Me quede ahí contemplando el rostro de él.
- Como rayos me encontraste, fui muy cuidadosa. - pateé una piedra que estaba cerca.
- Al parecer señorita, no fue muy cuidadosa, porque escuche todo el ruido que hizo antes de irse. - James se acercó más a mí, poniéndome su brazo en los hombros. - Yo te acompañaré para cuidarte.
Le pellizque el brazo para que me soltara pero solo conseguí que se riera.
- No quería qué me acompañarás. - le dije mientras caminábamos. - es peligroso.
- Por eso es que iré contigo, ya deberías de saber que tú no puedes ir sola por las calles. - miro el cielo estrellado.
Esto claramente era obra de la magia, creaba una ilusión de un cielo nocturno cuando aún era de día, maravilloso.
Sin que se diera cuenta, pude notar sus ojos brillando, sus labios bien definidos, me dieron ganas...
Deje a un lado mis instintos, a como estaba mi vida ahora, algo así solo me traería problemas.- ¿Estuviste en el mismo autobús que yo? - le pregunté.
Pero tendría que haberlo visto y no fue así. Tal vez se me pasa desapercibido.
- No, tengo mejores maneras para viajar, además, no podría soportar estar tan cerca de humanos. - cerro los ojos por un momento que me pareció eterno, como si hubiera recordado algo.
- Es mejor que esperes a fuera, no creo que la persona que busco me diga algo si te ve.
— Tienes razón, pero si hay problemas grita.
Asentí.
Pude ver el letrero de la tienda, era viejo y de colores oscuros, cualquiera podría pasar y no darse cuenta de la clase de tienda que era.
Suspire, aquí vamos otra vez, a confiar en alguien que puede traicionarte.
La puerta se abrió sola, retrocedí un paso por inercia, aún no me acostumbraba a este tipo de cosas extrañas.
— Ya vuelvo. — entré teniendo cuidado de no caerme. Estaba bastante oscuro.
Olía a tierra y hierbas, se escuchaba un chirrido espantoso, suponía que alguien estaba cerca esperando a que hablara.
Si esto es una trampa, no estaba preparada para defenderme, una simple daga no me serviría de mucho.
Poco a poco la oscuridad se fue disipando, y la luz comenzaba a reinar.
Caí al suelo de un susto, una vieja tenía su cara justo frente a la mía, no grite porque el aire se quedo atascado en mis pulmones.
Toque mi pecho para sentir los latidos de mi corazón descontrolado, yo era una persona bastante fuerte, otros hubieran muerto o de pérdida su hubieran hecho pipí.
— Niña ten cuidado, me pudiste provocar un infarto. — la anciana se movió lentamente hacia un caldero que estaba en el centro de la habitación.
Flotaba pero aún así estaba hirviendo como si estuviera al fuego vivo.
— ¿Por qué tiene las luces apagadas?— pregunté mientras me ponía de pie.
No me acercaría hasta conocer sus intenciones.
— Es mejor estar en el territorio del enemigo, así conocerás sus movimientos, en cambio si estas del otro lado te atacarán por sorpresa. — arrojó unas ramas, murmuró unas cosas que no entendí.
— Pero no es peligroso, no sabe hacia donde va.
— Tampoco lo sabes en un lugar que ves, todos nos hemos golpeado con un objeto y eso que podemos verlo.
La tienda no tenia nada del otro mundo, solo puras botellas y artefactos raros.
— Supongo que tiene razón, eso me servirá. — una extraña caja me llamó la atención.
Sentía deseos de tocarla y abrirla. Mi mano se movió sola, directo a la caja. Un hormigueo comenzó en mis dedos y luego se extendió por mi brazo.
La anciana apareció frente a mi justo a tiempo para quitarme la caja.
— Si lo tocas te mueres. — se la llevó con ella, otra vez a la caldera.
— Y no pudo decirme que si lo toco tendré que pagar u otra cosa. — busque en mi bolsa la daga, rosé con la punta de mis dedos el frío metal.
— Niña, lo digo por tu bien, aún no estas lista para abrirla. Pero mi trabajo es ayudarte. — con un movimiento de dedos, dos sillas aparecieron cerca de la chimenea. — ven y toma asiento, hay mucho de que hablar.
Dudosa caminé hasta ella, nunca pensé que todos mis esperanzas estuvieran depositadas en una desconocida.
— Yo la vi en un sueño. — le dije dejando los rodeos para después.
Sonrió y asintió.
— Lo sé, yo me presente, pero quería ver que tan lista eras, si estas aquí quiere decir que entendiste el mensaje. — pase saliva, creí que me ahogaría.
— ¿Qué quiere de mí? — pregunté.
No mi alma, otros ya le ganaron el lugar, tendrá que hacer fila.
— La pregunta es al revés, ¿qué quieres tu de mi? Digamos qué soy tu genio. — mojé mis labios ya estaban secos de tantos sustos y preocupaciones.
— Necesito que me ayude a salvar mi alma y quitar la parte de otra que no me pertenece.
— Esperaba que dijeras eso, la respuesta querida no te gustara, pero es necesario que lo sepas de una sola vez. — en el fondo podía intuir que es lo que me iba a decir.
Desee con todas mis fuerzas que estuviera equivocada.
— Solo digame, ya no sé que más hacer o a quien pedirle ayuda. — supliqué.
Vi como se retorció en la silla, esto era tan incomodo para ella como lo es para mi.
— Todo tu sufrimiento se acabará, cuando por fin tu dejes el mundo de los vivos.
Cerré los ojos evitando soltar lágrimas pero fue inútil, una sola logro escapar.
— ¿Por qué? — tanto que saber y tan poco tiempo.
— Una persona que estaba destinada a morir no debería estar aquí, no tiene un destino que seguir. Puedo ayudar a salvar el alma de la chica y tuya, pero es tu decisión.
Nada me queda en este mundo, tan fácil seria decirle que aceptaba, pero algo me detenía.
El rostro de James viendo al cielo me trajo un sentimiento de felicidad.
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La muerte es algo inevitable, y para dos de estos personajes su fin esta cerca.
¿Quiénes creen que morirán?
Recuerden que los demonios también pueden morir, con el simple hecho de ya no existir.
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El Libro Negro ( #CarrotAwards2016)
ParanormalLa muerte trae consigo un cántico misterioso, acorta la respiración con cada paso, si prestas la debida atención puedes saber cuando te esta observando. El libro negro es una historia de suspenso y terror. Relata la historia de una chica que tiene...