Capitulo 9: Algodón de azúcar

14K 607 25
                                    

La cafetería estaba llena cuando salí del baño. Me había tomado tiempo recuperarme de mi ataque. Y mucho más tiempo reunir valor para salir. Cuando unas chicas entraron al baño, supe que era mi señal para irme. Ahora estaba en la cafetería, de nuevo. Escanee la multitud, buscando a Valentina. Misión fallida. Suspire y me siente en una mesa vacía. Las personas pasaban a mí alrededor y me daban una larga mirada. Claro, chica nueva y todo eso. Si, ya me estaba hartando. Si me siguen mirando como si fuera alguien salido de otro planeta, no tomara mucho a que explote. Y bueno, dirección conmigo. Pero me importa una mierda.

—Oye, novata. Estas en mi silla —dijo alguien detrás de mí. Era una voz un poco aguda. Miro por encima de mi hombro. Rosado. No bromeo, la tipa tiene el pelo rosado. Rosado no, fucsia. A otras personas se lo vería cool, pero por alguna razón a ella se le ve… falso. Fastidioso, cansón, provoca mocharle el pelo. Ella no merece llevar eso, no sé, no… sé cómo explicarlo. Al lado de ella, se encontraban cuatro chicas. Una morena, otra rubia, otra con el pelo azul y la otra pelirroja. Me gustaba la que tenía el pelo azul, me parecía original y le quedaba bien.

Levanto una ceja y me medio giro en la silla para ver mejor a la pelo algodón de azúcar. — ¿En serio? —pregunto divertida. Odio que me manden, o que se crean superiores. Díganme hipócrita, pero me gusta dar órdenes y no recibirlas. Esta niñita no sería ni la primera ni la última que me trate de dar órdenes. Pero claro, no será la primera ni la última a que le dé su merecido.

— ¿Eres sorda? Muévete. Ahora —ordene. Sonrei Colgate. Me hizo el día. El día ha sido una mierda y ya encontré con quien descargarme. Gracias niña algodón de azúcar.

—Vete a la mierda —respondí volviéndome a girar. Saque mi Ipod del bolso y me coloque mis audífonos. Work Bitch de Britney comienza a sonar. Sabía que ellas no se quedarían con esa, y que buscarían problemas. Nunca aprenden. Y, maldición, bienvenidos sean. Necesitaba desahogarme, aunque sea un poco. Mis audífonos son arrebatados brutalmente de mis oídos. Me levante abruptamente y las enfrento.

— ¿Qué mierda te pasa enferma? —pregunte elevando un poco el tono de voz.

La algodón de azúcar dio un paso amenazador en mi dirección. —Lárgate de nuestra mesa novata. No quieres meterte con nosotras. Te ira mal, muy muy mal —amenazo.

Reí. —La que no se quiere meter conmigo eres tú, algodón de azúcar. No me conoces, no sabes de lo que soy capaz.

Algodón de azúcar da otro paso. Estamos ahora cerca. — ¿Algodón de azúcar? —Se burló— no, no chica. Si vienes a Coral Reef Senior, nosotras somos tu peor pesadilla. Estas en mi lista negra, cuidado chica.

—Estas tan jodida gótica —se burla la del pelo castaño. Enarque una ceja.

— ¿Enserio? —pregunte fingiendo interés.

—Ahora lárgate de mi mesa maldita lanua —ordena algodón de azúcar. Me adelanto otro paso, ahora nuestras narices están tocándose. Puedo sentir todas las miradas sobre nosotras. Sonreí.

—Me vuelves a insultar, rosada. Y tú y yo tendremos un grave problema y mira tú, no es bueno tener problemas conmigo.

Ella se ríe. —No te tengo miedo.

—Deberías —aconseje.

—Lárgate de mi mesa —gruñe. Sonrió cuando se me ocurre una idea.

Retrocedí. — ¿Quieres tu mesa? Ten tu mesa —dije mientras tomaba mi bolso. Algodón de azúcar sonrió victoriosa. Sonreí malvadamente— disfrútala —dije. Me moví rápido. Agarre su cuello y estampe su cara contra la mesa. Escuche como las personas contenían en aire y otras gritaban. Algodón de azúcar grito.

No Sueltes la pistola [SIN CORREGIR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora