«12»

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Keila toma de la mano a un Voldemort pasado de copas, y lo arrastra hasta la pista de baile que se ha formado para que muevan el bote como lo jodidamente borrachos que están.

—¡Te amo, Blake!

Víctor también está borracho y aún no entiendo como hizo Keila para convencerlo de que viva la vida. Creo que me gusta más el hermano ebrio, en serio, porque se ve más manejable.

—Yo no te amo, nunca te amé, ni te amaré —le doy otro sorbo a mi cerveza mientras muevo la cabeza al compás de la música electrónica de mierda que ponen.

Víctor hace una mueca con sus labios pintados de rojo puta, y no me pregunten a mí qué hace así porque Keila nuevamente es la culpable.

—¿Bailamos?—me pregunta en tono de ebrio con ganas de joderme la vida, por lo que me niego a bailar. —¡Di que si!

¿Dije que me gusta más el hermano ebrio? Retiro lo dicho, en cualquier momento lo tiro en un basural.

—¡Don't let me down!

Volteo hacia la barra y alzo un dedo haciendo que el barman se me acerque.

—¿Tienes un arma que me prestes? —señalo a Víctor que baila sensual junto a la silla vacía que está a lado suyo. El barman de tal vez unos treinta años, ríe mientras dice que no.

Mala suerte la mía.

—¡Un chico guapísimo está mirándote!

Keila me toma por los hombros y me hace girar mientras indica con toda torpeza un sitio vacío.

—¡Se marchó!—ríe como toda borracha, suerte que esté yo para cuidarlos.—Fue extraño porque estaba bebiendo y leyendo. ¿Quién lee en un bar?

Un idiota.

—¡Ronda de vodka!—Zayed llama al barman quien enseguida nos deja una ronda de chupitos frente nuestro.

—¡A la cuenta de tres!—exclama Víctor con emoción pero antes alzo una mano atrayendo la atención de los tres ebrios.

—Debo mear—me excuso—. ¿Me acompañas, Vic?

—Si, cariño—pasa un brazo por mi cintura y caminamos torpemente hasta el baño, donde hay una fila para mearse encima.

—¡Corten el chorro de pis, malditas perras!

Sip. Esa soy yo defendiendo mi derecho a mear, pero éstas mujeres parecen que tardan más en acomodarse los calzones.

Después de haber hecho mi mayor necesidad, nadie me borra la sonrisa de satisfacción que tengo en el rostro. ¡Nadie!

Me llega un mensaje de mamá y ni tardo en leerlo con aburrimiento.

M: Debes madrugar, mañana es la boda y los quiero junto a mí. No beban mucho, los amo.

¡La pinche jodida boda!

Busco a Vic desde donde me encuentro pero éste mariquita ha desaparecido. ¿Y ahora? Voy nuevamente a la barra y tampoco está Keila, ni siquiera Zayed.

¿Qué rayos? ¿Estoy viendo bien o ése es Pastelito?

—¡Pastel de mierda!

Éste me mira con sorpresa. —¿Estás ebria?

¡Es La Sirenita!

—No—suspiro y tomo asiento a su lado, apoyando mi frente en su hombro izquierdo.— Víctor desapareció y mañana es la boda de mamá.

—¿Y quieres que te ayude a buscarlo?

Asiento con la cabeza.— Sólo espero que no esté follando con nadie, es un poco desesperado a veces.

Pastelito se coloca de pie haciendo que mi cabeza choque contra la silla.

—¡Auch!

Lo veo tomar una mochila y guardar un par de libros, entonces recordé a Keila hablar sobre un hombre guapísimo que estaba leyendo. ¡Ja!

—¿Hush Hush?—leo a duras penas la portada y reacciono como si me hubieran pinchado el culo de la emoción.—¡Amo a los Ángeles Caídos! Patch no existe. ¿Por qué no existe? No es justo eso.

—Blake...

—Los libros hablan de chicos hermosos y en la realidad solamente encuentras a simios con capacidades para actuar como una persona normal—hipo—. ¡Odio los libros por eso mismo! Odio a Peter Pan por no existir.

—Blake...

—Pido para Navidad un Patch Cipriano en todo su resplandor, y Santa me trae un plumero. ¡No es justa la vida!

Pastelito se coloca de cuclillas y me aparta las lágrimas que caen por mis mejillas, y si, estoy llorando porque soy una ebria nostálgica.

—Le cuentas de esto a Víctor y te cortaré las bolas—amenazo y éste ríe, entonces le pregunto una duda enorme.— ¿Por qué me odias?

—No te odio—dice simplemente—. Buscaremos a tu hermano.

—¿A Todd?—inquiero de repente sin poder evitar que las palabras se arrastren como si me costara decir aquél nombre.

Pastelito frunce el ceño.— ¿Quién es Todd?

¡A la mierda!

—Nadie—sacudo la cabeza y me coloco de pie para buscar a Victor e irnos a casa, pero Ariel me detiene.

—¿Te encuentras bien?

—Si—intento reír—. Estoy ebria y debo irme.

—Te ayudo—insiste—. Vamos.

Ni que fuera a perderme, o peor, ni que fuera a tener problemas por buscar ebria a mi hermano borracho.

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—¡Te romperé la jeta!

Intento zafarme del agarre en mi cintura, pero Zayed tiene fuerza aún estando ebrio también. Víctor tiene un ojo morado y la boca hecha mierda con sangre aún saliendo de los cortes que le hizo ese hijo de puta.

El tipo ríe como si fuera un show privado para él mismo, entonces le doy un pisotón a Zayed logrando que me suelte para acercarme al tipo.

—¿Qué harás, muñeca?—se burla de mí éste hijo de perra. Estoy lista para romperle la jeta pero, de momento a otro, soy sostenida como un saco de papa. 

—¡Haré que te quemes vivo, maldito!

—Nos vamos a casa—dice Víctor apoyándose sobre Keila quien parece divertida de que mi lindo hermano haya sido golpeado.

—¡Bájame!—miro el trasero chato que tengo frente mío y no puedo evitar reír.— Taylor Swift tiene más pompis que tú.

—¡Esa fue buena!—ríe Keila. Mi secuestrador parece gruñir y entonces sonrío con satisfacción hasta que me quedo dormida.















¡Bueno!

Un capítulo cortito porque fue repentino, ya que las palabras me empezaron a salir solas. Las ideas. A parte, que no quería dejarlos con el anterior que era medio ñoño.

En fin. ¡Espero que tengan linda noche!

Besos, mis Pastelitos😘❤

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