La sombra

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No podré actualizar mañana chicas, por ello vengo a dejar el cap. De una vez.
Esto va un poco lento pero pronto irá  tomando mejor ritmo.

La sombra

¿Qué debe hacer un profesor cuando algún alumno no va a la escuela? Nada, no es algo fuera de lo normal que los alumnos falten a sus clases y sobre todo que un oyente decida tomarse un día de una materia que prácticamente no le sirve de nada, ¿pero qué pasaba aquí? Aquel profesor se sentía más nervioso que nunca al no saber porque el Joven Oh no había asistido a su clase, él sabía que no debía preocuparse, después de todo no era como si le debería importar realmente. Luhan estaba maldiciéndose internamente por no poder evitar sentirse así, ¿qué tenía ese niño de especial? Además él era un profesor, era raro que él se preocupara tanto por ello, no debía hacerlo.

Aquel día solo inició mal para seguir peor, pues desde la mañana había despertado un tanto desvelado por no dormir en la noche, en casa no tenía café cosa que lo llevó a tener que ir así a la escuela hasta que el director se había apiadado de él en la sala de profesores y la había llevado un taza de café humeante; aquel mayor era una persona muy amable. Su primera clase fue cancelada puesto que los chicos de tercer año asistieron a una salida de la escuela de la que nadie le informó y que hubiera podido ser aprovechada para dormir, el rubio solo esperaba terminar su día e ir a casa a descansar, descansar un buen rato, tomar un poco de té o soda, no había diferencia, pero aun le quedaba su última clase del día con su grupo de Literatura clásica quienes le pidieron diera tutorías pues el día anterior no habían podido entrar todos, cosa que el profesor no pudo negar llevando a terminar su clase y empezar inmediatamente sus tutorías.

Aquella clase sin duda había sido una clase tranquila por no decir aburrida sin las ocurrencias o participación del Joven Oh, quien se esmeraba en defender cada pequeño aspecto de los autores así como las historias, para él todas las obras eran perfectas y no debían criticarse porque eran el trabajo de alguien más. Luhan no podía creer que a solo una semana y media de iniciar clases con aquel grupo ya podía extrañar a uno de sus alumnos, y sobre todo a uno que ni siquiera debería preocuparle, sabía que como profesor su trabajo era orientar a quien gustara de ello, pero no sabía porque con el Joven Oh debía o quería mantener distancia, no era como si Oh Sehun fuera tan mal alumno después de todo, solo era complicado y de cierta forma le recordaba a si mismo cuando aún disfrutaba de su bella carrera como solía ser.

Los chicos fueron pasando de uno en uno a su cubículo, uno a uno resolviendo desde la duda más compleja a la más sencilla como: ¿De qué tamaño debía ser la letra que ocuparían o de que fuente? Luhan resolvió todas las dudas de sus alumnos una por una hasta llegada la tarde donde con el ánimo por los suelos y el sueño obligándolo a cabecear término de acomodar todas sus cosas en aquel gran escritorio con la esperanza de terminar de una buena vez por todas e ir a casa.

El sueño era mucho, pero de improviso se fue al escuchar un ruido en el exterior de su cubículo, parecía como si alguien estuviera forzando su puerta para entrar, cosa que le pareció muy rara al igual que una sombra que se reflejaba en su puerta, la cual no era trasparente si no que era de un vidrio polarizado que no lo dejaba ver más allá de la sombra de quien parecía ser una persona alta, con facciones extrañamente tan finas que se marcaban perfectamente en aquella sombra, talvez era el sueño o la falta de alimento, pero Luhan casi hubiera podido jurar que esa sombra le era conocida.

–¿Quién anda ahí? –Aquella sombra pareció ponerse completamente de frente mirando hacia su oficina y sin más echo a correr hacia uno de los lados del pasillo dejando de intentar abrir la puerta y escuchándose un ruido de algo al caer, como si a alguien se le hubiera caído un cuaderno.

¿Había aun alguien en la escuela a esa hora? Era tarde y los chicos no se quedaban nunca más del tiempo debido. Luhan se levantó de su lugar yendo en dirección desde donde se había escuchado aquel ruido rápidamente notando inmediatamente al abrir la puerta que el pasillo estaba completamente vacío, que incluso lucia tétrica la poca iluminación que había en el recinto haciéndolo sentir un escalofrió por la espalda, no se escuchaba nada ni nadie, pero entonces... ¿Qué hacia aquel cuaderno color verde en el piso? ¿Se le había caído al chico de la sombra?

Levantando aquel cuaderno el rubio lo miró detenidamente notando en éste aquellas esquinas gastadas, como si ese cuaderno tuviera años de antigüedad en vez de meses, el forro lucía un tanto sucio y sin imágenes al frente o detrás que lo adornaran, solo una pluma color roja al frente de aquel cuaderno y un nombre en la parte inferior derecha, un nombre que sorprendió al profesor: Oh Sehun.

La duda estaba más que presente, ¿el joven Oh había intentado entrar en su cubículo? ¿Para qué? Él no había ido a clases, ¿por qué el profesor no podía dejar de pensar en la posibilidad de que aquella sombra fuera de su alumno más revoltoso? Ahora que lo pensaba, la silueta de aquella sombra y de Sehun era muy parecida, tanto en tamaño como en facciones, además de que se leía que aquel cuaderno era de él. ¿Qué tan probable seria que tuviera razón? Aquel chico pensaba que tenía mucho de su lado para poder afirmar que así era.

Ahora tenía un cuaderno viejo de un niño que era su "alumno", se lo entregaría, era claro, pero todo a su tiempo, tendría que esperar hasta el día siguiente para entregárselo si es que llegaba a asistir a su clase, sino, aquello sería un problema, pues no sabía nada más además del nombre de aquel chico; no sabía el grupo en que tomaba sus clases formalmente, ni su dirección, ni siquiera sabía de algún amigo al que pudiera encargarle regresarle el cuaderno, las chicas de su salón siempre lo seguían pero no se lo daría a alguna de ellas, debía dárselo a alguien de confianza, no a alguien que pudiera incluso llegar a sobornarlo con ello. ¿Pero a quién? No había de otra, tendría que entregárselo personalmente la próxima vez que lo viera.

Pero la curiosidad no quedo simplemente ahí, sino que aquel ya casi adulto decidió dar un vistazo a aquel cuaderno preguntándose qué tanto habría en su interior, estaba mal que él curioseara por ahí pero poco le importó al analizar la situación de su alumno quien seguramente era el chico que había querido entrar en su cubículo. En el interior del cuaderno curiosamente solo había dibujos, uno tras otro, página por página, Luhan debía admitir que el menor dibujaba de maravilla; le sorprendía la cantidad de imágenes que había una tras otra de lo que parecían ser animales, algunos paisajes de lugares y lo que parecían ser algunos retratos, todos era curiosamente acomodados como si de una historia se tratase, cual novela gráfica que contaba una historia. ¿Pero de quién?

Luhan no paró de hojear aquel cuaderno hasta quese topó con un retrato de un niño, uno que sobresalía del resto con un cabellocastaño y unas preciosas astas de ciervo, aquel personaje le pareció conocido,¿Oh Sehun lo habría sacado de algún lugar? Aquellos ojos eran hermosos y dandovuelta a aquella hoja un paisaje lo dejo con la boca abierta, era un parque,pero no cualquier parque, era el último dibujo y este contenía un parque de árbolesde cerezo, el chico lo miró fijamente sintiéndose en aquel lugar y recordandotambién lo que le había pasado la noche anterior, pues pensó que la rama quehabía encontrado en su balcón bien parecía pertenecer a aquel bello paisaje pintado por el joven Oh.    

El chico que creía en Peter Pan (HunHan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora