La despedida

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                 El sonido de la alarma del teléfono  de lucie despertó sus sentidos, se acomodó viendo en el reloj que eran las 5 de la mañana, bufo levantándose y preguntándose porque había puesto la alarma tan temprano, recordó que hoy era el lanzamiento del libro y su corazón dió un vuelco, se sintió nerviosa y ansiosa pero no dejo que las emociones dominarán su cuerpo, los brazos y las piernas de Kai la aprisionaban y una pizca de ternura la invadió, corrió sus brazos para levantarse y bañarse, no tenía nada que ponerse, mordió su labio tomando un pantalón de vestir ancho y alto junto a una pequeña blusa blanca que iba dentro del pantalón, un saco pequeño color crema y las sandalias, estaba lista, peino su cabello un poco más que de costumbre y trato de no usar mucho maquillaje aunque casi nunca usaba nada, unas respiraciones y salió del armario directo a la sala, en su bolso estaba el pasaje de avión y los volantes del evento, serían tres días largos en donde no vería a Kai el terror la invadió un poco pero sabía que el estaría ahí cuando ella volviera, tomo su pasaporte de su mesita y estuvo lista para irse, se detuvo dejando las cosas en la mesilla de la entrada y camino hacia la habitación subiéndose a la cama sin importar despertarle... Tenía que despedirse de el, debía, simplemente lo tiene que hacer.

Kai dormía a saltos, su cuerpo no se sentía del todo cómodo por la sorpresa que Lucie le había anteriormente comentado. Pero cuando por fin cogió el sueño ya quedaba poco para despertar. Hasta que de golpe abrió sus ojos encontrando los orbes de su querida pareja.

 — Hey... Estaba durmiendo... buenos días

Murmuró llevando su rostro al de ella depositando un beso casto sobre sus labios, como si fuese toda la vida de esos momentos cursis de pareja.

— Lo sé... Pero no lo siento

Respondió Lucie dejando un reguero de besos en donde pocas horas antes se habían comido, olía delicioso, a sexo, a cama y a Kai.

— Hueles tan bien. — Sonrió dejando de atacar su rostro con sus labios, el labial se había quedado en varias  zonas de su rostro lo cual era tierno.

— Cuando te bañes no te laves el rostro ¿Si?

— Me has marcado ¿Cierto?

Negó divertido mirando hacia el reflejo de la ventana, visualizado leves marcas rojas del labial.

— Quiero que te lleves algo... En tu viaje— Musitó mirando a ambos lados de la habitación evocando que su bolso aún debe seguir en la sala principal.

— ¿A ti... Escondido en una maleta?

La sonrisa del rostro de Lucie se ancho y no se detuvo de volver a besar sus labios, la calidez y la suavidad de ellos era algo que iba a extrañar como nunca esos días, además de su cuerpo.

— No exactamente yo. —Kai la tomo de su cintura sacándola de su cuerpo, dejándola a un costado de la cama — Más bien es algo que he ocupado.

Le dio otra pista está vez trayendo el bolso en su hombro. Liviano porque no tiene mucho que usar más en la Universidad cambia de remera pero el delantal que ocupa en las mayorías de las clases oculta siempre cada camisa que ocupa.

— Una remera mía... Tiene mi olor, mi aroma, mi esencia...  La ocupo para dormir y ahora será tuya hasta que vuelvas sana y salva a mis brazos.

Sonrió asintiendo reiteradamente y como si fuese de una niña que le dan una muñeca la abrazo llenándose de su aroma.

— Una remera de la suerte... Me encanta... Que sepas que no te la devolveré.

Un último beso en su mejilla bastaba para alejarse, la verdad de Lucie es que no quería irse... No quería alejarse de el pero tenía que trabajar, hizo un puchero saliendo del dormitorio de ambos y guardando la camisa en su pequeña maleta.

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