Capítulo 48: "Amaestramiento."

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Sadako estaba sentada sobre el frío de una dura silla en la sala de espera. Mecía sus pies uno delante y otro atrás en forma descordinada jugando por debajo de ella. Hace unos momentos acababa de hacerse un exámen sanguíneo completo el cuál mostraría el avance de la chica gracias a los fármacos.

Pasaban los minutos mientras la joven deslizaba con su lengua un lollipop de una mejilla a otra dentro de su boca y jugaba con su 3DS. Estuvo así hasta que una enfermera entró a la consulta del médico con el resultado de sus exámenes para luego ser invitada a entrar posteriormente.

—¡Buenos díaaaaas! —saludó la menor entrando y tomando asiento.

—Ahora no sé cómo tratarla. Jamás pensé verla en televisión. —dijo el anciano con una leve sonrisa.

—Aaaah, cualquiera podría salir en pantalla, no es nada, jaja.

—Bueno, acabo de revisar los exámenes. Sus niveles de glóbulos rojos y blancos están en total normalidad. Al parecer el tratamiento en sí fue un éxito. ¿Se ha sentido mal o ha tenido otras molestias?

—Ummh, no. Tampoco jaquecas ni nada por el estilo. No me ha dolido el estómago y no he vomitado nada. — dijo ella mirando hacia arriba pensativa.

— Me alegra escuchar eso, señorita Matsuki. ¿Podría hacerle una pregunta? —dijo el mayor tomándose ambas manos por sobre su escritorio.

—Sí, claro. —afirmó alzando ambos hombros.

—¿Usted va a control con ginecólogo o matrona? Pregunto porque como se rumorea que tiene pareja... recién saliendo en el estado en el que estuvo sería algo peligroso un posible embarazo. ¿Está usando algún método anticonceptivo? Podría recetarle unas pastillas con recubierto que no dañarían su estómago... — acotó el médico intentando evitar cualquier riesgo posible para su paciente.

—¿Método anticonceptivo? Jaja, no... ¿para qué? — rió la joven cruzándose de brazos.

—Ya le dije... un embarazo sería riesgoso... —informó el mayor alzando una ceja bastante extrañado.

—Aaaah, verá. Eso no es necesario, mi pareja está castrado. —sonrió alzando ambas manos y con una tonta risita.

El médico pestañeó concecutivamente esperando a que la chica le dijera que era una broma, lo cuál estaba sumamente equivocado.

Al salir de la consulta se despidió con una sonrisa en la cara... estaba sonriendo demasiado seguido, tanto que incluso sus mejillas estaban empezando a doler. Pasó junto a una vitrina y quedó mirando su reflejo.

—Vaya cara de tonta con la que ando. Que atroz... —dijo manoseando sus mejillas para verse un poco más seria.

Al estar haciendo esa acción, miró a través del vidrio para fijarse que estaba fuera de una pastelería. Olfateó moviendo y haciendo tiritar su nariz y entrecerrando un poco los ojos.

—Donas~ ... a decir verdad no tengo hambre, pero... me recuerdan a Juuzou. — antes de darse cuenta que sus mejillas se sonrojaban levemente, entró al recinto.

Salió de la pastelería con una caja llena de donas y mientras sujetaba una haciendo presión con su labio inferior y superior, sacó el celular de su bolsillo y marcó al peliblanco.

— ¡Koneko-chaaaaan! —exclamó animoso como de costumbre al contestar la llamada.

—Ya salí... está todo en orden. — sonrió la pelinegra masticando su dona.

—¡Yeeeei!, jaja. Has sido una buena chica. ¿Tomaste todos los medicamentos, verdad? —preguntó el joven.

—Por supuesto que sí. Oye, tengo donas... supongo que hoy vas a casa, ¿verdad? —preguntó con un poco de ansiedad.

— ¡Sip! Hoy si. Veo que alguien me extraña. —bromeó el chico.

—Oh, siempre. — respondió Sadako sin pensarlo mucho sonrojándose y provocando la misma reacción en él.

—Bien, nos vemos en la noche. Te amo... —el peliblanco algo nervioso, cortó la llamada antes de que Sadako pudiera despedirse.

—Espero que no pase una brisa helada o me quedaré con esta cara de imbécil por siempre. — pensó ella mientras sentía como las comisuras de sus labios se expandían más y más formando una sonrisa.

De todas las donas que compró, sólo comió dos. Prefirió guardarlas para Juuzou cuando llegara en la noche y gastar algo de tiempo pasando por tiendas de cómics y videojuegos. Luego, fue a almorzar y su última parada fue en una tienda de música. Disponía ver la carátula de un disco y al tomarlo, su mano chocó contra otra impidiendo que la acción se realizara en su totalidad.

La joven dirigió los ojos hacia el indivíduo. Era un chico unos centímetro más alto que ella, quizás más bajo que Juuzou. Sus cabellos eran azules y vestía de negro entero con una capucha y algo que parecía ser una bufanda de color morado tras su espalda. Llevaba botas con remaches y una chaqueta de cuero.

—Tsk, puedes tomarlo. Da igual. —dijo él con un tono grosero y cerrando los ojos.

—¿Es una broma? jamás compraría esta basura. Sólo quería ver el nombre de los temas nuevos. —dijo ella sin mirarlo e ignorándolo mientras leía la parte trasera del disco.

—¿Si no te gusta por qué te interesa? —dijo él intentando sonar desinteresado.

—Me gustaban hasta el año '86. Luego de que muriera el bajista se convirtieron en mierda. —dijo ella devolviendo el disco a donde pertenecía.

El chico alzó una ceja bastante sorprendido con su respuesta. Al parecer, él opinaba lo mismo.

—¿Me das permiso o te vas a quedar parado ahí? —dijo ella al tener al chico en frente sin dejarla pasar. Si él había sido grosero, ella tenía todo el derecho de tratarlo de igual forma.

—Tsk, maldita mocosa, ¿acaso tú...? — reclamó el chico mientras la joven se cruzaba de brazos y con una mano guardaba un mechón de su cabello tras su oreja. El peliazul enmudeció unos segundos.

—¿Cuántos años tienes? — preguntó ella.

—¿Qué te importa? 15... —respondió él contradiciéndose.

—Vaya, parece que el mocoso aquí eres tú. — dijo dando una risita burlesca y caminando hacia la salida. —Bye bye... —exclamó sin voltear.

— ¿Huh?... asquerosa humana. Al menos se hubiera presentado. —gruñó en sus adentros para seguir mirando los discos haciendo un puchero y frunciendo el ceño.

Al salir del centro comercial, Sadako tomó el bus y se dirigió a su departamento. Dejó las donas sobre la mesa y metió el regalo del Sexshop bajo la cama pensando que era una buena idea. Luego, se puso su pseudo pijama, se tiró boca arriba y jugó en su consola hasta que Juuzou la llamó al celular.

— Ábreme, tengo hambre... y traje algo de ropa. —dijo el albino al escuchar que Sadako le contestaba.

—Ya voy, ya voy. —dijo ella mientras guardaba la partida y se levantaba de la cama. Abrió el portón eléctrico con el botón del citófono y se empinó esperando a que su novio llegara.

—¡Suzu-chaaaaan! —dijo dando un salto sobre él para abrazarlo.

—Hola... — respondió mientras entrelazaba ambos brazos al rededor de la cintura opuesta. —¿Te has portado bien? — preguntó con una cálida sonrisa.

—Siempre... vamos, vamos. —dijo ella agarrándolo de la mano y llevándolo a la habitación. El chico dejó la bolsa con ropa sobre el escritorio.

Ambos se sentaron de piernas cruzadas frente a frente sobre la cama mientras Juuzou sacaba una dona de la caja para comerla.

—Hmmm~ — el peliblanco masticaba con muchas ganas mientras saboreaba los distintos sabores de glaseado. De repente, una de las donas cayó al suelo para luego rodar hacia un paradero desconocido. — Whoops, yo la recojo...

El albino se arrodilló en el suelo colocando su palma extendida a la altura de las cejas buscando la dona. Al no percibirla levantó el cubrecamas para mirar si había rodado hacia abajo.

—¡NO... NO MIRES AHÍ! —exclamó ella con una mano sobre la boca. Sus mejillas se sonrojaron a más no poder.

—¿Huh, qué es esto?... —dijo mientras pestañeaba consecutivamente y recogía unas esposas y luego unas bolas chinas sin saber qué eran. — Ooooh, acá está. —dijo sonriendo al ver la dona para luego levantarla del piso, pero rozó algo peludo que llamó su atención. Sadako estaba roja y tapaba su rostro con ambas manos.

—Oooooh, son orejas de gatoooo~ —dijo Juuzou levantando hacia arriba la diadema con orejas. Sus ojos brillaban contra la luz mientras miraba a Sadako, luego las orejas, y luego a Sadako. Sin pensarlo se acercó a ella y las colocó en su cabeza.

—Su-suzu-chan, estas cosas me las regaló el diseñador que... que modelé ayer y... no sabía que hacer con ellas y-. — la pelinegra fue interrumpida.

—¡Usalas siempre!... oooh, te ves tan linda. — exclamó él con ambas manos empuñadas hacia adentro a la altura de su pecho.

Sadako pestañeaba algo confusa, mientras que la ternura e inocencia del joven no dejaba de sorprenderla.

La chica se sentó bajando las piernas y apoyando los pies en el suelo mientras que Juuzou estaba arrodillado de frente. El albino la quedó mirando con una sonrisa juguetona haciendo tintinear su cascabel con un leve golpe dado con su dedo índice.

—¿Quién es el mejor gatito del mundo entero? Jaja... —dijo soltando una sonrisa infantil y juguetona.

La chica desvió la mirada con las mejillas rojas. El albino se veía tan guapo que se sentía algo intimidada.

De pronto, la tomó del mentón haciendo que lo mirara de frente y depositó un beso sobre sus labios. Fue un beso delicado mientras rozaba levemente la lengua de su novia con la propia. Luego, deslizó la palma de su mano desde la rodilla hasta el muslo de la chica. Ella dio un pequeño tiritón sintiendo un escalofrío en todo su cuerpo y se separó del beso.

El albino sonrió ladinamente al darse cuenta de sus reacciones. Su sonrisa era maliciosa mientras sus ojos estaban levemente entrecerrados.

—Koneko-chan, ¿sabes?... no tengo ni idea para qué son la mayoría de esas cosas, pero soy bueno improvisando... Podríamos jugar a... "ponle la cola al gato" —dijo él levantando y enseñándole el plug con una amplia sonrisa juguetona.

—Suzu-chan... — expresó con la voz entrecortada encogiéndose de hombros.

—Ya era hora de amaestrarte y enseñarte modales, Koneko-chaaaan. — dijo riendo con su suave voz y empujándola para que cayera de espaldas sobre la cama.

Sadako sólo tragó saliva y mordió su labio inferior. A pesar de estar algo avergonzada, quería complacerlo.

El albino buscó las bragas de la joven por sus caderas y las deslizó por sus piernas hacia abajo para quitarlas por completo. Lamió su labio superior y con ambas mejillas rojas se abalanzó a besar la intimidad de su novia logrando un gemido inmediato de parte de la contraria.

Utilizó aquella técnica que sabía que ella amaba: intercalar lamidas, mordidas, succiones y besos. Deslizó su lengua desde la cavidad vaginal hasta el clítoris una y otra vez, dejando por los labios vaginales dulces mordidas dispersas en distintos lugares y metiendo la lengua de vez en cuando para terminar encerrando su clítoris haciendo presión con ambos labios dibujando círculos sobre él con la lengua.

— Aaaagh, ah.... nnngh. — las piernas de Sadako temblaban sobre los hombros del peliblanco mientras arqueaba su espalda sobre la cama.

Juuzou sentía sus pantalones apretados, su miembro estaba tan duro que la punta de su glande goteaba lentamente lubricándolo. Aún así quiso aguantar.

Tomó el plug de cola de gato y sacándose ambas piernas de los hombros para que apoyara sus pies en el borde de la cama, se inclinó hacia ella metiendo la punta plástica dentro de su boca.

~✘Stitched Heart✘~ (Juuzou Suzuya/Tokyo Ghoul's FanFic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora