La mirada de Kaiba

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38-La mirada de Kaiba.

¿Pero que hace aquí señorita Pegasus?—preguntó la secretaria de Seto levantándose de su asiento al ver a la mencionada llegar.

¿Cómo es que pregunta?—preguntó la prepotente niña mimada—Por supuesto que he venido a ver a mi prometido—añadió mientras pasaba por ella intentando llegar a la puerta.

¡Señorita, no puede!—dijo la secretaria temerosa de que pasaría con su puesto si dejaba a la joven entrar mientras el señor Kaiba estaba reunido y más después de las palabras que el amo de la empresa dijo para quedar solo con su no invitado. Pero la helada mirada que la joven le dirigió la hizo pararse en seco.

¿Cómo una sabandija como tú intenta decirle a alguien superior lo que debe o no hacer? ¿Acaso la sociedad te ha convencido de que eres algo parecido a mí?—preguntó la rubia acercando sus ojos verdes a los de la mujer con su cara vuelta una máscara de encono demoníaco.

Entonces se oyeron gritos dentro de la oficina desviando la atención de la joven heredera que paró el oído en seguida dirigiéndose nuevamente a la puerta pero esta vez no con la intención de abrirla sino oír mas claramente las voces dentro porque algo en la segunda voz le era familiar.

Escuchando un par de frases quedó muy claro que eso era una pelea y dispuesta a defender a su futuro marido entró por la puerta sin avisar con todo el porte de una reina madre. Ambas cabezas, una castaña y otra pelinegra se volvieron de costado al percibir la intrusión y ella se vio ante otra cara conocida.

¿Nobushiro san? ¿Qué hace usted aquí?—preguntó algo trastocada Desire.

En seguida su prometido frunció el ceño y contestó—Esto no es de tu incumbencia. Sírvete salir de aquí un momento, Desire. Que tengo asuntos muy serios que tratar con este tipo—

Pero yo..—trató de explicarse ella mientras se reponía de la sorpresa. Ahora se daba cuenta de porque esa voz le había sonado familiar.

Al menos aceptas que la desaparición de Joseph es algo serio. ¡Ya te dije! Devuélvelo o...--dijo el otro ojos azules a Seto el cual lo miró con odio infinito.

¡Yo no puedo devolver algo que no tengo! Te digo que yo no le he hecho nada al perro pero para mi lo mismo da lo que le pase. Él solo se mete en esos trabajos ilegales como entrar a espiar en una casa de familia disfrazado de mujer—dijo el castaño.

Desire decidió salir al pensar que no podía hacer nada entre esos dos y además estaba turbada aun por lo descubierto de su ex empleada. Desde ese día en que descubrieron a Seto teniendo relaciones con ese tipo su mundo había amenazado agonizar. Seto ni siquiera le había rozado los labios propiamente sino mas bien cuando ella lo buscaba, ella había creído que era por su carácter frío pero al verlo ese día con Josep... con ese reportero. La forma en que lo veía, como reaccionaba ante él y esa mirada. Jamás había visto a Kaiba así.

Reportero a domicilioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora