Sorpresa

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32-Sorpresa.

Nobushiro miró su reloj pulsera por cuarta vez. El rubio se estaba tardando demasiado y él tenía una entrevista en el palacio de gobierno en 45 minutos. Necesitaría al menos treinta para llegar y además la tardanza lo estaba poniendo nervioso. Quizás el ojos mieles no había podido dominar la situación.

Había oído que ese Kaiba era bastante genioso y por lo que vio en la fiesta no lo dudaba. ¿Y si...?

A su lado Serenity también lucía preocupada.

Mientras se preguntaba si subir o no y ver que pasaba una voz algo altanera llamó su atención.

¡Donde está Seto Kaiba!—entró diciendo una rubia heredera.

De pronto los ojos azules y los celestes se encontraron mostrando el mismo asombro.

¡Perdón Pegasus ojou san!—dijo el periodista--¿Qué hace usted aquí?—

¡Eso no te incumbe!—dijo algo turbada Desire.

¡Perdóneme pero un escándalo en este edificio solo atraerá la atención sobre su persona de una manera contraproducente!—le dijo el pelinegro con una sonrisa sabedora.

Ella se frustró pero le contestó—No creo que nadie en este edificio pueda decir nada malo de mí—le contestó ella.

¿Ah, no?—preguntó él.

Exacto. Después de todo este periódico pertenece a mi padre. ¿Qué? ¿No lo sabía?—preguntó ella con una sonrisa sabionda y mirada ganadora.

¡No!—respondió simplemente Nobushiro y ella se sintió triunfadora—Pero algo me dice que hace poco usted tampoco por lo que me lo hubiera dicho en la fiesta—le retrucó este dejándola sin palabras.

¡Eso ahora no importa! ¡Quiero ver a mi Seto! ¡Sé que está aquí!—le contestó ella pareciendo algo enfadada y la verdad era que lo estaba ya que estaban citados para una reunión con el pastor que llevaría a cabo el casamiento y el castaño no se había presentado. Después de esperar un rato que le pareció eterno, 15 minutos, decidió tomar al toro por las astas y llamando al secretario de su padre averiguó donde se hallaba su prometido gracias a que este siempre conocía el dato justo de aquello que un Pegasus deseara saber.

¡Esto será comiquísimo!—rio Maximilliom mientras miraba la pantalla de su laptop en la oficina principal de Ilusiones Ind.

¿No siente pena por su hija?—preguntó el empleado a su lado mirándolo con cierto desconcierto pues en la pantalla se veía a la rubia peleando con alguien en las oficinas del diario de Pegasus.

Es hora de que crezca. ¿No crees?—preguntó el ojimarrón antes de soplar el brebaje que sostenía en sus manos.

¿Y sus planes?—preguntó Claude.

Esos ya están dando sus frutos—dijo con alegría el pelilargo con sonrisa y miradas triunfadoras.

¿Se refiere al señor castaño que subió con mi hermano al techo?—preguntó la chica parada a un lado de Tadasuki ganándose la atención de la rubia.

¿Y tú quién eres?—preguntó la ojiceleste mientras Nobushiro veía problemas en un futuro próximo.

¡No...!—los labios de Seto forzando los suyos en un beso cruel y despiadado mientras la mano del ojos mieles buscaba alejar sus cuerpos ya unidos.

¡BAM! La puerta de metal de la escalera siendo abierta de repente y dos pares de ojos anonadados.

Tú quédate aquí y espera por tu hermano—le había dicho el pelinegro a Serenity antes de salir tras la caprichosa niña rica.

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