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Guardo todo en mi mochila y voy directamente a mi habitación para buscar una chaqueta. Todo esto es un lío y creo que tardaré minutos en poder encontrar una. ¿Dónde estará mi favorita? Recuerdo que anoche la dejé por aquí mientras optaba por ponerme una fea sudadera de My Little Pony, ya que no quería llevar mi chaqueta azul favorita a esa fiesta asquerosa de universitarios con pedos en la cabeza en vez de cerebros.

¡Jesús! Creo que esta habitación necesita tener un poco más de orden o en cualquier momento toda mi ropa saldrá caminando con vida propia para crear un ejercito contra el jabón líquido que huele a flores de cementerio.

 No me sorprendería que de aquí saliera un duende diciendo. "Eres la próxima chica bonita en morir." Porque todas las chicas bonitas mueren en las películas de terror, es como ley, lo mismo para los homosexuales o chinos. Es completamente injusto que un chico estúpido que nunca en su vida a tenido novia porque es enviado a la friendzone, o una chica con expectativas altas de un amor profundo como el de cuentos; puedan ser los sobrevivientes.

¡Injusto! 

¡¿Dónde carajos está mi chaqueta?! 

Imposible que Víctor haya entrado a mi habitación para usarla...¡Oh! ¿Y si vino aquella asquerosa araña peluda y, buscando venganza en contra mío, me ha robado la chaqueta?

¿Y si después vienen más de ellas y me dejan sin ropa?

—¿Qué haces?

Me sobresalto del susto cuando veo un rostro machacado salir entre todas las prendas de ropa que se encuentran encima de mi cama, pero después me relajo porque solamente se trata de Maddox Herido Sellers. Se ve como una manzana siendo lanzada al aire y cayendo directo al suelo, quedando muy machacada.

—Busco una chaqueta para poder irme a clases antes de que el profesor me envíe tres trabajos más para realizar—contesto de manera mecánica mientras busco por debajo de la cama. ¿Eso de ahí es una caja de pizza? 

Debo limpiar aquí antes de que cobre vida.

¡No quiero entrar tarde a clases! Jodidamente me he despertado a las cinco de la mañana para poder terminar el trabajo de historia que me tiene muy podrida por dentro, si no hubiera sido porque Colton y Keila me impidieron continuar anoche con los apuntes, ya estaría feliz de la vida yendo al instituto para sacar un hermoso diez. 

¡Es que a veces soy tan ñoña! ¿Por qué me importa tanto? Ah, si. Porque en un futuro quiero ser vendedora de chicles y hasta para eso te piden un título de mierda.

—¿Tienes clases un sábado veintinueve de abril?

Dejo de sacar toda la ropa de mi valija y me volteo para mirar a Maddox como si le hubiera salido un tercer pie en medio de la frente sudada esa que tiene. ¿Cómo dijo? 

—¿Sábado?—inquiero y él asiente, mostrándome su celular.— ¡Mataré a Ryan! 

Sacaré su corazón lentamente y se lo venderé a los chinos. ¿Saben por qué? Porque estamos a veintinueve de abril y debo ir ahorrando para las fiestas navideñas...¡Mi cumpleaños! Oh, madre mía. Cumpliré diecisiete años. ¿Ven eso en mi frente? Ya me han salido arrugas.

Maddox intenta reír pero termina haciendo una mueca de dolor y es ahí cuando me doy cuenta de todas las heridas notables en su rostro: Una en su ceja izquierda, dos cortes en sus pómulos y un moretón en la comisura de sus labios. Realmente terrible. 

—¡Madre mía!—me acerco hasta quedar a su lado para poder ver mejor el enorme moretón morado que tiene en las costillas, que termina más abajo de la cadera.— ¿Te duele?

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