Sin ti.

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Hemos nacidos solos, pero no por eso debemos seguir asi... Tenemos la oportunidad de encontrar a ese alguien pero a veces, la distancia nos tiende a separar, pero nos une el sentimiento que crece con mayor fuerza.

Sin nada mas que agregar.

Para y por ti.


Habían pasado solamente dos días, en donde con suerte se había levantado por algún tipo de alimento. Kai, se mantuvo acogido la primera noche en una de las tantas salas que se hallan dentro de su campus, al ser reconocido por el guardia, esa noche entro directamente a una que particularmente tiene calefacción.

En su mochila, la cual saco antes de irse del departamento de Lucie, portaba su cartera con algunos billetes que le servían para mantenerse así hasta el próximo pago, pero nada suficiente para alquilar una habitación, ya que sabe, conoce, y ha vivido años trabajando y estudiando.

Pero esa noche, esa primera noche pasó frio, y bastante, le costó conciliar el sueño cuestionándose que había hecho mal, que, si acaso ser feliz era algo malo, si acaso sería un sacrificio para aquel que lo anhela, al menos así lo sentía Kai.

La noche, para el ojiazul, demoro en irse, y aun más llegar el amanecer, sabiendo que en unas horas más estaría repleto de estudiantes mirándole con el ceño fruncido, es por eso por lo que antes que el sol acabara por encima de su cabeza, salió como si fuese un ladrón, o un intruso. Conociendo el camino de salida, tomó otro, y por el patio trasero, sabiendo que tendría que subir por gran pared, ayudada de un árbol, salió, sin antes de haber tirado su mochila hacia la salida para luego hacerlo él. Agradeciendo el estado físico, y también la fuerza de sus brazos los mismos que le ayudaron a escalar el árbol por las ramas y luego rogar a Dios que la caída no le trajera problemas o alguna incidencia.

Al cabo de unos minutos ya estaba caminando, con la mochila en su espalda, la casaca en su cuerpo, más un pañuelo que cubre su cuello evocando que lo había tejido su madre, pensando que sería bueno ir de nuevo a su lado, pero en ese entonces había sido otra conversación con ella.

—Solo serán unos años... Ya verás Kai que cuando todo acabe nos volveremos a ver...— Era la voz de su madre en los recuerdos de que hace años mantenía tan presentes.

—Lo sé... Solo... Mama son varios años, sabes que siempre te he tenido a mi lado

—...Y lo seguiré estando, no cambia el hecho que ahora vayas a la universidad, y seas un hombre... — En ese entonces, la despedida fue muy amarga, tanto que costaron veces para Kai adaptarse a vivir solo, sustentar su comida y aprender a manejar el dinero.


Al paso de los minutos y de los pasos que sus pies daban, siendo su mente y cabeza totalmente ajenos a lo que ocurre a su alrededor, estaba por el sector de donde trabaja, solo unas cuadras más y estaría dentro, con una sonrisa, con una máscara de las cuales muchos ya sabían ocupar, y el, había dejado de usar.

Ya son las 10:00 am, y es la hora que Kai entra a trabajar en la librería, pero aún seguía perdido en sus pensamientos, preguntándose si ella seguirá estando bien porque algo que se recalca en Lucie, es la fortaleza, pero en él, en el... Es débil. Sintiéndose como una lluvia de dolor, bajo un cielo gris sin sol y sobre todo con cada recuerdo roto percibiéndolo tan vivo como los labios de ella.

Hoy no estás..., pensó Kai evocando que solo hace unos días estaba brillando frente a él como el sol de una mañana, escondiéndose por estos días pensando que la probabilidad de volver es tan nula como sonreír ante la gente. El sonido de la campañilla lo despertó en su totalidad, indicándole que ya entro a la librería, sabiendo que el tercer personaje no se hallaría allí, por el rostro que le dio su jefa, más el mohín de sus labios, y un centenar de cajas apiladas a la derecha.

De inmediato, fue hasta el casillero del cual se mantuvo trabajando por unas semanas, dejando así su mochila y el móvil que le había obsequiado Lucie, sabiendo en todo momento que debe devolvérselo, pero a la vez, es que debe darle un tiempo, para que piense, aunque él no debe nada que pensar. Pasando la pechera por sus brazos acomodo su cabello cuando se miró en el espejo, queriendo una vez por todas, ser feliz, un simple deseo que no requiere dinero y menos salud, solo ser feliz, despertar con ella a su lado el resto de su vida, sonreírle y secar sus lágrimas, o simplemente esperar al termino de jornada bajo la lluvia y una sombrilla. Ser romántico y que sean románticos con él.

—Kai... Kai te estoy hablando...—Bufo su jefa la mujer de unos años crecidamente que él, con su distintiva, individual sonrisa y labios rojos.

— ¿Qué me decías?—Dijo excusándose ante el hecho que no se dio cuenta que ella llego a su lado.

—Las cajas... Te decía que debes desembalarlas, ha llegado más material del libro de tu novia... Como le ha ido a esa chiquilla...—Agregó tocándole el hombro y dejando pequeños golpes allí. —ende que vende... Deben estar felices los dos. — Añadió desapareciendo del campo visual de ojiazul.

Pensó en un momento cuando la conoció, aquella tarde en el café, donde se encontraron donde la vida los dejo en esa tarde helada, ella con su pedido, y el deleitándose por la mirada penetrante de Lucie, pero ella, jamás se enteró de aquello, y no lo hará, dado que son los pensamientos del hombre, la necesidad de una primera instancia. Siendo varias razones más de las cuales fue como fue en ese entonces.

Llegando inevitablemente a la pregunta del millón.

¿Si es un sueño o es real?

Un suspiro acabo saliendo de los labios del hombre cuando observaba inútilmente el pasar del resto de las personas evocando la promesa que se hizo, y la más importante no volverse a enamorar, pero ahí, trabajando, a metros del libro que escribió la persona quien más ama, aun así, aun después de todo, sentía que es un sueño hecho realidad, haber amado y ser amado, compartir una experiencia inigualable y a la vez, pensando, que todo había acabado, ella nació en un mundo acomodado y el jamás sería capaz de darle aquello.

El sonido de su móvil lo saco de ese ensueño, aunque él para ser franco, preferiría seguir soñando evocando cada momento con ella, y aún más cuando él estuvo allí diciéndose mutuamente por siempre y para siempre.

No le quedo más que atender, esbozando forzadamente una sonrisa, dándose cuenta de que sus pensamientos, lo llevaron hasta la noche, percatándose que ya iba tarde al campus, pero con ese ánimo no lo haría, no por hoy, tal vez un mañana o tal vez cuando se sienta mejor.

—Francisco...— Bufo Kai acercándose hasta los casilleros, sacando allí el perchero y su credencial que cuelga de su cuello, siendo le último que queda en esa instalación.

—Hermano... ¿Qué pasa con el tono? ¿Permanece todo bien? —Agregó de inmediato el hombre del otro lado del móvil, siendo un amigo muy cercano a Kai.

Que ganas no hubo para el pelinegro decirle que todo está bien, que ahora mismo interrumpió un beso con su amada, pero no es así, y tampoco iba a mentirle para sentirse bien, no lo hizo antes, y menos lo haría ahora.

—Lo estaba... pero ¿cuál es el motivo de tu llamada Fran? — Aclaro el ojiazul antes que acabara con otra pregunta y no pudiera escapar de esta.

—Oh, sí, para eso te llamaba... Pues veas que con la mama de Alí, seguimos fuera, y ella quiere que pases a ver el departamento... Que lo cuides. —Dijo Francisco.

Pensó, en ese entonces Kai, que tal vez no sería tan malo, verla de cerca y poder asegurarse que nada malo estuviese haciendo, de paso a la vez un lugar donde pasar lo días.
Así que tal respuesta no se hizo de esperar y el ojiazul acabo diciendo que si.

—Sabía que lo dirías... El conserje mantiene una copia de las llaves, el té las entregará.

