f ü n f

12.2K 1.3K 85
                                    

Sábado por la noche y yo volvía estar sola en mi turno del autoservicio. TaeHyung había ido al funeral de una de sus tías y se había pedido la noche libre, dejándome abandonada nuevamente.

Movía con impaciencia mi dedo índice dando golpecitos contra el mostrador. Mi mano izquierda sostenía mi cabeza con mi mejilla de base, mientras que mi codo del mismo lado resistía contra el mostrador. Estaba aburrida y solo me quedaba esperar a que YoonGi llegara. Esperaba que no se demorara, estaba acostumbrada a su compañía.

— Hola —este saludo fue acompañado de la campana electrónica. YoonGi apareció con su melena rubia algo húmeda; seguro seguro se habría bañado.

— ¿Vas a comprar algo? —pregunté sin moverme de mi posición cansada.

— ¡Que va! —exclamó con la comisura derecha de su labio. No sabía si lo decía sarcásticamente o algo así, no soy realmente muy objetiva con ese tipo de tono. Pude percatarme que YoonGi estaba empezando a mirar alrededor buscando, inspeccionando a fondo con solo mirar. El silencio reinó por algunos segundos.

— ¿Y tu compañero? —se acercó lo suficiente para poder dar un leve salto y sentarse en la misma superficie en la que estaba apoyada. Esto hizo que instintivamente mí me pusiera recta; recostada en el espaldar de la silla.

— Está en un compromiso —contesté—. YoonGi-ah he-.

Él me interrumpió por su leve risa, que no duró más de unos segundos.

Alcé una ceja para darle a entender la interrogante que había obtenido en aquel momento— ¿Qué sucede?

— Nada —negó con la cabeza con aquella palabra tan seca.

La fragancia de YoonGi volvió a asaltar mi nariz con brusquedad. Sabía que su aroma era varonil, pero nunca me había detenido a analizarlo. No sabía exactamente a que olía, pero tenía algún dejo a café, quizá era porque él tomaba mucho de la bebida mencionada.

— ¿Debería cambiarme el color de cabello? —preguntó inesperadamente. Alcé mi vista a su frente notando cómo jugaba con sus mechones rubios con apatía—. Lo he llevado rubio por bastante tiempo.

Ladeé la cabeza inspeccionando sus lindas facciones, sus delgados labios estaban levemente fruncidos, su piel de porcelana era encautivante y sus dedos largos seguían retorciéndose entre su pelo.

— Tu piel es muy blanca. Quizá un color oscuro sea de tu agrado—entrecerré los ojos para observarlo un poco mejor—. Creo que el negro te iría bien.

Estaba segura que YoonGi estaba a punto de soltar algo monosílabo o cortante. Sin embargo, el sonido de la campana electrónica captó mi atención. La figura que se alzaba en el umbral de la puerta era más alto que YoonGi, su cabello naranja era llamativo, sus ojos oscuros eran bastante bonitos, su nariz peculiar encajaba perfectamente con sus demás facciones y sus prendas oscuras eran las menos llamativas en aquel muchacho.

— Aquí estás —habló el desconocido caminando presuroso hacia nosotros. En especial observaba a YoonGi.

— ¿Que pasa? —contestó mi acompañante.

— ¿Para que crees que vine a un autoservicio? —su vista se enfocó en mi y me dedicó una cálida sonrisa. Ladeó su cabeza y me guiñó un ojo amigablemente— ¿Podrías pasarme una caja de cigarrillos, MinSoo?

No entendía por qué ahora todos solían saber mi nombre. Estaba segurísima que jamás había visto a aquel pelinaranja en mi plena pero corta vida.

— Dale los que siempre te pido —incluyó YoonGi.

Asentí lentamente mientras me daba una vuelta junto con la silla para abrir el cajón y sacar los cigarros más baratos que solía darle a YoonGi. La tiré sobre el mostrador y suspiré.

— Gracias —murmuró antes de que aquel extraño me dedicara una sonrisa que me resultaba relativamente cálida.

YoonGi estaba empezando a crear pequeños cambios en mi vida, tales como conocer personas nuevas. No me agradaba mucho la idea, pero era lo que venía y lo que se recibe se acepta con gusto.

My Laws → Suga - BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora