Cada noche de viernes era igual. Emma se encontraba con su amigo Killian en el bar a las 23 hs para contarse todo lo de la semana. Después de ponerse al día iban al club a bailar y conseguir sus presas semanales. Jamás rompían las reglas puestas por ellos mismos: Nadie se iba antes de las 2 am. No más de una persona. Y nunca repetían a sus acompañantes. Cuando en el lugar las personas se empezaban a repetir cambiaban de club. Por suerte para ellos la ciudad estaba llena de clubes gay. Porque claro, Killian jamás se iba con una mujer y Emma nunca se había ido con un hombre.
Esa noche estaban en la barra, sin ánimos de encontrar "presa" y dispuestos a cambiar de lugar, hasta que un joven alto, de cabello largo y graso, con la ropa desalineada se acercó a ellos. Aclaró su garganta para llamar la atención de ambos, que estaban muy concentrados jugando a tirarse las cerezas de sus tragos y atraparlas con la boca, pero no tuvo respuesta. Ansioso, tomó a la rubia por la cintura y le dijo al oído "Vayámonos de acá". Emma hizo sólo un gesto a su amigo. Las palabras sobraban. Killian en un solo movimiento se levantó, tomo a su amiga de la muñeca y la colocó detrás de él, posicionándose entre ella y el extraño. "Creo que no te diste cuenta que está conmigo" dijo en su tono más masculino. Emma sabía lo que venía a continuación. Él la giró, la tomó entre sus brazos y la besó. El sujeto frente a ellos se retiró sin decir más. Cuando estuvo fuera de vista ambos se separaron y estallaron en risas.
Unos minutos después Emma sintió una mirada penetrante sobre ella. Con disimulo giró hacia su derecha y en las mesas que se encontraban al otro lado de la pista vio a una morocha que con una mueca llamó su atención. La rubia miró hacia los costados, le encantaba jugar a hacerse la desentendida. La morocha la miró fijo y cuando Emma se apuntó al pecho con el dedo índice y una mirada "inocente" como preguntando si era a ella a quien miraba, ésta se mordió el labio y asintió, jugando con un mechón de pelo entre sus dedos. La rubia tomó su abrigo, su cartera y miró la hora en su celular: 3 am. Perfecto. Sumirada encontró la de Killian, que hablaba con un joven rubio. Conectaron pensamientos, se guiñaron el ojo y emprendió camino hacia la mesa.
"Pensé que nunca ibas a mirar. Después de tu acto con tu falso novio de ojos delineados" soltó la morocha casualmente cuando Emma se acercó. "Mmmm. Directa. Me encanta. Emma" le susurró mientras se inclinaba, dejando un beso en la unión entre la mejilla y el oído de la joven, que no pudo ocultar el escalofrío que recorrió su cuerpo ante esa acción. Cuando apretó los brazos juntos su escote pareció explotar ante los ojos de la rubia, que no apartó la mirada, ésta era su debilidad. Y luego de escuchar "Soy Ruby" de los labios de la morocha conectaron sus miradas. Sus ojos eran claros como los de Emma, sus pupilas estaban dilatadas, tal como creía que se veían las suyas, bajó la vista a sus labios y los conectó pasionalmente. Después de un minuto se separaron en busca de aire y con un simple "Vayámonos de acá", dejaron el club.
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Prohibido
FanfictionEmma y Regina. Vidas completamente diferentes. Mundos totalmente opuestos. La vida las cruza por casualidad. Lo que sucede después no es precisamente lo correcto. Por eso deben poner un freno a lo que sienten. Cuanto pueden hacer por lo que les pasa...