003

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Narra Lexa

Esa noche volví a casa esperando que el dormir me devolviese la poca normalidad que mi vida poseía hacia tan solo horas, quería imaginar que todo lo que sucedía se mantenía exclusivamente en mi cabeza, pero erróneamente sabia que Jonathan lo sabia todo y que Becca comenzaba a sospechar de mis constantes faltas en la casa y por mas que me empeñase en evitarlo llegaría el inevitable día en el que alguien descubriría que me estaba volviendo realmente loca. Luego casi dos horas de observar el techo con desvelo me rendí ante la idea de poder conciliar el sueño, realmente no estaba cansada, en mi cabeza procesaba una y otra vez la mirada de desconcierto de John cuando tomo la incierta fotografía de Nancy, luego de ese suceso no había vuelto a comportarse de forma normal, la cena no había cérvido mas que para incomodarnos mutuamente con un silencio que prevaleció hasta que tuvimos que despedirnos.

Pero aquella noche al observar el espejo por enésima vez antes de introducirme a el sentí que algo no andaba bien, no obstante me dispuse a pensar que aquello solo estaba en mi interior, que cuando estuviese del otro lado seria mi la huida perfecta que borraría las preocupaciones de mi cabeza al menos por un buen rato. Jamas había imaginado que seria mas tiempo del que yo tenia planeado. Al pasar las horas allí en la compañía de aquellos seres que tan bien recordaba me dije que tal vez no tenia la necesidad de volver a mi mundo real, al menos no por un par de días, después de todo aquel era mi propio universo, estaba en mi cabeza y solo yo podía lograr controlarlo. Un pensamiento tal vez muy ingenuo que mas tarde me comenzaría a sobrestimar.

No tuve idea de que aquel mundo comenzó a consumirme hasta el momento en el que ya no pude regresar al mundo donde yo pertenecía, y hubiese sido perfecto quedarme allí si todo hubiese seguido tan perfecto como alguna vez lo había conocido. Pero un día perdido en la cuenta del tiempo que llevaba allí todo se volvió oscuridad, tan de repente que no me dio momento a procesar que era lo que había sucedido con la extraña belleza de esa ciudad que parecía salida de un futuro lejano. Todo se cubrió repentinamente de musgo, oscuridad y tinieblas que no me dejaban ver mas allá de dos o tres pasos de distancia, las personas desaparecieron y de un segundo al otro estaba completamente sola, sin voces en mi cabeza, sin sonidos, con mi mente en blanco y asustada.

No me atreví a observar demasiado a mi alrededor ya que suceso a esto varios gruñidos aterradores comenzaron a hacer eco en mi cabeza. Pero jamas llegue a ver algo que no fuese una estructura en concreto. Mas en ese momento me quede a la deriva y tras encontrar una edificación pequeña que parecía lo suficientemente acogedora como para resguardarme me eche a llorar rogando que lo que quiera que fuese me sacase de allí pronto. Recordé entonces las voces de Jonathan azotando mi cabeza como cobijas, una voz aniñada que fue distorsionarse hasta llegar a su voz actual, en mi mente el repetitiva que esto pasaría, que debía encontrar el modo de suavizar mis emociones y a cambio el podía prometerme que esa situación cesaría pronto. No podía asegurar que había sobrevivido allí mas de un año gracias a su voz pero no recordaba momento en el que no le tuviese conmigo en mi mente, incluso una vez había hecho el intento de responder en voz alta a lo que mi cabeza me decía pero de forma fallida mi voz se distorsiono en un grito ahogado cuando mis pulmones se llenaron de ese putrefacto oxigeno que me rodeaba.

Recuerdo incluso haber dormido mucho y sonreí erradamente al pensar que tal vez era mi karma. Pero el deterioro de mi cuerpo comenzó a impedirme el mantenerme con consciencia hasta el día en el que todo se volvió negro y no volví a saber si estaba viva o muerta hasta el momento de despertar en el suelo del baño de mi casa, mi verdadera casa en Hawkins. Y sin entender absolutamente nada, con pasos débiles e inciertos comencé a recorrer cada sitio de aquel lugar que ahora yacía viejo y vacío, probablemente abandonado y mi hermana no se encontraba allí, siquiera sus cosas, o las mías. Se había ido y quien sabia a donde.

Con la mitad de mi cuerpo fallando a causa de aquel devastador sentimiento caí al suelo sumida en un llanto impotente no sabiendo que seria lo que primero me mataría, el malestar que se extendía en todo mi organismo y que no podía quitar o el estar perdida en una orbe desconocida para mi durante un tiempo incierto.

Pero fueron pasos torpes los que me sacaron de aquella situación desesperante, pasos que apenas pude percibir hasta que se encontraron en la misma habitacion en donde yo me encontraba. Recorrí con mi mirada sus tenis sucios, sus vaqueros, una camisa de un color verde mostaza y al inclinar mi cabeza para ver de quien se trataba mis ojos de toparon con el café de los suyos y no supe con exactitud si comencé a llorar emocionalmente o era el miedo el que aun me controlaba, el miedo de saber que tal vez eso era solo un producto de mi imaginación. Pero su tacto llego pronto deshaciéndome de toda duda que tenia sobre aquello, sin temor se acerco a mi y se arrodillo poniendo una mano en mi hombro que logro reconfortarme casi por completo. La niña de rizos cafés tomo mi mano y jalo de ella hasta que ambas estuvimos de pie, yo aun no lograba comprender nada de lo que sucedía pero que aquella niña estuviese en aquel mismo lugar sin dudas no era una casualidad.

─Tranquila Tres, estas a salvo.

Seguidamente tomo mi muñeca, y rotandola dejo a nuestra vista algo que jamas había visto antes, números tatuados en mi piel. 003.

Demons in Your Head [Jonathan Byers] #LibrosTinieblas2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora