silencio donde solo podía pensar únicamente en una persona, una persona que anhelaba ver, con la que anhelaba hablar y estaba segura de que cuya presencia revertiría cualquier sentimiento de temor o angustia que pudiese generarse en mi interior en aquellos momentos de incertidumbre. Jonathan. Estaba segura de que mis ojos gritaban aquel nombre ahora mismo. ─Dejen de observarme de esa forma niñas descontentas, ya he notado lo enfadadas que estas ─ Resoplo Hopper y caí en la cuenta de que al igual que Once le miraba de forma furtiva. ─Pero les propongo un trato, películas, dulces, cena y todos felices ¿Que opinan? ─Hizo un ademan con sus brazos que torció el gesto de mi rostro por completo.
─Opino que no encuentro beneficio en eso para mi ─Refunfuñe como si aquello fuese un acertijo, el dejo caer fuertemente sus puños sobre la mesa asesinándome con su mente. ─Hopper... ¿Podría hacer una llamada telefónica al menos? Siquiera van a reconocer mi voz, tan solo necesito oír su voz ─Rogué casi quebrando mi garganta al borde del llanto. Cuanto mas pensaba en aquello mas crecía el sentimiento de vacío en mi interior y mas asustada me sentía.
─Ya, esta bien, tendrás tu llamada ─Sonreí involuntariamente bajo su mueca de enfado, entonces levanto su mirada en direccion a Once. ─¿Y tu? ¿Estas conforme con tu parte del acuerdo?
Once me observo de reojo sonriendo antes de asentir.
ESTÁS LEYENDO
Demons in Your Head [Jonathan Byers] #LibrosTinieblas2016
FanfictionMis ojos siempre solían arder un corto tiempo antes de que lloviese, Jonathan sabia eso. Las voces en mi cabeza me repetían, todas juntas, frases que siquiera llegaba a comprender, eran desordenadas y de ellas podía oír tan solo palabras que me ater...