EPÍLOGO

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Antes de que empiecen a leer, quiero decirles HOLA. También quiero disculparme por haber sido tan monstruo, bruja, cucaracha y rata inmunda por tardar en actualizar. No diré el por qué.

No haré un chorizo de esto y agradeceré ahora a todos los que le dieron una oportunidad a esta tonta historia que no tiene sentido alguno en la vida, pero que ha sido escrita con el fin de entretener. Gracias a todos, de corazón.

Estoy actualizando desde el celular porque mi PC falleció definitivamente, así que los guiones serán los cortos que no me gustan para nada, pero es lo que hay.


Primer día de clases. Último año. La misma Blake de antes se prepara para darle la bienvenida a su última etapa de secundaria. ¿Con qué cara empezáremos?

Suelto un suspiro, aún mirándome en el espejo me doy cuenta que me ha salido una maldita espinilla en la frente. ¿Nada peor que eso? Pues, claramente que todo el mundo ande diciendo por allí lo asquerosa que se ve. Eso es lo peor de todo. Y créanme, cuando Blake lo dice es porque es totalmente atroz. Horripilante.

Pero existe la increíble magia del maquillaje y las increíbles profesoras llamadas Youtubers. En eso del maquillaje no me quejo, al contrario, me fascina el arte de hacer de mi rostro una puerta en situaciones extremas como estas. ¿Qué más da? Nada se puede hacer al menos que mamá me suspenda las tardes intensas de puro chocolate, series y más dulces de esos que crean éste problema, al fin y al cabo, las vacaciones terminaron y Víctor se encargó de hacerme recordar todas las noches por el teléfono, que no tendría ni un minuto de descanso este año. Que las tareas serían más pesadas y bla, bla. Como siempre el niño exagera todo.

Pero no hay nada que me quite esas felices tardes de paz interior y espinillas al día siguiente.

- Buenos días, cariño -apenas entro a la cocina me encuentro con mamá. La mujer parece haber despertado más temprano de lo normal.

- Buenos días, mamá -la saludo de igual manera mientras tomo asiento frente suyo, esperando mi taza de té con galletas de miel.

Sonrió ampliamente cuando las coloca frente a mí. Real o no, esto de que Víctor se haya ido a la universidad a veces es tan bueno, mamá pasa día y noche llevándome los caprichos a punta de pie y es perfecto.

Debo aprovechar ya que pronto entraré también a la universidad y no quiero ni pensar que ella consentirá a un bebé asqueroso que creó junto a James.

No. No está embarazada. Por ahora. A parte, ¿tiene la edad correcta para conceder a otro Grey? En este caso, James puede conceder a otro Sellers pero mamá está un poco madura. Todo es posible. No se sabe si este año o el próximo será.

-¿Cómo te sientes?

Me encojo de hombros.

- Estoy pensando seriamente en tirarme por la ventana de un sexto piso-tomo un poco de té mientras busco en los estantes aquella caja de colores con un conejo extraño.- ¿No hay cereales?

-No-responde ella, tomando sus llaves de la encimera.- Charlie se los comió todos hace unas horas. ¿Necesitas que te lleve al instituto?

Inhalo una buena cantidad de aire y sonrio de manera mecánica. Como un robot intentando mantener la calma después de que su creador le ha colocado el chip de la ira, pero también el del autocontrol.

Ni siquiera eso tiene sentido, Blake.

-Estoy bien-no necesitaba ser llevada al instituto por ahora. Entrecierro los ojos.- ¿Por qué ese idiota se comió mis cereales? Ahora mismo me comeré sus chocolates en barra.

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