57- Cuantas sorpresas.

702 50 4
                                    

Aún después de gritar hasta mas no poder, Aylien seguía en la madriguera, con el ceño fruncido. Su papá había decidido pasar el día ahí hasta en la noche, lo cual fastidiaba a Aylien.

Estaban comiendo, y mientras lo hacían, no paraba de enviarle miradas de odio a Ron y viceversa, se estaban empezando a odiar. La señora Weasley no apoyaba a nadie está vez, tan sólo miraba con disgusto la situación.

Tocaron la puerta.

-¿Ese es Perfcy? ¿El prefecto perfecto?- preguntó Ginny incrédula, Aylien y Ron terminaron su juego de miradas cargadas de odio.

En efecto, Percy Weasley estaba parado mientras recibía un afectuoso abrazo por parte de su madre. A la cual, se le escapaban algunas lágrimas. En la puerta se encontraba el ¿Ministro de Magia? ¿Rufus Scrimgeour?

-Íbamos pasando por aquí, Percy insistió en venir- anunció el ministro.

-Uh, si claro, casualmente- susurró Fred.

-¿Quieren comer algo?- preguntó la señora Weasley con los ojos rojos.

-No quisiera incomodarlos. Iré a dar un paseo al jardín. Mmmmm, veo que ustedes ya han terminado de comer ¿Me podrían acompañar a mi paseo?- dijo el ministro señalando a Harry y Aylien.

Dedujo que su intención no era que cualquier persona lo acompañara, los gemelos ya habían terminado su plato. Sin embargo no los escogió a ellos.

El frío helado le golpeo en la cara, la nieve espesa le cubría más arriba de los tobillos. Aunque era normal, a comparación de la nieve que caía en Hogwarts.

-Esta helado ¿No creen, chicos?

-En Hogwarts se siente más helado- respondió Harry. Mostrándose indiferente al ministro.

-Chicos, quería pedirles algo.

-¿Qué cosa?- cuestionó Aylien.

-El pánico, que está siendo ocasionado en estos tiempos, va en contra de todo, hemos estado aprisionado a varios sospechosos...

-Como Stan Shunpike...

-Exacto muchacho, pero la gente cree que eres el elegido y pues, de la chica ni se hable, después de la noticia que causó revuelo en todo el mundo mágico. El caso es que, confían en ustedes. Y si ustedes, están de lado del Ministerio, la gente volverá a creer en nosotros.

-Básicamente esta diciendo, que si nosotros aceptamos ser sus marionetas la gente volverá a tener confianza en el Ministerio- sintetizó Aylien, miraba a un arbusto cercano donde un gnomo se camuflaba entre las hojas y la nieve que le cubría más allá de la barbilla.

-Solo necesito que le den confianza a la gente nuevamente.

-Es lo que Aylien dijo, lo único que cambia es la intención, ella trataba de aclarar la verdad tal y como es, usted intenta ocultarla con palabras elegantes- dijo Harry.

-Digamos que lo que Aylien dijo tenía más sutileza y aclaraba la verdadera intención, sin embargo, es escencial lo que ustedes digan a la presa e incluso lo que piensan.

-¿Lo que pienso? Pues, lo que pienso es que el Ministerio perdió el control de todo, ahora arresta y lleva a investigación a personas inocentes sólo para tapar que en verdad no han atrapado ningún mortífago- habló Aylien con tanta sinceridad e insolencia que el Ministerio permaneció callado, con la mirada incitaba a que Harry lo apoyará. -Pero si digo eso, probablemente la gente pierda las pocas esperanzas que tenía con respecto a ustedes.

-Me sorprende la sinceridad con la que habla, señorita- dijo Rufus Scrimgeour, algo harto.

-Por lo tanto, no pienso ser la marioneta del Ministerio...

El cuarteto de oro: Los tiempos difíciles Donde viven las historias. Descúbrelo ahora