Capítulo Décimo

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- Que dijiste? - dijo Federico casi sin voz

- Lo que oíste... Tu y Cristina no son hermanos, Federico - Federico tomó con fuerza al hombre mayor de la camisa 

- ¿Estas diciendo que mi madre mintió? ¿Que Severiano Alvarez no es mi padre? 

- No... Severiano Alvarez si es tu padre, muchacho. 

- ¿Entonces que demonios dices? - Dijo Federico con desesperación. 

- Tu eres hijo de Severiano, pero Cristina no es una Alvarez - Federico palideció y soltó a Ignacio, y se tambaleó por la fuerza de la impresión. 

- Pero.... ¿Cómo..? 

- De haber sabido que la razón por la que rechazaste a Cristina, era ésta. Habría sacado a la luz este secreto. 

- Cristina, ¿no es hija de Severiano..?. ¿No es mi hermana?... ¿No somos hermanos.?

- Asi es... - Federico trataba de asimilar todo. Y cuando por fin su mente fue consciente de la magnitud de esta verdad, miró a Ignacio y le sonrió con alegría. 

- ¡No es mi hermana!... - Ignacio sonrió en cambio al ver la expresión de Federico. 

- No lo es... 

- Tengo que buscarla... - Dijo Federico pero Ignacio lo retuvo con su mano. 

- Déjala en paz - Dijo ahora con seriedad. Federico frunció el ceño. 

- No puedes hablar en serio... 

- Hablo muy en serio... Cristina ha sufrido mucho por tu causa. Y eres un hombre casado. 

- Me casé con Diana Elisa porque creía no podía tener a Cristina. 

- De igual forma... Muchacho... Escúchame.. Tus acciones no solo dañaran a Cristina, sino a Diana Elisa. - Federico se soltó del brazo de Ignacio y se pasó la mano por el cabello con frustración. 

- No es justo... 

- La vida no es justa... - Federico miró la expresión entristecida de Ignacio - No siempre tenemos lo que queremos en la vida. 

- ¿Hablas por experiencia? - El anciano asintió 

- Ignacio... Hay algo que no me has dicho... Si Severiano Alvarez no es el padre de Cristina... ¿Entonces quien es? - Ignacio respiró hondo y miró al cielo. 

- Cristina fue producto de un amor profundo entre dos seres que no pudieron realizar su amor... - Federico hizo la pregunta que le rondaba en la cabeza. 

- ¿Eres tu su padre? - Ignacio miró a Federico y asintió con tristeza. Federico sacudió la cabeza sin poder creerlos - Pero, ¿por qué nunca dijiste nada? 

- Se lo prometí a su madre... Consuelo fue la única mujer que amé... Pero estaba casada con Severiano. Sufría por sus maltratos, y buscó en mi apoyo, nos enamoramos... Ella quedó embarazada y temía por la vida de Cristina. Yo juré protegerlas ante todo... Pero Consuelo murió muy joven. En su lecho de muerte me hizo prometerle que Severiano no se enteraría de la verdad, aunque el ya lo sabia. Me amenazó con llevarse lejos a mi hija. Y yo... Fui un cobarde. Preferí estar cerca de ella aunque solo fuese un trabajador más de Severiano Alvarez. El disfrutaba verme sufrir. Y pagaba los enojos con mi hija. 

- Debiste decir la verdad y llevártela lejos. 

- Lo pensé mil veces... Pero tenia miedo de la reacción de Cristina.... Luego Severiano la obligó a casarse con el maldito de Servando Maldonado... Y te odié... Te odié por dejarla... Por qué sin ti ella no tenia fuerzas para luchar contra Severiano. Permitió que la casaran, y permitió los maltratos de ese desgraciado... 

"Pasión Dolorosa"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora