Desamor-Tristeza

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Habían llegado al departamento los dos. Lucie estaba cansada y a leguas se podía ver que Kai también, lo cual no le culpa, ese día había sido cansador y no solo por el trabajo si no por las actividades que realizaron en conjunto.

—¿Quieres un té antes de dormir?— Musito Lucie.

Kai sonrió y negó llevando las manos a los pechos de Lucie, mientras esta revisaba el correo, sonrió cuando vio la factura de la computadora encima de la caja, no era correcto ya cuando ella había comprado una nueva pero qué más daba. Matías, se la había quedado debiendo.

— Yo quiero un poco de té y un buen baño... — Musitó ella recibiendo besos de su novio por todo su cuello. Él asintió nuevamente y Lucie siguió con su labor. Un paquete llamo su atención y frunció el ceño viendo el remitente, su padre enviaba para ella seguro otro regalo. Rodó los ojos y lo rompió para ver de qué se trataba. Una carta con otro sobre en blanco. Tal vez fotos o un portarretratos.

"Date cuenta de con quién sales en realidad"

8 simples palabras activaron su interés en el sobre blanco que se hallaba en sus manos, lo rompió no sin antes vigilar que Kai no llegue.

Una serie de fotos se podían apreciar desde distintas perspectivas. Kai completamente desnudo, junto a una chica. Estaba abrazado y sonriendo, las fotos tenían la fecha de cuándo las habían tomado y sintió su rostro arder, enfurecida. Dolida y completamente pasada por lo que veía. Lágrimas incontrolables salieron de sus ojos. Su corazón cayó en mil pedazos desperdigados en el suelo. Junto a su dignidad, sus ojos no paraban de ver las fotos una a una y las diferentes posiciones en que se encontraban, subió la mirada y se asomó para ver a Kai absorto en la cocina de todo esto. No podía... Lucie simplemente no podía con esto, dejo una de las fotos donde estaba lo demás y salió del departamento. Agradeció que las puertas abrieran de golpe y en vez de bajar hacia la calle subió hacia la azotea. No podía pensar en nada más que en las fotos que tenía en sus manos. Pensando si era verdad o mentira, si era un montaje o si Kai había estado jugando con ella todo este tiempo. Porque si era así no quería volver a verlo nunca más.

Kai se había mantenido en la cocina, preparando el té que ella tanto anhelaba, un poco de azúcar y te de hoja sobre la pequeña tetera que le trae recuerdos de su familia, cariñosa y pequeña. Pero cuando se giro se percató de que Lucie está completamente absorta a sus pensamiento o ideas, vio con algo de vehemencia en toda su concentración a su novia, la atención oculta en un documento que sus manos sostenían.

A lo que vino luego al muchacho en todos sus ámbitos lo sorprendió demasiado, Lucie no era de las que corre sin saber, y menos escapar de algo. Lo cual le da un indicio que lo que sus ojos han visto no son del todo agradable. Fue tras ella no consiguiendo a la primera dar con su paradero, así revisando rápidamente los rincones del amplio pasillo del piso 13, pensando que bajo por el ascensor hasta que escuchó como la puerta de emergencia que lo lleva a la azotea se mueve en un vaivén emitiendo un sonido agudo por la falta de manutención. Corrió como pocas veces hacia ese lugar o sonido, lleno de energía pero no positiva, Kai sospechaba de algo, y su corazón latía arduamente como pocas veces hace, como esta vez que se añade secretamente un miedo, de esa misma que no tiene idea de donde la saco, aunque siendo sincero no es algo de él, sino como ella le hace sentir y debido a eso es que sus piernas van en dirección a su novia, a su castaña, a la mujer que ama.

Llegó con algo de falta de aire cuando desde el umbral de la puerta, se recargó viéndola en la superficie mirando hacia la misma noche, la lejanía de ambos cuerpos, le daba miedo, ese mismo miedo que conoció cuando fue desechado y en la ocasión en que Mischa terminó yéndose. A diferencia que por la mujer que está en frente a dejado todo, y lo que no tuvo, también.

— ¿Lucie? — Agregó temeroso el muchacho sintiendo el frio colarse en su ropa pero quintándole toda importancia teniendo toda la atención en ella.

Lucie en cambio no podía verle a los ojos y decir que estaba todo bien, pero tampoco quería echarlo, no hasta saber lo que en realidad significaba todo esto. Se dio la vuelta lentamente viendo a Kai con su rostro descolocado, confundido y totalmente sorprendido. El rostro de él se puso borroso y no lo controlo mas, las lágrimas volvieron a bajar esta vez con más fuerza, la opresión en su pecho no la dejaba respirar y todo esto cada vez la hacía sentirse peor. Negó repetidas veces y le extendió el sobre a Kai con la mirada fija en el suelo.

— Hay algo que tienes que ver — Tratando de contener aquellas lagrimas pero en todo momento fue un fiasco.

Kai no comprendía que había ocurrido, el almuerzo fue tranquilo y el sexo uno de los mejores, pero aun así ella lloraba frente a él, y tomando en cuenta que sus ojos no podían verlo le dolía aún más, no sabía que había hecho mal, no tiene idea que así, y eso le genera impotencia, hasta que su respiración comenzó a alterarse. Avanzó hacia ella cuando en un momento lo llamó, pero ese llamado no le generó confianza, tuvo miedo, más aún cuando sus ojos no paraban de llorar, cuando ella sollozaba en silencio y no le permitía acercarse más de lo que sus manos tienen.

— Primero mírame... haz eso y juró que miraré lo que hay en tus manos... pero mírame Lucie, prometiste que siempre lo harías... por favor. — Rogó como en pocas veces había hecho pero con toda la sinceridad que mantiene con ella.

Ella subió la mirada sólo un momento, no era capaz de ver sus ojos por más de algunos segundos, le ardía por dentro, sentía el dolor de la ruptura, de darse cuenta de que las cosas no son como son, de que no sabes en qué momento fallaste. Dejo las fotos en su pecho sin importar si las sostenía o las dejaba, ya no importaba nada porque sus ojos se abrieron, entró porque no podía ver su rostro, no podía estar en el mismo lugar que el sin sentirse estúpidamente dolida, mal, completamente herida por las palabras que él decía, por como la trataba, se preguntó si todo fue tan falso, tanta devoción para simplemente dar sin recibir.

Las lágrimas no dejaban de salir de sus ojos, no quería estar ahí. No era la primera vez, que lo sentía pero era la más dolorosa, si corazón dolía como si fuera imposible sostenerlo y no dejar que callera, se tomó de la barra del elevador, viendo su reflejo, tenía el rímel corrido y los ojos hinchados, lo odiaba, odiaba sentirse así. Quería a su madre, quería un consejo pero no podía, entró al departamento cerrando con cuidado y encerrándose en la biblioteca, el único lugar que no olía a él, quería escapar de todo esto hasta poder entenderlo, actuar con la cabeza fría y no ser la dramática de la relación.

Kai había quedado completamente solo, y no solo físicamente si no también que aquella respiración o seguridad que le proporciona Lucie, se había ido.

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