The Wicked Girl | The Originals #2

Prólogo

4 de octubre de 2014:

Querido diario (creo que es así como escribe la mayoría):

Según Dostoievski "El hombre teme a la muerte porque ama la vida ." y según Diderot "El mártir espera la muerte; el fanático corre a buscarla". De acuerdo al primero dice que tememos a la muerte porque amamos la vida, yo no amo mi vida y no temo a la muerte y de acuerdo a Diderot yo soy una fanática porque la estoy buscando. Resumiendo: espero ansiosa a que la Parca venga a buscarme algún día. Hasta que llegue el día final me lo imagino con cada detalle, como si se tratara de una obra de teatro pero en este caso el protagonista no regresa ni el que lo está encarnando.

Siempre me he preguntado que es la muerte y que hay más allá, cuando era humana creía fielmente en lo que decía la religión pero cuando me volví inmortal empecé a dudar y más cuando supe que había un más allá y que no era como lo decían en la Biblia, pero ahora que ya no existe más ese lado ¿a dónde iré? ¿Me encontraré con mi familia? ¿Con mamá? ¿Con Gérard? ¿Con Ettiene? Sólo lo sabré cuando llegue ese momento, de mientras intento imaginar como será reunirme con ellos de nuevo. Los he echado tanto de menos en estos trescientos años que sólo vivo de los recuerdos: de madre tecleando suavemente las teclas del piano, a padre filosofando como un sabio, a mi Gérard incitándome a correr por los jardines de la casa como si fuéramos niños y a Ettiene hablando de nuevos lugares a los que viajar. Ahora que he vivido tanto tiempo puedo decir que me encantaba pasear por la Corte, ver los tesoros artísticos de la Corona, visitar a Victoria en su enorme mansión mientras me hablaba de algún futuro pretendiente que había conocido en una fiesta de disfraces en el Palacio de las Tullerías o oír siempre los sueños de Adele de que su padre la desposase con un gran hombre. Pobres, me saltan las lagrimas mientras escribo y recuerdo lo que sufrieron, la peor de todas fue Victoria a la cual no pude echar una mano y a la cual mis visitas le alegraban un poco su día. Adele. Ella cambió totalmente en cuanto pisó Nueva Orleans, dejó de ser la chica soñadora e inocente para convertirse en una arpía sin corazón maltratadora mientras veía como le eran infiel, puedo decir que tal vez Marcel haya sido la excepción de su familia pero que ha heredado algo de ellos es decir algo.

Creo que es la primera vez que he escrito algo en un cuaderno, redactando mis pensamientos pero que puedo decir a parte de la muerte - que es lo único que ronda por mi cabeza- y que Ethan me ha obligado a hacer esto contra mi voluntad. No me siento desahogada, estoy peor de sólo recordar mi pasado, tal vez tendría que haberme quedado en casa y morir al igual que mis padres o haberme mudado a Inglaterra con mis abuelos y buscar allí otro pretendiente, quien sabe tal vez me hubiera convertido en reina y sería conocida por la que tardó en dar una respuesta al delfín. No creo que la Genevieve de aquella época aceptara casarse con un loco. Pero nadie sabe.

Después de escribir esto, agarraré mi copa medio llena de Château la llevaré a los labios para saborearla para acto siguiente tener la fuerza para expulsar a Ethan que se encuentra tumbado en mis piernas leyendo "Cómo matar a un ruiseñor". Como saborearé el momento viendo su cara de "Esto es injusto" y como intenta seducirme para subirme el humor, dado que él no va a leer esto puedo decir : Lo siento cariño, nunca ha funcionado y siempre me he dejado llevar. Esbozo una sonrisa y el alza su cabeza al captar ese gesto intentando averiguar. Estos seis meses juntos han cambiado todo, bueno, mi personalidad no mucho pero la forma en que lo veo si y gracias a el este reinado no se ha convertido en una tiranía lo que significaría que no he estado haciendo la vida imposible a los Mikealson, los he dejado resolver sus problemas en su querida mansión mientras yo me sigo quedando en mi apartamento, puede ser pequeño pero tiene tantos recuerdos felices que por nada del mundo haría que los dejara.