Capitulo 5

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*6 meses después*

Una vez pasados los meses de malestar Regina empezó a sentirse mejor y comenzó la búsqueda de casas. Contactaron a una inmobiliaria que les asignó a una mujer que los ayudaría. Hoy debían conocerla pero Regina no se sentía muy bien, así que su marido pactó un encuentro es su casa, para acordar los valores que iban a manejar y las zonas, antes de empezar a visitar propiedades.

Diez minutos después de la hora pactada el timbre sonó. Robin apareció un momento más tarde con una mujer esbelta. Su cabello rubio y rizado en las puntas llegaba a la mitad de su espalda. Un par de zapatos de taco alto y fino marcaban sus pantorrillas descubiertas. Su vestido negro marcaba cada una de sus curvas. Cuando su marido, amablemente, le ofreció colgar su abrigo, Regina no pudo quitar la vista del escote que marcaba la prenda, perfectamente pronunciado y levantado, por lo que imaginaba, un corpiño delicado de encaje negro. La imagen pasó por su mente un segundo y se ruborizó. Que clase de pensamientos eran esos? Pero su debate interior se vio interrumpido cuando sintió un par de ojos verde azulados que se encontraban con los suyos. No pudo evitar sentir como su rostro se ruborizaba al máximo al darse cuenta que había sido atrapada con la mirada clavada en el escote de la otra mujer. Subió la vista hasta encontrar los hermosos ojos otra vez. Hermosos? MAL. Era un mal pensamiento.

La mujer parecía no estar molesta. Al contrario, con una sonrisa de costado mordió su labio inferior, miró su propio escote y volvió la vista a Regina que, con la boca abierta y aún en shock, no podía quitar la vista de los labios de la rubia. Mal. La morena sacudió la cabeza, despejando las ideas, intentando recuperarse y tratando de volver a empezar, para saludar a la mujer que se acercaba a ella. "Hola mi nombre es Emma Swan" dijo acercándose. "Mucho gusto, mi nombre es Regina Mills, eh Locksley", respondió mientras se maldecía por dentro por el error y trataba de disimular sus nervios. Pero nada en el mundo podía haberla preparado para lo que siguió a continuación. La rubia se acercó, pero en vez de darle un saludo formal con la mano, se inclinó, le dio un beso en la mejilla y le susurró "el gusto es mío". Un escalofrío recorrió la espalda de Regina, seguido por un calor que se situó en un lugar incorrecto. Mal. Mal. MAL.

La charla fue demasiado larga para Regina, que evitó en todo momento cruzar miradas con la mujer delante suyo. Aunque en un momento pudo ver como su marido parecía perder de vista los ojos de la rubia para fijarla en su figura. Inmediatamente quiso ver la reacción de Emma. Y enorme fue su sorpresa al ver sus ojos claros mirar con desagrado a Robin, para luego encontrarse con los suyos y sonreír.

La entrevista terminó unas horas después, Regina se sintió aliviada al volver a la paz de no tener que cruzar miradas con la hermosa mujer. Pero pronto volvió a sentir temor al pensar que tendría que verla otra y otra vez hasta encontrar una casa.

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