Capitulo 20

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"Se desde mis 13 años que me gustan las mujeres, jamás tuve un novio. Sólo tuve una relación seria a los 18 que duró dos años, me lastimó y jure que jamás volvería a dejar entrar a alguien así a mi vida. Y así me mantuve, saliendo de fiesta cada viernes, eligiendo una mujer diferente cada vez. Sin ningún compromiso, sin una cita, un teléfono, una segunda vez. Hasta que un día conocí a esta morocha. Ella es casada, tiene dos hermosos hijos. No hizo nada, pero se ganó el lugar que prometí no darle a nadie más. Y ahora se que no puedo romper una familia, porque jamás podría lastimar a su apuesto príncipe o a su pequeña bebé. Pero desde que la ví llorar en mi falda hasta dormirse no puedo pensar en otra cosa que en verla feliz, en hacerla dormir cada noche junto a mi, acariciando su perfecto y perfumado cabello. En poder tomarle la mano, llevarla al cine y estar ahí para ella, siempre".
Regina no podía controlar sus lágrimas. Jamás le habían dicho algo semejante. Ni Robin. Nadie. "No llores por favor, no quise que nada de esto pase. Prometo no hacer nada. Jamás vas a saber de mí. Voy a-" "Shh. Es mi turno de hablar" dijo poniendo un dedo sobre los cálidos labios de Emma. Movió la mano a la mejilla, corrió un mechón rubio detrás de la oreja y volvió a acariciarla. "Nada de lo que hiciste está mal. Deja de pedir perdón. Desde el día en que entraste a mi casa supe que no eras alguien más. A los 16 mi mamá encontró una carta de amor de mi mejor amiga. Llevábamos 2 meses viéndonos a escondidas. Y nunca lo aceptó. Habló con sus padres y jamás la volví a ver. Mi madre se encargó de demostrarme que eso era algo 'anormal' así que nunca vi a una mujer de esa forma otra vez. Hasta que una rubia provocadora se presentó en mi casa mordiendo su labio y me hizo caer. Y como si eso fuera poco se preocupó por mi, por mi hijo y me dio una declaración de amor que jamás imaginé escuchar. Solo me arrepiento de algo..." Emma pasó de la emoción al miedo en un segundo. "Que?" preguntó esperando la peor de las respuestas. "Que nuestro primer beso haya sido frente a una rubia tonta en un club" contestó la morena, Emma sonrió, la felicidad que sentía en ese momento no se comparaba con nada de lo que hubiera podido sentir antes. "No esperaba eso" dijo. Y tomó la mano de Regina entre la suya. Se sentía tan bien, como si perteneciera a ese lugar. "Y bien? No va a haber otro falso primer beso?" preguntó impaciente Regina. La rubia la tomó con todo el amor que sentía entre sus brazos y la besó. Y todo alrededor desapareció en ese momento. Sólo eran Emma y Regina. Regina y Emma. Fundidas en un beso único. Aferradas como si fuera la última vez que se verían. Como si al terminar el momento volvieran a la realidad.

Y así fue, la realidad las despertó con un llamado de Zelena...

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