—Está bien ¿Nos estamos viendo si?— Bufo Kai. —...Mándale saludos a la pequeña.

La llamada finalizó con un asentimiento mientras bajo el telón de la librería notando de reojo que es tarde y además que pocas almas ya se ven alrededor.
Para ser un día jueves, se notaba más tranquilo que lo normal, siendo un viernes chico, donde muchos salían en busca de quien sabe qué cosa.
Pasó, posteriormente, por una pequeño mercado que se mantenía abierto, comprando algo para beber, y no alcohol, sabe a la perfección que el dolor de cabeza al día siguiente será casi irreparable y de paso haría una que otra estupidez, que tal vez sea necesaria pero no tendrá como hacer frente a eso si es que llegase a ocupar.

El trayecto al edifico, luego de dos días, se sentía más que extraño, Kai, comenzó a sentir esa falta que Lucie solo supo provocar en él; un sentimiento que se cuestionó si es de verdad o solo será algo pasajero.


—Buenas noches vengo de parte De Francisco...— Musitó Kai acomodándose la mochila, sabiendo que su aspecto deja   más que decir, sobre todo en su melena desordenada y el bolso que lleva en su espalda.

— ¿Kai BlackBones?—Agrego Pedro, el conserje de noche del complejo.

—Sí, está en lo correcto, aquí tiene mi identificación...— Exclamó Kai buscando en los bolsillos internos de su cazadora la cartera, hallando en ella su identificación. —... Aquí está. —Agregó dejándola sobre el mesón, mientras el conserje la estudio y posteriormente asintió, entregándosela nuevamente junto a las llaves del departamento que solicito bajo el nombre de Francisco.

Por lo tanto, comenzó a subir por el ascensor llegando a pensar que la bipolaridad tendría que ser diagnosticada en el, por querer hallarse con Lucie, pero a la vez no tener idea de que decirle, ya que conociéndose en el ámbito del amor, diría alguna cursilería, o algo muy tonto para espantarla o simplemente recibir una abofeteada en su mejilla.
Aunque las ganas están demás, anhela sus labios, aquellos que se fundió muchas noches, y mañanas, donde ellos sonreirá, y sus lenguas hablaban por si solas.

Extraña eso, y mucho más.

Terminó, entonces ingresando al departamento, evocando el hecho que la ayudo, únicamente para que el padre de Ali, quisiera golpear a la madre de esta, dado que la había visto ese tiempo con su amigo.
Aquel recuerdo, aunque fuese crudo, le gusto, ya que esa noche, la pequeña se quedo con ellos, entre Kai y Lucie, luego de comer un helado y pasar una agradable tarde, como si fuesen una familia.

Conocía, vagamente el departamento, pero al ver las habitación no se sintió cómodo, siendo así que cambio de dirección sin antes de acercarse al ventanal, abriendo sigilosamente las cortinas, dejando que el aire frio de la noche, ventilara el salón, encendiendo de paso unas luces, bajas, pero las encendió con la intención de no sentirse más solo de lo que siente, pero ¿a quién va engañar? Está solo, más que solo, sino desesperado por correr a los brazos y decirle la falta que le hace, las ganas de volver a hacerla suya.

El reloj de la pared, marcaba las 23:47 minutos, teniendo en cuenta que a esa hora, el día de mañana, tendría que asistir a la cena que quedo con la cita que aun mantiene en intriga y que aun mas no sabe de quién se trata, además de ocultárselo a Lucie, todo por el dinero, y poder salir tranquilamente con ella. Claro que esa fue la idea de hace unos días, que por ahora no es la misma, pero de que asistía, lo va a hacer, con la diferencia a las veces anteriores, no acabaría en la cama de su dueña por esa noche porque su dueña tiene nombre y ella es Lucie Montgomery.

Así que sin más rumbo, se acostó en el sofá, dejando sus  botines a un costado, mientras su cuerpo es arropado bajo una manta que cubre en su mayoría, y como si fuese un niño dejo que sus brazos abrazaran su cuerpo, siendo la primera vez que tiene miedo de dormir solo, dormir sin ella, su Lucie.

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