~¿Sonríes por mi... O por ese Sam?~

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Una vez en la recepción del edificio el guardia le dió las dos cajas en donde habían copias de su libro, lo empujó con dificultad al ascensor y prometió que después vendria por la otra, igual batalló con la misma para entrar al departamento pero una vez allí la dejó en el salón y no se dedicó a verlos, al contrario fue por su computador y lo encendió viendo a Sam en línea, una sonrisa se extendió por sus labios y le llamó, su cabello negro y sus ojos color verdes, siempre le habían encantado, además de su carisma y cortesía al hablar, se puso sus auriculares en el taburete de la cocina y le saludó, no como quería pero estaba más que feliz de poder ver su rostro.

-Es la cámara o estás más negro?

Sam la fulminó con la mirada por lo que soltó una carcajada, podía ver su dormitorio, azul y blanco, varias fotos de ellos dos colgadas encima de la cama y la almohada que ella le había regalado antes de que el se fuera.

-No te pases conmigo Lucie, sabes que estoy ligeramente bronceado

-Sabes que no es verdad... ¿Como has estado?

-Bien, perdí un semestre pero no me dijeron nada, lo estoy recuperando

-¿Recibiste mi paquete?

-¿Tu libro? Ya me lo leí, se lo preste a una compañera de estudios, le ha encantado y está loca por el de la portada, me ha preguntado de donde lo has sacado, y si ese hombre perfecto existe

Una sonrisa salió de sus labios sabiendo que ella estaba igual o tal vez más loca por el, lo cual no puede controlar siendo cada vez mas profundo más esperanzada de que todo funcione.

-Es sexy ¿verdad?

Sam asintió abanicandose con una sonrisa y mordiendo su labio cómo todo chico playboy, pero adquiriendo algo que no reconoció por todos esos años que no lo había visto.

-Eres raro ¿sabes?

-Asi me quieres, iré dentro de poco

-¡Eso dijiste la última vez! Hace dos años Sam

-Si pero esta vez es verdad, ¿sabías que me gustan mucho los camarones?

-¿A que viene eso?

-Me di cuenta de que era alérgico a ellos cuando los comía en una cita

Así fue como pasaron las horas, allá amanecía y acá anochecia, ella amaba a Sam, siempre fue su mejor amigo, siempre la ayudó, siempre la apoyo y nunca la dejó, hasta que recibió su beca en Londres, los dos entraron a la universidad y ella salió primero después de 4 años, el... Seguía en el camino, cada mes se hablaban, pero no siempre coincidían, sus horarios eran diferentes y los dos extrañaban su presencia, se había fijado que era de noche y no había tenido señales de Kai tampoco, pero su soledad había sido buena, Sam delante del computador le cantaba una canción y ella escuchaba embelesada con los auriculares a todo volumen.

Tanto como Lucie pasaban las horas para Kai estaba siendo una eternidad, luego de haber escuchado los gritos de Matias que solo se quejaba del dolor de la pequeña torcedura, por fin comenzaron a analizar los temas pendientes sobre el estudio.

-Sabes... Kai... Lo siento por esto...

Murmuró el accidentado acercándose a él levemente cosa que el causante de la lesión no se percató cuando la mano accidentada se acercó a la suya, provocando casi un roce.

-¿Que bicho te pico para que hagas eso?

Inmediatamente el ojiazul quito su mano que tiene claro que sí se demora más terminaría aprisionada en la de Matias. Dejo los cuadernos de lados y tomando sus cosas se paró en el umbral del departamento.

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