Aparece Oh Sehun

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Aparece Oh Sehun


Esta historia es difícil de iniciar, bien dirían que hay que comenzar desde el principio, pero esta historia comienza en el día en que aquel chico de ojos obscuros y llenos de secretos llegó a este mundo en una ciudad muy conocida como Beijing. Aquel día sus padres fueron los más felices del mundo, aunque hubo algo que a su madre le extrañó, a pesar de su aspecto hermoso y delicado aquel pequeño bebe era un niño, no una niña como había predicho ella; su sexto sentido materno lo decía, que sería la niña más hemos de todas, la más delicada flor y tierna que jamás hubiera existido, pero que en error suyo, este había resultado ser un varón. Y no es que a ella le hubiera gustado más una niña, ella era feliz con su primogénito fuera cual fuera su género pues estaba encantada con esos grandes ojos profundos, aquella piel rosa y tersa que poseen los bebés, aquel rostro fino que la enamoró, que le hizo saber que su pequeño crecería siendo todo un hombre de bien, un pequeño hombre delicado que adoptó el nombre de Luhan, un nombre simple pero hermoso, corto y sencillo.

Luhan, nuestro pequeño niño, era feliz en China, la alegría en esos ojos y sonrisa era lo que a su madre la llevaba a estar día y noche al cuidado de aquella felicidad, la alegría de su único hijo en esos momentos y por siempre. A aquella delicada mujer le hubiera encantado poder darle a su hijo un hermana o hermano, lo supo desde el día en que aquel pequeño le había dicho que no tenía con quien jugar, que ella era demasiado grande y que quería alguien que incluso poder cuidar, pero las desgracias llegan sin ser previstas y la tragedia pintó la casa de aquel matrimonio feliz cuando aquella bella señora se enteró que después de su primer embarazo su matriz había quedado muy débil. Adiós bebé, adiós hermano, adiós esperanzas.

Aquel había sido un golpe muy duro para la señora, la cual vio crecer a su único hijo, pero que a pesar del dolor de no poder darle un hermano con placer cada noche alimentaba su imaginación y curiosidad ante las mil y un fantásticas historias que ella le contaba. Su padre jamás estuvo completamente a gusto de saber que su hijo prefería tomar un libro antes que practicar alguna arte marcial o algún deporte y la señora de Lu, por el contrario tan formal, amorosa y elegante como siempre gustaba de ver a su pequeño soñar, reír y tristemente también sufrir; había noches en que su pequeño tesoro no hacía más que asomarse a la ventana por las noches y mirar las estrellas en soledad, como si fuera lo más interesante del mundo y como si ello trajera recuerdos a su joven mente.

-¿Mamá, las hadas existen? -La señora Lu sonrió dulcemente.

-¿Si no existieran quien traería las estaciones al mundo real? -Luhan dudó.

-¿Existen los unicornios? -Y siempre había respuesta para ello.

-Claro que los hay, pero hay tan pocos que rara vez se dejan ver -y para Luhan aquello no bastaba para saber.

-Mamá... ¿Peter Pan es real? -Y aquella pregunta sorpresiva hizo a la señora de Lu reír cantarinamente para seguido de ello guiar a su hijo a su cama donde lo arropó y dio un beso de las buenas noches.

-Solo es real si tú lo quieres creer -aquella sonrisa en rostro de su madre lo tranquilizaba pero a la vez lo preocupaba, le daba miedo, él amaba a su madre, el adoraba su vida.

-Descuida mami, yo jamás te abandonaría -y los pequeños brazos de su hijo eran su mejor consuelo y tranquilidad. Su único hijo, su mayor tesoro, aquella señora era feliz.

Luhan siempre fue lo que su madre esperó, un niño tan interesado por aprender pero al mismo tiempo alguien que soñaba despierto a través de historias que gustaba de contarle ahora él a su madre, le contaba ahora no solo cuentos de piratas si no que de comedias y tragedias griegas, de libros actuales de fantasía, de poesía, Luhan se había vuelto un amante de las letras, a veces alegre entre libros y a veces triste sin razones aparentes que notaba su madre, quien solo entendía que la vida de su hijo se iba llenando de más secretos de los que ella lograría entender o explicar, aquellos mismos ojos que vio en su espejo alguna vez, aquella mirada inocente que se perdía lentamente pero sin querer soltar completamente esa pequeña chispa de pena al darse cuenta de que todo en esta vida cambiaba.

El chico que creía en Peter Pan (HunHan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora