That Dahlia

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Todo sonaba mil veces ampliado por lo que retumbaba en su mente dolorosamente,ese canturreo de los pájaros que estuviesen donde estuviesen le taladraban el cerebro como el tic tac del reloj o el sonido que hacía alguien desenroscando una botella vertiendo su líquido en un baso, incluso el sonido del viento moviendo la hierba retumbaba de manera ensordecedora en su cabeza.

Abrió con lentitud sus párpados e intentó al mismo tiempo levantarse, un poco más y se hubiera caído de la mesa en la cual alguien le había posado. Miró a todos lados intentando ubicarse pero era en vano.

Se bajó de la mesa de un salto pero rápidamente se arrepintió porque le causó un fuerte dolor de cabeza que hacía siglos no sentía. Con una mano sobre su frente caminó por el salón amplio en busca de alguien encontrando a Marcel en el otro lado de la puerta sentado en la barra bebiendo, cuando se percibió que Lilly estaba despierta se levantó corriendo hacia su amiga.

-¡Hey! ¿Estás bien? - le pregunta preocupado pero con esa expresión que a la vampira le encogió miles de veces el corazón, la misma que ponía cuando estaba angustiado por causa de ella pero que ambos ponían fin reconfortándose en un abrazo.

No sabía porque pero cruzó sus brazos alrededor del cuello del vampiro y recostó su cabeza. Extrañaba en cierto modo aquellos tiempos en los cuales los dos eran despreocupados y vivían libremente, porque ningún enemigo era lo suficientemente fuerte para derrocarlos, por lo que desearía poder viajar en el tiempo para disfrutar más aquellos momentos, o al menos quedarse sola en un rincón hasta que Ethan lograse encontrar una manera de salvarla o esperar a que Dahlia terminase con ella.

A Marcel le sorprendió aquel abrazo, aún así lo aprovechó todo lo que pudo. La apretó entre sus brazos sin darse cuenta que el afecto que producía en la vampira eran unos sentimientos que ella siempre había odiado. Le provocaba un nudo en la garganta que le dolía tanto física como mentalmente y que intentaba controlar al mismo tiempo que intentaba retener las lagrimas. No quería que él la viese como estaba. Debía de ser fuerte y sabía que para ello primero tendría que romper aquel abrazo reconfortante, le fue difícil pero era lo mejor para no perder la compostura.

Con la mente limpia había una cuestión.

Se encontraba en lo que era un bar antiguo y abandonado que tenía todos los muebles cubiertos con una sabana blanca, y que la luz que había allí provenía de las ventanas con cristales de color azul y rojo, aún así, en la parte donde se encontraban estaban en penumbra.

-¿Dónde estamos, Marcel? - pregunta entre dientes mirando las estancia.

El vampiro junta sus manos y ríe nerviosamente porque sabía que en cuanto ella se enterase que debía de mantenerse ahí hasta que encontrasen un modo de desvincularla se volvería inaguantable, odiaba estar cerrada aunque aquel lugar fuese más grande que su apartamento.

-Sabía que iba a ser lo primero que preguntarías. Ethan y yo hemos tenido la maravillosa ide... -la vampira predijo lo que iba a decir y rodó los ojos- Oye, es hasta que el encuentre a un brujo.

-¿Y era necesario encerrarme aquí?

-Si, porque averiguamos que ese hechizo solo te marca, no es de posesión en sí. Es como una señal luminosa que avisa donde estás y que a la hora de poseerte se lo hace más fácil, por eso todas las veces que quiera entrar a tu cuerpo tiene que hacer un hechizo de posesión.

-Espérate - sacude la cabeza-. Entonces es una marca que le hace más fácil poseerme.

El vampiro asiente.

-Exacto, por lo que si te quedas dentro del St. James, que Ethan a hechizado para que no entre ni un ápice de magia, Dahlia no te podrá poseer.

-Vale. Entonces ella no puede matarme ni aunque quisiera.

The Wicked Girl  | The Originals  #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora