Parte 26

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Fue cuestión de tiempo para que ambos sucumbieran a sus deseos, tal y como lo querían, habían estado juntos una vez más antes de separarse.

Después de ello, se mantuvieron acostados, esperando que el sueño se apoderara de ellos en cualquier momento. Kakashi rodeó a Ayane con su brazo y la jaló hacia su pecho, quedando cómodamente sobre él. El calor de su cuerpo y el cansancio hicieron que en cuestión de minutos callera dormida. Por el contrario, Kakashi era incapaz de dormir, ya era de madrugada y continuaba pensativo mirando al techo de la habitación.

-¿No has logrado dormir?- Preguntaba Ayane, mientras despertaba lentamente.

Kakashi: No.

Ayane: ¿Qué sucede? Estás por irte a la misión, no dormir te afectará.

Kakashi: No lo creo, ya me ha pasado antes.

Ayane: Leyendo, supongo. Pero esta vez hay algo más. ¿En qué piensas?

Kakashi: ...Ayane, ¿cómo encontraste el clan al que ahora perteneces?

Ayane: Vaya, no lo vi venir. Bueno...

Kakashi: Lo lamento, no me respondas si no quieres.

Ayane: Lo haré, quiero hacerlo. Quiero que me conozcas, al menos ahora no podré dar muchos detalles pero, te prometo que cuando pueda hacerlo, te contaré todo...ahora, ¿por dónde empezar?

Kakashi: ¿El hacerlo no afectaría en nada?

Ayane: Descuida, hablar de mí vida y como di con ellos no sería romper las reglas, después de todo, es información acerca de mí y no del clan.

Kakashi: En ese caso, soy todo oídos.

*Flashback*

"Verás, cuando era pequeña mis padres acostumbraban viajar de aquí para allá la mayor parte del tiempo, como es de esperarse, yo iba con ellos a cada viaje que hacían. Todo cambió una mañana, mi padre que era un reconocido herrero fue contratado por un señor feudal para la elaboración de unas valiosas espadas, un tanto "especiales". De camino por el bosque para entregarle su pedido a este hombre, 3 ninjas aparecieron de la nada y amenazaron a mi padre diciéndole que si no entregaba las espadas que había elaborado, nos matarían, mi padre se negó y el resto es historia...."

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Kakashi: Los mataron...

Ayane: Así es, justo frente a mí. Recuerdo que lo último que escuché decir a mi madre es que huyera y me escondiera y que pronto se reuniría conmigo. Pero no fue así.

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"Corrí hasta ocultarme entre unos arbustos, con miedo y shockeada por presenciar sus muertes. Una sombra se acercaba a mi escondite; podía notar cómo se acercaba con paso que daba y yo imaginaba lo peor. Cuando llegó hasta donde me encontraba se detuvo en seco y separó los arbustos con sus manos, instintivamente cubrí mi rostro y extendí los brazos hacía él gritando que no me matara, esperando a que el frío metal de una de las espadas de esos ninjas me atravesara, pero en su lugar, sólo obtuve una pequeña risa. Jiraiya estaba ante mí, sonriendo y repitiendo al mismo tiempo que me tendía su mano para ayudarme a salir de entre las raíces de los arbustos, "todo terminó, todo estará bien ahora".

Jiraiya cuidó de mí durante el resto de mi infancia, me entrenó para volverme un ninja y me ayudó a ir superando de a poco el trauma de mis padres, no por completo, debo decir. No sé que hubiese sido de mí sin él...quizá hubiese muerto desde ese día. Él se volvió un padre para mí. Cuando cumplí 12, aún con mi entrenamiento ninja, debo reconocer era un completo desastre, impulsiva, poco habilidosa...débil. Me cansé de no mejorar y decidí alejarme de su protección, buscar la fuerza que había dentro de mí por mi cuenta y así ir despertando mis habilidades de a poco. Es aquí cuando entra el clan, después de vagar un año sola, en una noche de invierno mientras me refugiaba dentro de una cueva de una terrible nevada, logré escuchar los lamentos de un hombre. Era bastante joven, ingenua y gracias a Jiraiya, no había una pizca de maldad dentro de mí, por lo que no dudé en ir al rescate aunque eso significara dejar atrás la seguridad de mi refugio. Después de andar por la nieve, logré dar con él, era joven pero maduro, su apariencia era bastante extraña, piel pálida y grisácea, ojos levemente rojizos, una cabellera larga y blanquizca como la nieve, acompañado de un musculoso y fuerte cuerpo. Estaba tendido sobre la nieve y cubierto por ella, quejándose de dolor al mismo tiempo que sostenía con su mano una herida en el abdomen, de la cual emanaba sangre fresca. Me acerqué lentamente, pues al verme me miró con repudio, pero no me importó, quería ayudarlo....

𝗘𝗟 𝗖𝗢𝗥𝗔𝗭𝗢́𝗡 𝗗𝗘𝗧𝗥𝗔́𝗦 𝗗𝗘 𝗟𝗔 𝗠𝗔́𝗦𝗖𝗔𝗥𝗔 || 𝐊𝐚𝐤𝐚𝐬𝐡𝐢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora