Capítulo Decimoquinto

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María del Carmen y Carlos Manuel estaba sentados frente al lago, tomados de las manos. 

- Estoy tan feliz de que no exista nada que nos separe... 

- Debiste confiar en mis instintos... - Dijo ella con autosuficiencia y una sonrisa. 

- Así es... Debí confiar en ti. Lamento todo este tiempo que estuvimos separados. ¿Cómo has estado.? - María del Carmen encogió los hombros y miró al frente 

- Han sucedido muchas cosas mientras estuvimos alejados.

- ¿Quieres hablar de ello? 

- No sólo salió a la luz que mi mamá era hija de Ignacio Fernández, sino también... Que mi padre no fue el buen hombre que creí... Le hizo daño a mi madre... Y ella... Ha sufrido mucho... 

- Lo lamento... Sé que no debió haber sido fácil para ti enterarte de la verdad. - María del Carmen asintió entristecida. 

- Ojala mi madre consiguiera amar de nuevo, Hector es un buen hombre... 

- Hay algo que quiero que sepas... 

- ¿Qué cosa?

- Mi padre va a divorciarse de mi madre... Por tu mamá. 

- ¿Qué? 

- El sigue amándola... Y bueno... Estoy muy seguro que ellos han estado viéndose. - María del Carmen fruncio el ceño - ¿Te molesta.?

- No lo sé... ¿A ti te molesta? 

- Al principio me molestó.. Mi madre esta sufriendo... Pero me imagino lo que hubiese pasado si nosotros no supiéramos la verdad, como me sentiría al perderte y luego saber que todo fue un mal entendido, quizás haría lo mismo que mi padre. Volvería a ti. Porque eres mi amor. Creo que tu madre es el amor de mi padre. 

- Ella ha sufrido mucho por tu padre... 

- Ambos han sufrido.



Cristina estaba en el establo, esperando le ensillaran su yegua. Cuando Ignacio entró, ambos se quedaron viéndose sin decir nada. El rompió el silencio. 

- Hola... 

- Hola... 

- ¿Necesitas algo? 

- Ya me están ensillando mi yegua. - Al notar la tensión entre ambos, Ignacio no aguantó mas 

- Sigues enojada conmigo

- No. 

- Te conozco... Mejor que nadie. - Ella rehuyó la mirada. 

- Es verdad; Me conoces muy bien, soy yo quien no te conoce, creí hacerlo... pero no. 

- Cristina... - El se acercó a ella y le acarició los brazos. - Perdoname... Te lo ruego mi cielo. 

A ella se le llenaron los ojos de lágrimas y sintió una opresión en el pecho. Pero no dijo nada. El bajó entonces el rostro y con voz triste añadió. 

- Eres lo que mas he amado en esta vida... Y odio verte triste. Y odio ser parte de esa tristeza... Voy a irme esta tarde, llevo días pensándolo. Cuando te sientas preparada para volver a verme sin esa expresión de desdicha en tus ojitos verdes, estaré ahí mi potranquita. Tomate todo el tiempo que necesites... Se que te hice daño, y sé que necesitas tiempo para entender lo que hice. 

- ¿A dónde irás? - Dijo ella con voz temblorosa. 

- A Villa Hermosa.. Estaré esperándote - El le tomó el rostro y besó dulcemente su frente. Un obrero de la hacienda los interrumpió

"Pasión Dolorosa"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora