Capitulo 3: Se complico.

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Podía mirar a Daniel todavía parado en medio de la calle. Llevo sus manos a la cabeza, y se jalo los cabellos. Pegue mí frente al vidrio. Maldije por lo bajo, eso hizo dolor mi cachete. Escuche una ronca risa. Gire mi cabeza rápidamente al conductor, había olvidado que estaba en un auto de un extraño. ¡Mierda! ¿No podía ser otra persona? Un morboso, quizá. No, tenía que ser Harry.


— ¿Que te da tanta gracia? —gruñí y lo fulmine con la mirada. Su risa se esfumo y su seño se frunció— ahora… ¿Que era tan gracioso de que ya no es gracioso? —Pregunte— uy, salió trabalenguas —reí ligeramente. Mierda. Eso dolió.

—Less —dijo sorprendido.

—Merciless —corregí. Negó ligeramente con su cabeza y paro el auto.

— ¿Que te paso en la cara? —pregunto. Me toque el lugar golpeado y maldije por lo bajo. ¿Se notaba mucho? Odio verme tan miserable. Daniel tenía que aprender a no golpearme en la cara. No, el NO debería golpearme.

—Nada —mentí.

Harry rio sin ganas. —No creo que esto —dijo y toco mi mejilla. Cerré los ojos aguantando el dolor en silencio— sea nada. Hijo de perra, eres un maldito hijo de perra Daniel.

Gemí. —Me bajo aquí —anuncie. Abrí la puerta pero estaba cerrada. El hijo de puta puso el seguro— abre la puerta —ordene.

—No, estas lastimada ¿Que te paso? —pregunto. Otra vez. Me miro esperando una respuesta. Cosa que no conseguirá, al menos, no por mi parte. Harry no debe saber toda mi vida. Apenas lo conozco, y ni me cae bien. Trate de matarlo. Ese, es un punto— ¿Fue ese tipo? ¿Él te golpeo?

Rodé los ojos. Me importa una mierda. —Descubriste américa—dije sarcástica.

Harry frunció el ceño. — ¿Te dejaste golpear? —Pregunto incrédulo— no eres tan ruda ahora ¿eh? —se burló.

Apreté mi mandíbula. Fuerte. Casi podía sentir mis dientes romperse. No permitiría que este imbécil que no sabe nada de mi vida se burle de mí, porque, lo matare. Ahora es una perfecta oportunidad. — ¿Abres la puerta? —pregunte con voz contenida. Señale la puerta.

Harry miro al frente. Sus manos estaban apretando el volante, fuerte. — ¿Esta no es la primera vez, cierto?

Sonreí burlona. — ¿Qué te importa? —Pregunte irritada— abre la maldita puerta tengo cosas más jodidas que hacer.

— ¿Cómo ir a un hospital? —sugirió. Abrí mi boca, pero la cerré de inmediato.

Lo volví a intentar. —No, eso no —dije molesta. Mire a la ventana— ¿abrirás la puerta?

— ¿Fue la primera vez? —repitió. Maldito entrometido.

—No ¿contento? Abre la maldita puerta —gruñí.

— ¿No estas molesta con él? —pregunte. Lo mire como si fuera mongólico. Es un mongólico.

— ¿No estarías molesto si te golpearan? ¿Qué? ¿Tengo que agradecerle por el obsequio de sus puños? —pregunte furiosa. Trate de clamarme. ¿Qué dijo Daniel? Que madurara. Lo intento, trato de controlar mis problemas. Pero estoy tan jodida— abre la puerta o la rompo —amenace.

Harry rio. —Oh, pero tiene ovarios —dijo riendo— no creo que tengas fuerza para romper una puerta cuando ni siquiera te puedes defender —dijo poniendo el auto en marcha. Lo mire incrédula. ¿Qué estaba haciendo? Me iba a secuestrar.

—No es como si él se fue limpio —dije arrogante.

—Pero por suerte, llegue yo y salve tu vida —dijo con una sonrisa de imbécil. ¿O era un imbécil, quizás?

No Sueltes la pistola [SIN CORREGIR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora