1-El infiltrado

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El infiltrado

La linda moza rubia les sonreía a dos de los peces gordos de las corporaciones más renombradas de Japón. Ambos eran vejetes casados pero ante las sonrisas de una muchacha bonita bajaban un poco su acostumbrada alerta con la servidumbre y más porque la muchacha se veía tan emocionada de conocerlos en persona. Y era muy coqueta con su uniforme con minifalda y su sonrisa perfecta. Era la recepción luego de una gala de beneficencia en el que un maestro pianista tocó.

Este año seré el más importante de todos los que ven aquí—dijo el vejete uno algo bebido sonriéndole zorrunamente.

¿A sí?—preguntó ella con sus ojos mieles muy grandes de la sorpresa.

¡Oye!—le dijo vejete 2 a vejete 1.

El 1 se tapó la boca para susurrarle con una sonrisa—Mi corporación va a adquirir una de las grandes empresas de tecnologías—

¡Que grandioso!—exclamó ella con mucho ánimo mientras el reportero que llevaba adentro decía "¡Dale vejete! ¡Sigue impactando a esta joven inexperiente!" estaba ansioso de más detalles para su artículo.

¡Oye, Kitanagi! Deja de hablar sin tanto cuidado—lo conminó el 2 que Joseph conocía bien. Era el dueño de una renombrada empresa de tecnología. ¿Coincidencia? De ningún modo sino no se hubiera atrevido a hablar de tal cosa en frente de él. "¡Ya veo! Así que Kitanagi san compró DuelSoft. Esto se pone mejor y mejor" pensaba el reportero sin saber que era observado por una persona a unos pasos de él.

Seto Kaiba no se aburría porque aunque era joven también era muy maduro para su edad y discutía sobre proyecciones con un conocido. La verdad es que se distraía porque la conversación era similar a otra que tuviera minutos antes con Pegasus el dueño de la corporación Isis y quien insistía en una alianza de mercadotecnia con su empresa.

Seto no se dejaba engañar. Lo que ese hombre quería era apoderarse de su empresa y sus innovadores inventos en el orden de la tecnología mega. El castaño estaba consciente de estar navegando en un mar lleno de tiburones porque él mismo era uno.

Se dio cuenta de que al parecer algo le llamaba la atención de la moza que le daba la espalda. Primero miró alrededor en busca de algo que estuviera fuera de lugar pues era un TOC que no se acababa de sacar. La razón de porque se había fijado en ella le era desconocida pues una moza en una fiesta no estaba fuera de lugar. Fue al minuto de estarla observando que se dio cuenta de que esta no se movía de al lado de Kitanagi y Tagayama ni servía por más que tenía su bandeja a medio servir.

Al obsesivo, egocéntrico y detallista Seto Kaiba ver a un empleado no trabajar por más de un minuto le crispaba los nervios. Es por eso que sonriendo falsamente se disculpó de la persona que le hablaba y se dirigió directamente hacia cierto grupo.

¡Buenas noches Kitanagi san! ¡Takayama!—saludó.

Mientras cierto rubio lo identificaba mentalmente "Este es Seto Kaiba. El empresario que ganó el premio a la innovación este año. ¡No puedo creer mi linda suerte!"

Entonces Kaiba lo miró y enfocó sus azulinos ojos en los melados.

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Reportero a domicilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora