Capitulo 22

789 88 1
                                    

"Emma despertate, tenemos que ir a la casa de Regina. Algo pasa". La rubia no entendía nada, pero ante el nombre de la morena y la expresión de su amigo, no dudó en correr hacia el auto. En el camino Killian le explicó que quiso hablar con Regina para decirle que no tuviera miedo y ayudar a su amiga. Pero que el que atendió fue Henry y se notaba el miedo en su voz.
Cuando llegaron a la puerta de la casa vieron estacionado un auto de la policía. El corazón de Emma dejó de latir por un segundo hasta que vio a Regina salir con sus pequeños. El alma le volvió a cuerpo y corrió hacia ella. La morena no entendía que pasaba. " Emma que haces acá?" Preguntó con sorpresa. La rubia sintió su corazón partirse al verla. Tenía los ojos hinchados y colorados de llorar, el maquillaje corrido y no podía calmar a Ava. Sin pensarlo dos veces extendió sus brazos y tomó a la pequeña, acunandola, que inmediatamente se calmó, ante la mirada sorprendida de su madre, de Killian y hasta de la misma rubia, que jamás la había alzado aún. "Regina querés que te llevemos a..." Killian comenzó a hablar cuando Robin salió de la casa. "Amor vení adentro conmigo", se acercó a su mujer y fue a tocarla, pero esta se corrió antes de que lo haga. Se agachó a la altura de Henry y le dijo dulcemente "Por que no vas a buscar tu mochila con tu cepillo y unos juguetes? Vamos con la tía Zelena". El pequeño corrió hacia adentro. La tensión era mucha fuera de la casa. Los policías hablaron con Regina y se retiraron. "Emma podrías llevarme a casa de mi hermana por favor?" "Por supuesto. Voy a buscar a Henry y tus cosas", le dedicó una mirada asesina a Robin y una cómplice a su amigo para que no se aleje de la morena. "Amor, yo..." intentó Robin levantando la mano para acariciarla, pero ella casi instintivamente se corrió hacia atrás. Killian reaccionó al instante colocándose en medio de los dos. "Creo que por hoy ya es suficiente amigo, dejala" le dijo, firme. Después de unos segundos de mirarse fijo Robin se alejó. Emma salió de la casa con el bolso de Ava, otro con ropa y cosas de Regina y la pequeña aún en brazos, Henry pegado a ella. "Vamos" dijo, le dió las llaves a su amigo, se sentó con la bebé en el asiento de atrás mientras la morena hizo lo mismo con Henry. "A casa" dijo la rubia cuando arrancó el auto. La mujer a su lado la miró y no dijo nada. No tenía la fuerza suficiente para discutir y Emma parecía tan tranquila con su pequeña en brazos que no quiso arruinar el momento. Sólo acunó a su príncipe hasta que se durmió.
Por el espejo retrovisor Killian buscaba la mirada de su amiga, hasta que la encontró, le hizo un gesto indicándole que mirara el brazo de la morena y Emma sintió una oleada de ira que jamás había sentido antes al ver la delicada piel de esa hermosa mujer marcada como si aún la mano de su animal marido la estuviera apretando. Cerró los ojos y respiró profundamente hasta sentir una mano sobre su brazo que iba desde el codo hasta el hombro y le daba un ligero apretón. Se relajó un momento, abrió los ojos y se encontró con la mirada color chocolate que tanto podía volverla débil.

ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora