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- Lynn, despierta, tenemos que irnos.

- ¿Qué hora es?

- Las seis, siento despertarte tan temprano... pero tenemos que irnos.

- ¿Por qué?... - bostezó, todavía le dolía la cabeza, se puso de pie pero enseguida perdió el equilibrio, por suerte Jungkook lo sujetó a tiempo.

- Luego te explico - dijo mirando hacia la puerta.

Mientras Jungkook recogía sus cosas, ella estaba callada, estaba preocupada.

- Sé que e repentino, pero no quiero que te pase nada - tosió - por eso tenemos que irnos.

- ¿De qué... estás hablando? - '¿Está pensando en lo mismo que yo...? No puede ser, solo ha pasado una noche, no puede haberlo descubierto.

- ¿Estás bien? - lucía cansado. La miró sorprendido.

- ¿Desde cuándo te preocupas por mí? - bromeó.

- Oye-

- Era broma - dijo sonriente - vayámonos.

De hecho, él se quedó toda la noche despierto, algo le decía que no podía dormir y dejarla ni siquiera por unos segundos, raro, ¿verdad? No tiene por qué hacerlo pero no lo puede evitar.

En cuanto salieron de la habitación se encontraron con él.

- Esto... - pronunció Jungkook.

La vista de él se fijó en ellos dos. Jungkook rodeaba el hombro de ella con su brazo derecho.

Por supuesto, les miró mal.

En cuanto a ella, no se podría describir el miedo que sentía en aquel momento.

- A dónde vas - preguntó directo.

- Estoy cumpliendo con mi promesa.

Fijó su mirada en su mochila de viaje - eso no es lo que me parece a mí.

- Vamos - susurró a Lynn.

Ambos lo sabía, tanto a Jungkook como su padre sabían adónde quería llevarla.

Él no quería discutir con su padre, pero tampoco entendía el motivo de su enfado, ¿acaso no puede ayudar a su amiga?

- Tendrás tu castigo - dijo antes de que ellos cerraran la puerta, él se estremeció, nunca fue tan... serio con él.

- Jungkook...

- Tranquila, quiero llevarte a descansar.

- ¿Qué? Puedo irme a casa sola - temblaba, no porque estaba enferma, sino por otra cosa.

- ¿Y ese cambio de humor? - preguntó dándose la vuelta.

Se apartó de él. Sintió miedo.

- M-me voy, gracias por todo.

- ¿Qué...? Lynn no puedes, estás mala - iba a detenerla.

- ¡No me toques! - el miedo crecía y se notaba en sus ojos - e-es mi último aviso, desaparece de mis ojos... - sentía que las energías la abandonaban.

- Lynn no puedes ir sola-

- ¡No quiero morir! - chilló.

Lo dijo, respiraba agitadamente, posicionó la mano en el pecho pidiendo a su corazón que calmara.

'¿Qué he hecho...?', miró hacia la casa de él, 'no porfavor...', se llevó las manos tapando su boca. Echó a correr lo más rápido que pudo.

SecretDonde viven las historias. Descúbrelo ahora