A Harry le gustaba su nueva vida. No ser conocido como el Niño-que-vivió le dejaba las cosas más fáciles, nadie esperaba nada de él y era visto como el chico amable que siempre quiso ser.
Tal vez no tenía a Hermione, Ron, Neville, Ginny, Luna o a los gemelos, pero tenía a Tom y eso valía más. Ahora también tenía amigos, la mayoría estaban en Ravenclaw y otros en Hufflepuff, pero se llevaban bien.
Admitía que también extrañaba sus cosas, el mapa, la capa de invisibilidad y hasta el álbum de fotos que Hagrid le había regalado en su primer año en Hogwarts. Extrañaba tener algo que le dijera que todo lo que pasó fue verdad, que sus padres murieron protegiéndolo y que tenía amigos en quienes confiar.
Y lo único que tenía para recordarlo era una fea cicatriz y su varita, su verdadera amiga.
Harry caminaba feliz hacia el jardín de Hogwarts, donde ya se encontraba su amiga pelirroja. Tom ese día tenía que hablar con sus amigos, como según decía que eran. Avery, Mulciber, Rosier, Lestrange -quien Harry considera más cercano a Tom- y Malfoy tenían cosas que hacer con un tal Joseph que trabajaba en el ministerio. El pelinegro no quiso darle más detalles, pero le advirtió que lo estaría vigilando para que no cometiera ninguna estupidez.
—¡Harry!
El nombrado salió de sus pensamientos y sonrió viendo a su amiga.
—Hola, Lily —susurró sonriendo—. ¿Nos vamos?
—Me encantaría, Harry.
Harry sonrió y se encaminó hacia su destino, era un recorrido algo largo, así que, en un momento del camino, empezaron a hablar.
—Mi papá es médico y mi mamá trabaja cuidando criaturas mágicas —comentó Lily sonriendo con nostalgia—, a papá no le gusta el trabajo de mamá, claro está, pero lo acepta ya que hace feliz a mamá —la pelirroja miró a Harry sonriendo—... y que ellos sean felices me hace feliz.
Harry sonrió con ternura, la Ravenclaw era muy amable y gentil, al punto de poner en duda la elección del Sombrero, pero se debe admitir que era muy inteligente para las cosas que le gustaban y siempre tenía una respuesta más allá de lo académico.
—¿Qué me dices de ti, Harry? ¿De tu familia?
El azabache la miró sin saber que decir, no pensó que la conversación girará alrededor suyo, aunque la mayoría de las cosas lo hacían.
—Mis padres murieron cuando tenía un año —contestó sonriendo apenado—, una señora muggle amiga de mi madre me cuidaba, pero ya tenía mucha edad y murió el verano pasado.
—Oh, Harry, lo siento mucho —comenzó tapándose la boca con vergüenza—. No debí preguntar eso, es muy personal y...
—No importa mucho —interrumpió—, ya lo superé... algo. —lo último fue un susurro dudoso— Ahora estoy en un orfanato, donde conocí a Tom y me ayudó a acoplarme al ambiente...
—Oh —susurró la joven—, eso es nuevo.
—Sí, Tom no habla mucho de donde viene porque no le gusta, pero es realmente bueno cuando sabes cómo tratarlo.
—Soy muy unidos —dijo con inseguridad—, ¿qué es lo que hiciste para que pasara eso?
—Oh, bueno, me desmayé frente a él.
—¿Qué?
—Sí, ya ves, fue algo difícil el cambio de casa y de ambiente —comenzó Harry mirando el piso—, me colocaron en la habitación que está a su lado y, cuando iba pasando por su puerta, me desmayé. Él me ayudó a quitarme la fiebre y a que la señora Cole no se enterara. —una pequeña sonrisa bailó por sus comisuras al recordar esos momentos en los que habló con él mientras Tom se encontraba sentado en la silla a su acostado con un trapo frío en su frente—. Nos llevamos bien, entonces descubrió que era mago y me ayudó a estudiar y a entrar a Hogwarts en el mismo año que él.
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Un nuevo mañana.
FanfictionUn error, una mirada y un momento hicieron que la vida de Tom Riddle cambiara de rumbo en un abrir y cerrar de ojos. ¿Quién pensaría que todo fue gracias a la torpeza del azabache cuyos ojos son más verdes que las esmeraldas? Los personajes pertenec...