s e c h s

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Eran las 10:35 am cuando decidí por fin salir de mi apartamento. La necesidad de ir a visitar a mis padres era bastante fuerte, no los había visto en toda la semana. En estos dos meses que venía viviendo en mi pequeño apartamento, mi madre empezó a llamarme al mediodía todos los días. Ella me extrañaba y supongo que papá también lo hacía, solo que él no es de muchas palabras -además que apenas sabe usar un teléfono-. Pulsé el botón del ascensor, no me sentía de mucho ánimo de bajar las escaleras y estaba segurísima que me tropezaría si lo intentara.

— ¡Oh! ¡Hola, MinSoo! —me vi obligada a voltear la vista para ver quién me llamaba. Efectivamente, mi vecina -la señora Shin- estaba allí con su pequeño hijo de cinco años.
Sonreí y saludé bajando un poco la cabeza.

— Buenos días, señora Shin —bajé la vista al pequeño—. Hola MyungWoo.

MyungWoo me saludó con la mano y regaló una hermosa sonrisa mostrando parte de sus encías— ¡Hola, noona!

— MinSoo, ¿podrías hacerme un favor? —la señora Shin juntó sus manos en forma de ruego dejando al pequeño MyungWoo. Claramente asentí con la cabeza— ¿podrías acompañar a MyungWoo abajo? Su primo lo está esperando.

— Sí, claro —sonreí al ver la alegría de la señora Shin. Le explicó a MyungWoo que yo lo llevaría, luego se despidió de nosotros para finalmente volver a su apartamento. Tomé la mano de MyungWoo y bajé con él mientras cantaba una canción de su preescolar. Cruzamos el sendero cubierto de baldosas con aquel juego de no pisar las lineas. Salimos del edificio y busqué al primo de MyungWoo con la mirada.

Mi calle estaba desierta, a excepción de un chico pelinegro que estaba recostado contra un poste de luz. No podía verle la cara, estaba en dirección a la pista y me iba a ser imposible mirarlo a menos que él voltee.

— ¿Hyung? —MyungWoo sonrió mientras se soltaba de mi agarre para acercarse al desconocido. Intenté detenerlo para evitar que pasara algún accidente, pero me fue inevitable.

MyungWoo tomó la mano del pelinegro mientras este volteaba con curiosidad. Ahí fue cuando pude ver su rostro, su sonrisa no era como las que me dedicaba en el autoservicio; está mostraba parte de sus encías mientras que sus ojos se hacían cada vez más pequeños.

— ¿YoonGi? —murmuré acercándome.

— ¿MinSoo? —él levantó a MyungWoo entre sus brazos. Su sonrisa dejo de crecer, más bien empezó a desaparecer hasta volver a su expresión habitual.

— ¿Qué haces aquí? —pregunté deteniéndome a casi un metro de distancia de él— ¿Me estás siguiendo?

— No vengo por ti —con un movimiento seco de cabeza apartó los mechones negros que resbalaban por su frente—, ni siquiera sabía que estabas aquí ¿Qué haces tú en este lugar?

— Aquí vivo —señalé el edificio con desgano— ¿Eres primo de MyungWoo?

— Algo así —YoonGi miró al pequeño, quien miraba el pelo de el mayor intentando arreglarlo—, ¿se ve cómo te imaginaste?

— ¿Qué cosa?

— Mi cabello —rodó los ojos. Era verdad, no me había percatado que se había teñido, la sorpresa de verlo en mí misma calle había sido mayor. Llevé mis manos a mis mejillas mientras inspeccionaba su rostro.

— El cabello rubio te hacía lucir enfermo —asentí.

— Gracias —su voz ronca se notó extremadamente sarcástica.

No había visto a YoonGi desde el sábado, y era lunes por la mañana en aquel momento, para ser precisos, no lo había visto desde que J-hope -era así como se llamaba el chico pelinaranja- había ido al autoservicio, terminé echándolos del lugar; ya era tarde y necesitaba cerrar.

— Bueno, yo tengo que irme —murmuré.

— ¿Quieres comer un helado? —MyungWoo me preguntó con una sonrisa.

— No, muchas gracias —susurré antes de despedirme con la mano de él y de YoonGi con un movimiento de cabeza.

Salí corriendo de ahí para dirigirme a la parada de autobús y tomar el indicado para llegar a casa de mis padres. Era bastante complejo que YoonGi estuviera situado tan cerca de mi entorno. Quizá era por eso que la primera vez que fue al autoservicio me pareció familiar; quizá lo había visto en una de sus visitas a MyungWoo. Quizá, pero solo quizá, el ya hubiera planeado la visita a mi lugar de trabajo. Sonaba algo descabellado pero no debía de descartar las posibilidades, ¿o sí?

My Laws → Suga - BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora