Cristina corrió hasta su armario y buscó la escopeta que guardaba para emergencias, cerró el armario y se paró apuntando, y escuchó maldecir de nuevo al tiempo que se abría estrepitosamente la puerta del balcón. Abrió los ojos al sentir la fuerza de la sorpresa, y abrió los labios sin poder decir nada. El entró a la habitación, estaba enfurecido, y respiraba forzosamente por el esfuerzo que había hecho al subir. Se acercó a Cristina y le arrebató el arma, le descargó el cartucho y la lanzó al suelo. Ella echó hacia atrás un paso y el la detuvo con dureza, la tomó de los brazos y la pegó a el con fuerza. Y le dijo con voz colérica.- No vas a ser de Hector... - Y tomó sus labios una segunda vez en ese día. Ahogando un grito de Cristina. La besó a la fuerza, ella se resistió, le golpeó los brazos con sus puños empleando toda la fuerza que tenía. El la levantó con su brazo y ella pataleó, el no abandonaba sus labios, marcándola como suya, mientras ella se resistía. Le golpeó la espinilla, pero el no desistió, la apretó con mas fuerza y caminó con ella en brazos, la aplastó contra la puerta del armario y la bajó, tomó sus manos con fuerza y las sostuvo, sin dejar de besarla, ella gimió y trato de separarse buscando oxígeno y el tuvo piedad, pero tomo su cuello, trazando una estela de besos, que acabó por derretir a Cristina, el sintió su entrega y la soltó para tomarla de las caderas, ella aferró sus manos a sus hombros y clavó sus uñas.
Las manos masculinas la levantaron y ella enroscó las piernas en sus caderas, el movió las caderas a un ritmo enloquecedor. Y ella suspiró de placer, el chupó su cuello y el lóbulo de la oreja lo tomó entre sus dientes, ella echó la cabeza atrás rindiéndose a la pasión. Estaba tan cerca de alcanzar la cima del placer, pero el detuvo brevemente sus caricias y la tomó fuertemente entre sus brazos. La cargó con las piernas de ella enroscadas a su cintura, y la condujo a la cama, el pegó su rostro a sus pechos y ella acarició su cabello, desordenándolo. El se tiró en la cama con ella, y la aplastó con su cuerpo. Y volvió a tomar sus labios en un beso devorador, ella se retorció en sus brazos de placer y pegó sus caderas a su miembro. El soltó sus labios y deslizó besos en su cuello y bajó por su escote. Ella jadeó desesperada y susurró con voz amortiguada por el deseo...
- Federico te deseo... - El respiró agitadamente y tembló de placer, ella deslizó sus manos a su espalda y con sus uñas lo arañó y arqueó su cuerpo para entregarse a el. El usó sus manos para deshacerse de su blusa, dejándola con un brassier que realzaba sus pechos, buscó el botón de su vaquero y lo abrió, le bajó los vaqueros sin dejar de mirarla a los ojos, ambas miradas nubladas por el deseo. La dejó en ropa interior y ella se alzó en un brazo y con el otro lo atrajo hacia ella, el no se hizo esperar y la besó, se quito la camisa entre besos y caricias, le besó los pechos sobre el brassier y ella le arañó la espalda. El le quitó el brassier y arrancó sus braguitas sin contemplación, la tela se rasgó y ella gimió de placer. El la tocó y sintió su humedad, estaba preparada para el, y el también lo estaba. Y ya no existía motivo alguno que los separara.
- Te amo Cristina... Siempre... - ella sintió como las lágrimas inundaban sus ojos al escucharlo y su corazón salto de emoción, con una mano se sostuvo para poder besarla y con la otra se abrió la cremallera de su pantalón, liberó su miembro y se introdujo en ella con una embestida fuerte, ella gritó de placer y tuvo un orgasmo sin poder evitarlo, se tensó en sus brazos hasta quedar extenuada, el la observó con ojos felinos, tuvo que apretar sus manos sobre la colcha para contener su propio orgasmo, dentro de ella, sentir como su interior lo apretaba como un guante, era estrecha y lo acogía en su interior tan bien que pensaba que se moriría de placer. Ella tenia los ojos cerrados y el besó sus parpados - Me alegra que te haya gustado, ahora agárrate a mí, mi amor.
El se dio la vuelta y la subió sobre el sin salir de ella, el se sentó al borde de la cama y la obligó a cabalgar sobre el, en cada embestida, cada jadeo, cada suspiro, Cristina y Federico marcaban su sello en el otro, el sentía sus músculos tensos y ella se aferró a sus hombros, sus labios lo tomaron y mordió sus labios hasta hacerle una herida, el sangró pero no le importó, ella echó la cabeza hacia atrás al sentir como un segundo orgasmo se acercaba, el aumento la presión y velocidad de las embestidas y sintió como su propio orgasmo se acercaba. Gimió y le susurró apasionadamente.
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"Pasión Dolorosa"
FanfictionCristina Alvarez Rivas de Maldonado: Una mujer sensual, heredera de unas tierras que su despiadado padre le dejó, la vida la ha endurecido; en un ambiente de hombres machistas se coloca como una hacendada reconocida. Su pasado amargo es su talón de...