Capitulo 1: Lo voy a matar

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—No —dijo mi padre otra vez.

— ¿Porque no?

—Porque es muy peligroso Kiley ¿Que no entiendes? NO y es mi última palabra.

Lo miro irritada. — ¿Tu no entiendes? Irán ¡Todos! ¿Sabes quiénes son Todos? ¡Todos! —exclamo. Pero a él no le importó siguió mirando sus papeles. Aprieto mis manos en puños. —Igual iré con o sin tu permiso —desafío. El levantó la vista de sus papeles y me miró notoriamente enojado.

— ¿Te atreves a desobedecerme? —preguntó en voz peligrosamente baja.

No me importa.

—Tu no me quieres dar permiso. Si me lo dieras no tendría que desobedecerte, querido, querido padre —replico lógicamente. No es que fuera malcriada pero ¿Qué autoridad tenía mi padre en mí? Ninguna. ¿Qué ejemplo de daba? Ninguno. Bueno, unos cuantos, pero no creo que esos cuenten como "buen ejemplo para ser un buen ciudadano" y toda esa mierda.

—No saldrás de esta casa —gritó.  Abro mi boca sorprendida pero rápidamente la cierro.

Entrecierro los ojos. —Me escaparé —advierto. Abro mis brazos en cruz. —Nadie puede detenerme, solo vine aquí a que me pusieras unos matones. Para que estés más tranquilo pero si quieres que me vaya así, sola, peerfecto —digo. Él me miró, se notaba que quería dispararme en este momento. Y no es que no lo pudiera hacer, no sabía todavía como seguía viva. Supongo que si me quería.

Apretó la mandíbula y miró sus papeles. —De acuerdo, tu ganas esta vez —dijo peligrosamente tranquilo. Sonrío victoriosa. Él presionó el intercomunicador. — ¿Daniel? Prepárate y a 3 hombres más —dijo y me miró. —Mi querida hija saldrá —terminó. Cruzó sus brazos. —Odio cuando me desafías —gruñó. — ¿A quién habrás salido? —gritó pero yo había atravesado las puertas. Ignorándolo.

*****

—Como sea, se mantienen alejados de mí —advierto por quinta vez a Daniel y los chicos.

—Se supone que te cuidaremos ¿Como lo haremos si estas lejos? —preguntó Daniel.

Buen Punto. Pero no me importaba.

—No lo sé, pero ¿No parecerá extraño entrar con 4 tipos a una fiesta y que ellos me sigan a todas partes? Y si es posible hasta en el baño.

Daniel rió. —¿Quieres que te acompañe al baño? No tengo problema, además, en los baños se pueden hacer otras cosas —dijo coqueto y hasta me guiñó un ojo.

Sonrío. —Daniel, querido Daniel —golpeo suavemente su hombro. —Solo me acuesto contigo para sobornarte, no por placer—bromeo. Los chicos rieron y él se picó.— ¿Qué te parece si hablamos de sexo luego y me dejas conducir a la fiesta? —comento. Le guiño un ojo y entro en el carro. No espero a nadie, simplemente acelero.

La música retumbaba por cada esquina de la casa. Chicos y chicas con licor, bailando, fumando, drogándose, besándose y metiéndose en cuartos. Rio para mis adentros. Miro por encima de las cabezas en busca de Valentina. Me adentro mas a la fiesta, empujando a las personas para poder pasar. Pero no había señal de Valentina en ninguna parte. Me acerco a la barra.

—Hey chico, dame una cerveza —grito para poder ser escuchaba sobre la fuerte música. El chico se volvió y luego me la entregó, rozándome la mano. Sonrío coqueta. — ¿Tienes algo que hacer hoy en la noche?

—Nada que no se pueda suspender ¿Por qué? —respondió. Típico de hombres, si le insinúas sexo, todo puede ser cancelado.

— ¿Tienes teléfono pequeño? —pregunto. El rió y garabateó algo en un papel. Cuando me lo entregó, volvió a rozarme la mano. 

No Sueltes la pistola [SIN CORREGIR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora