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Marinette Dupain-Cheng, una joven de 20 años y una de las mejores y reconocidas diseñadoras de todo París. Lo único que busca es seguir sus sueños, terminar su carrera; y algún día poder trabajar en una empresa donde vean y aprecien sus diseños, triunfar. A pesar de que a veces pueda caer, siempre vuelve a levantarse, nunca ha dejado que nada le afecte por más grave que sea, es alegre, amable, en situaciones se enoja rápido, pero nunca pierde esa bondad y esa humildad que ella expande con todas las personas a su alrededor.

Adrien Agreste, un joven de 22 años exmodelo pero muy reconocido en todo París y en otros países. Hace algunos años fundó una empresa que se ha vuelto muy reconocida, últimamente ha estado en escasez por los pocos recursos con los cuáles cuentan, por lo cual, están dando nuevas oportunidades, buscando nuevos modelos y diseñadores que los ayuden a crecer y a volver a tener el éxito que tenían con anterioridad.

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Marinette se encontraba en la habitación de trabajo dibujando para un nuevo diseño que tiene en mente. Sentía que ese iba a ser uno de los mejores que creará, estaba muy emocionada por terminarlo pronto.

El ruido de su celular la interrumpe de su tarea.

- ¿Quién podrá ser?-dijo fijándose en la pantalla, resulta que era su amiga, Alya.

- ¡Hola, Marinette! ¿Cómo estás?-dijo su amiga contenta.

- Hola, Alya-dijo Marinette- Estoy bien, trabajando en un nuevo diseño, sin duda este quedará muy bien.

- ¡Ay, Marinette! ¡Siempre estás trabajando en eso! Debes de descansar un poco, dime... ¿Tienes tiempo esta tarde?-preguntó ella.

- Sí... creo que puedo tomar el día libre pero debo pedir permiso primero-dijo viendo un reloj de pared.

- Está bien, te espero hoy en la cafetería que queda por la esquina a las 4:30 PM ¿Te parece bien?-preguntó Alya.

- Sí, claro, ahí estaré, nos vemos-dijo Marinette en tono contento.

- Bueno, te espero, además, tengo algo para contarte, nos vemos más tarde-dijo Alya.

Marinette cortó la llamada y luego siguió concentrada en su boceto, quería terminarlo, ya le faltaba muy poco.

- Solo unos detalles más... un poco más y ¡Listo! ¡Está terminado!-dijo sonriendo.

- Señorita Dupain-Cheng, ese diseño es increíble... ¿Cómo fue que se le ocurrió crearlo?-se acercó su jefe a ella.

- ¡Oh! Señor, disculpe no lo había visto. Bueno no lo sé... solo me inspiro en cosas que veo todos los días, por lo general me ayuda salir un poco al aire libre y observar lugares, a la gente, y cosas en las que sé que puedo tomar un poco de inspiración y convertirlo en un nuevo accesorio o ropa-explicó ella.

- Ya veo... sin duda usted es una señorita muy dedicada a lo que hace, la admiro por eso-dijo él.

- Muchas gracias-dijo ella sonrojándose- Señor Dugès quería pedirle la tarde libre, bueno la razón es que mi amiga Alya me pidió si podía verla dentro de una hora y necesito irme ya para prepararme, espero que me entienda-explicó ella.

- Está bien señorita, ha demostrado la capacidad que tiene de trabajar acá, solo por su dedicación y esfuerzo le concedo su permiso, el ser humano también necesita liberar el cansancio a veces-dijo él amablemente.

- ¡Muchas gracias!-sonrió ella- Bueno, me voy. Gracias de nuevo, señor Dugès, que tenga un buen día.

- Señorita Marinette-dijo él antes que se fuera.

Ella solo volteó a verlo y el solo le dedicó una sonrisa.

-No hace falta que me llame tanto por mi apellido, puede decirme John-dijo sonriendo.

- Está bien... bueno entonces hasta pronto, señor John-dijo ella sonriendo.

Ella tomo todas sus cosas y luego salió de la empresa, por primera vez sentía que su jefe valoraba su trabajo, antes él no confiaba mucho en ella pero ahora todo había cambiado.

Antes de ir al lugar donde la había citado, Alya procuró preparar su bolso y maquillarse un poco, a Marinette le gustaba siempre ver a su amiga y pasar la tarde juntas, se divertía mucho y la distraía de sus trabajos de la empresa.

Marinette se dirigía a la cafetería, cuando entró, su amiga movió su mano de lado a lado en forma de saludo, ella solo fue a sentarse.

- Hola, Marinette-dijo Alya sonriendo.

- ¡Hola, Alya!-dijo emocionada- Dijiste que querías contarme algo, ¿Sobre qué se trata?-preguntó intrigada.

- Bueno, ¿qué te parece si primero pedimos algo para comer? Estoy muy hambrienta-dijo cruzándose de brazos

La azabache se puso a reír por el comentario de su amiga aceptando su petición.

Después de unos minutos el mesero les sirvió la comida, Alya al ver la comida solo empezó a tragársela, realmente tenía mucha hambre.

- ¡Alya te puedes atragantar, ten cuidado!-exclamó Marinette riendo.

- Lo siento, me estaba muriendo de hambre-respondió riéndose.

Marinette ya había terminado de comer mientras Alya todavía seguía con el postre, volteó a ver a la ventana, un paisaje hermoso estaba frente a sus ojos, los árboles y las flores se veían tan vivas, sin duda ella disfrutaba admirarlo.

- Marinette, casi lo olvido, iba a decirte algo-dijo Alya terminando de comer.

- ¿Qué sucede, Alya?-dijo intrigada.

- Tengo una muy buena noticia para ti, estoy segura que te va a encantar, no dirás un no como respuesta-dijo sonriendo

Marinette solo se quedó viendo a Alya con una cara de extrañez, no tenía idea de qué podía ser.

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Bueno... ¡Hola! este es el primer fic que escribo y me gustaría que lo apoyaran dando un voto o simplemente leerlo para saber si quieren que lo siga subiendo.
¡Me emociona la idea de empezar una historia!

Cualquier duda en la caja de comentarios, gracias.

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