47-Vacío
En el momento en que Seto se abalanzó tratando de alcanzar a Joey, Claude dirigió su arma hacia él buscando lastimarle pero inmediatamente uno de los policías que estaba con Seto disparó.
El hombro del ojos ámbar se dislocó hacia atrás mientras era empujado por el golpe de la bala y caía como Joey de la cornisa.
El castaño lograba justo en ese instante aferrar el cuello de la camisa de Joseph mientras Claude caía. Joey por inercia aferró ambos brazos al del ojos azules mientras en un último instante el pelinegro se aferró a los pies del rubio.
El halón que dio justo después que Kaiba empezara a acostumbrarse al peso del rubio puso en peligro las vidas de los tres. Con una mano el castaño se quedó sosteniendo de la cornisa mientras sus piernas se ponían de ancla detrás del pequeño murete del borde. Joseph estaba atrapado entre ambos pues el mayordomo le agarró de las rodillas.
¡Maldito idiota!—dijo el rubio mientras se sacudía sin sentido sobre el pelinegro.
El idiota eres tú, perro. ¡Deja de moverte de una maldita vez o nos caeremos todos!—dijo el empresario.
Joseph entonces miró a los ojos de Seto. Esa forma de hablar ocultaba... ¿nerviosismo? ...¿preocupación? ¿Cómo en un momento como ese podía sentirse feliz?
Las uñas de Claude se clavaban en la carne de sus piernas mientras lo escalaba y en ese instante el melado comprendió que de seguir así tal vez llegara a Seto por él y desatara la tragedia que quería, tal vez salvándose a sí mismo antes. Se preguntó si podría con las consecuencias.
Seto miraba con el ceño fruncido al maldito ese que escalaba por el cuerpo de Joey para conseguir su meta. Si al menos pudiera sacar su arma y dispararle, pero su otra mano permanecía aferrada al concreto del edificio con sus piernas que ayudaban con el espantoso peso. Gritarle a los uniformados que dispararan era inútil pues no podían a alguien que estaba desarmado por lo que solo podrían esperar el deselace.
Fue entonces que sintió un tremendo dolor en su muñeca junto con la sensación de la carne desgarrada y al mirar en la dirección de su mano pudo ver como Wheeler aferraba con sus dientes la carne.
¿Qué estaba haciendo ese idiota? Se dijo mientras intentaba no soltarlo pero por el dolor la mano que sujetaba uno de los brazos de Joey, a su vez de ser sujetado por los dos, perdía fuerza y se aflojaba.
Lo único que pudo ver momentos después fue esos ojos mieles y su boca que sonreía mientras el vacío se lo tragaba.
30 metros era la distancia entre la terraza y el suelo del moderno hospital. Esa fue la distancia que recorrieron dos cuerpos en picada antes de caer sobre un auto estacionado que vio destrozado su techo y parabrisas por dos tremendos impactos mientras los ojos azules allá arriba se llenaban con la impactante imagen de un conocido cuerpo desmanejado y cubierto de sangre.
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Reportero a domicilio
FanfictionJoseph es un incipiente reportero con ganas de triunfar y sin muchos escrúpulos a la hora de obtener información. Un día conocerá al famoso y joven empresario Seto Kaiba en una fiesta en la que se infiltrará como moza. Si, moza. En ella descub...