«00»

6.6K 228 47
                                    


—¡Blake!


Aquí vamos de nuevo.


—¡Blake! ¡Mi queridísima, Blake!


Hundo mi cabeza en la almohada volviendo a cerrar los ojos sin importarme que mi hermano mellizo esté gritando afuera de mi habitación como una loca desesperada.


—¡Abre la puerta, maldita mocosa!


No abriré.


—¡Mamá!—rápidamente  intento colocarme de pie pero termino cayendo de cara al suelo por haberme enredado con las sábanas y unas cuantas prendas de ropa que hay tiradas.


Me apresuro a abrir la puerta encontrando a un Vic muy sonriente mientras está de brazos cruzados.


—Espero que estés lista en media hora—mira su reloj  y sonríe burlón—. Disculpa, en quince minutos te quiero lista.


Bufo molesta por simplemente tener que lidiar viendo su cara fea cada vez que despierto, y cierro con fuerza la puerta en su nariz deforme. Nuevo día, y una porquería porque comienzan las clases. Camino en modo perezoso hasta mi armario y tomo el horrible uniforme que nos compró mamá un mes antes de que nos inscribiese en ese instituto de inútiles niños mimados.


Termino por darme una ducha de quince minutos, más colocarme la ropa que sólo tardo unos quince más —ya que amo bailar—, y cinco minutos en peinar mi cabello de león en una cola de caballo que parece más de jabalí.


Perfume, maquillaje y listo.



—¡Buenos días!—saludo con un poco más de humor a Vic que parece un tómate a punto de reventar cuando me mira.— ¿Te salió feo el café? ¿Por eso tu cara de perro que no han sacado a pasear?


Se coloca de pie y toma su chaqueta de marica, su mochila de marica, y sus anteojos de marica, sin dejar de mirarme con mala cara de culo.


—Te dije quince minutos—dice entre dientes—. Ahora iremos a tiempo por tu culpa, y no tendré oportunidad de hablar con Nora.


—¿La secretaría de tetas operadas y nariz de mosquito?—pregunto, intentando recordar si es esa Nora o la otra secretaria que también tiene ese nombre horrible.


—Ya cierra la boca—murmura pasando por mi lado hacia la salida, tomo una manzana de la barra y le sigo detrás.


—Ni modo que quieras que cierre un codo—sonrío—, o un ojo. ¿Te puedes imaginar lo qué sería hablar por un ojo? ¡Genial!


Vic gruñe  y sube al vehículo de marica que tuvo por obsequio en nuestro cumpleaños.


IDIOTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora