Estaba realmente estresada por culpa de YoonGi, ese idiota había escondido mi libreta donde había anotado la dirección en donde estaban mis padres.
Su irónica risa lleno mi casa haciéndome perder la cordura— ¡Idiota!
— ¿Me vas a decir por qué es tan importante esa dirección? —cuestionó por milésima vez.
— Es la dirección donde están mis padres —contesté harta—. Te lo he dicho un millón de veces.
— Dale —dijo él y sacó el papel de su bolsillo dejándolo caer en el suelo—. Corre, ve a la casa de tu infancia de la cual no te acuerdas la dirección.
Se cruzó de brazos y miró la pared con apatía, estaba enojado. Recogí el papel e, intentando tranquilizarme, me acerqué a él.
— ¿Por qué te molestas? —intenté captar su atención pero él siguió con su indiferencia.
— No es posible que no sepas la dirección de tus padres —por una fracción de segundo posó su mirada en mí, aunque no pasó mucho hasta que la retiró.
— Mis padres están en una casa de unos amigos que acaban de llegar de América —dudosa, acaricié su hombro intentando sosegarlo.
Su expresión pareció relajarse al escuchar mi explicación, con un suspiro aclaró su garganta apartando mis dedos de su cuerpo.
— ¿Te puedo llevar?
Asentí. De todas formas, se la debía.
La noche anterior, Roshi habia conducido por una farmacia, una veterinaria y un autoservicio; habíamos encontrado un animalito herido. Por lo cual, de cierto modo, le debía un favor a Yoongi.
Me había justificado con que el gato que había encontrado era tan adorable y tierno, además ¿qué clase de desalmado corazón podría haber dejado morir a un animal?
Agité mi cabeza para despejar todos los recuerdos y volver a la realidad.
— Vamos, no quiero llegar tarde —tomé su mano para apresurar nuestra ida.
🎀
Gracias por leerme
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
