3-Espionaje
¡Deje a esa chica tranquila! ¿Quiere, Kitanagi san?—dijo con voz algo petulante el castaño por lo que con un mohín el viejo la soltó, justo antes de descubrir que tenía una protuberancia donde no debía. El ojos azules miró de reojo a la chica que se acomodaba la ropa luego de salirse de la falda del hombre--¡Y usted haga el favor de cumplir debidamente con su trabajo e irse!—
Pero...--trató de apelar el gordo.
Kitanagi san, le recuerdo que si estoy aquí discutiendo esto con usted es por su petición. No fue mi idea y le ruego lo tome con la seriedad del caso. Tanto Katayama como yo estamos dispuestos a discutir el tema con seriedad pero ante sus repetidos intentos de festejo me temo que...--dijo Kaiba y fue cortado por el vejete.
¡Está bien, está bien! ¡Lo dejaremos por hoy querida! ¡Ve a la fiesta que nosotros tenemos que discutir cosas importantes! ¡Después nos vemos en mi habitación!—dijo pasando una tarjeta llave a la moza.
Joey cerró la puerta despacio y rechinó los dientes.
El maldito viejo lo había sacado en lo mejor y encima le había dado su maldita llave. ¡Al diablo si iba ir a verlo, viejo asqueroso! ¡Esa noche lo consolaría "Manuela"! Se decía el rubio mientras se deslizaba tras la puerta casi cerrada del salón de café.
¡Eran muy idiotas si pensaban que se quedaría fuera de esa interesante conversación! Esa noche obtendría lo que había esperado encontrar en un lugar así. La exclusiva de su vida. No la iba a perder por nada del mundo.
Se agachó en el pasillo vacío y alfombrado del hotel. Sus ojos relucían como ambarinos opalos.
¡Todo se ha puesto serio con él por aca!—dijo Kitanagi.
¿De quien hablarán? Se preguntaba el reportero.
Ese imbécil. Si no fuera por Kaiba le hubiera tenido que vender mis acciones a él—contesto Takayama.
Por lo pronto hemos saldado nuestros mutuos problemas pero sabes muy bien que te ha puesto el ojo Kaiba. ¿Sabra lo que hiciste?—preguntó Kitanagi.
No creo. Mas bien siempre ha tenido en la mira a mi compañía y teme que si se vuelve mas grande rivalice con la suya—dijo el castaño.
¡Jajaja! Eso es impo... cofcofcof. Digoo...--trató de desdecirse el flaco.
Por lo pronto tenemos que pensar en una solución que mantenga a Pegasus fuera de nuestros negocios. ¡Él no es solo molesto! Es una amenaza. Planea adicionarse empresas para mantener a su imperio inexpugnable. Siempre lo ha hecho y las empresas chicas tienden a perder. Si no nos hubiéramos unido justo ahora ambos hubier...--dijo el viejo gordo.
Seto se paró y fue a la pequeña mesita con cognac en ella y levantó un vaso para servirse—Lo que hubiera sucedido no importa. Lo que importa es como llevaremos a cabo nuestro plan. Es esencial que Pegasus no vea venir el golpe—dijo.
Ambos vejetes cabecearon de acuerdo. Los pasos del CEO eran amortiguados por la mullida moquete.
Por eso cuando abrió la puerta para atrás el sorprendido Wheeler solo lo miró con ojos grandes y paralizado de momento mientras los ojos frios como el hielo lo taladraban.
Supongo que esperas para servirnos más café—dijo el castaño agarrando una muñeca del agachado Joey quien al momento dejo aflorar sus reflejos de escapista y manoteó la copa del fino licor para volcarlo sobre la impecable chaqueta blanca. Sorprendido Seto aflojó su agarre y el agil reportero escapó como alma que lleva el diablo con tacones y todo.
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Reportero a domicilio
FanfictionJoseph es un incipiente reportero con ganas de triunfar y sin muchos escrúpulos a la hora de obtener información. Un día conocerá al famoso y joven empresario Seto Kaiba en una fiesta en la que se infiltrará como moza. Si, moza. En ella descub...