Capítulo Duodécimo

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Ella se tambaleó y lo miró expectante unos segundos, se acercó a el y con los ojos llenos de ansiedad le interrogó. 

- ¿Que dices...? ¿Cómo que...? 

- No somos hermanos, mi amor - el fue a tomarla en brazos pero ella se alejó y extendió una mano para detener su avance. 

- ¿Por que juegas conmigo de esta manera? - el frunció el ceño 

- Cristina... 

- Hace unas semanas llegas y pones de cabeza mi mundo al decirme que eres mi hermanastro .. Y hoy que te enteras que estoy comprometida con Hector dices que no es cierto, ¿A qué juegas? 

- No son juegos Cristina... ¿Cómo crees que voy a jugar con algo como eso? 

- Entonces explícame... Porque no te entiendo Federico... - Dijo ella y se abrazó a ella misma para protegerse del frío que ahora sentía. - ¿Eres o no hijo de mi padre? 

- Lo soy... - Ella bajó la cabeza para ocultar su dolor. - pero no somos hermanos querida. - ella subió el rostro para mirarlo confundida. Abrió los ojos sorprendida y con voz quebrada dijo

- Entonces... Quieres decir que... Eso que tratas de decir no es posible... ¿Quién te lo dijo? 

- Cristina... - el se acercó y la tomó de los brazos pero ella se soltó con fuerza. Y le gritó. 

- Dime la verdad... No me mientas. 

- Ignacio me lo dijo... - Cristina sintió un dolor en el pecho... Ignacio... El le había ocultado que no era hija de Severiano Alvarez. No podía creerlo... Sacudió la cabeza y una lágrima bajo en su mejilla. 

- Mientes... Ignacio no me mentiría en algo como eso... 

- Cristina... Escucha... - él la tomó en sus brazos y la acunó con dulzura. Ella sollozó y se dejó abrazar..- Se que te duele saberlo... Pero estoy seguro que a Ignacio le costó mantener un secreto como ese. Y que lo hizo por tu bien. 

- Pero, ¿Porque no me lo dijo...? 

- Estoy seguro que podrás tener todas las respuestas cuando hables con el - el le tomó el rostro con las manos y la miró a los ojos y los labios, y se acercó hasta casi besarla y le susurró. - lo importante es que no existe nada que nos separe... 

La besó con ansias.. No tenia suficiente de ella... Acababa de hacerle el amor y ahora estaba duro por ella otra vez, quería tomarla de nuevo y marcarla, que jamas quisiera o pudiera estar con otro que no fuese el. Ella gimió de placer y él introdujo su lengua acariciando su boca, amándola, quitándole una parte de su alma en ese beso. Los pezones se le endurecieron, y se humedeció, dispuesta a albergarlo de nuevo, a amarlo como si no hubiese mañana, la apretó y la hizo sentir su erección, le hizo saber que la deseaba de nuevo, ella se frotó contra el, y jadeó con desesperación, era una adicción para ella... Haber estado lejos de él no lo había cambiado, seguía deseándolo y si se prolongaba esta situación acabaría de nuevo en su cama en una maraña de besos caricias que la llevarían una y otra vez al orgasmo., un placer que a pesar de todo seguía siendo prohibido. El ruido de un teléfono los interrumpió, el dejo sonarlo , pero el teléfono era insistente. El maldijo y se separó de ella brevemente, busco en su bolsillo el celular y vio la pantalla, se quedo muy quieto pero no contestó. Cristina notó el cambio y levantó la barbilla al comprender. Y con voz llena de odio le dijo. 

- Contesta... O prefieres que yo lo haga y tu flamante esposa sepa que estás conmigo. - el desvió la llamada y miro a Cristina con expresión arrepentida. - Vete... 

- Cristina... 

- Vete Federico..

- Tenemos que hablar... 

"Pasión Dolorosa"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora