"Yo puedo sola".

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Capítulo 106.- "Yo puedo sola".

El comedor de la universidad estaba repleto de nuevos y viejos estudiantes. Cada uno sentándose en mesas con sus amigos.

Todos estaban preocupados por como sería su primer día de clases... En fin, todos estaban como se debería estar en un primer día de clases.

Ahí se encontraba _____, nuestra bella _____, se encontraba sentada con Madison y Chelsey, ellas hablando y _____ como siempre perdida en su mundo.

Trataba de encontrar la forma de que Carter se contacte con ella, para que de una vez por todas, se dijeran lo que sienten el uno por el otro, pero recordó que Carter debería estar pensando que ella sufría por Nash, y entonces se vio en la dudosa necesidad de preguntarse, ¿Qué diablos iba a hacer con ese dato si aceptara a Carter a la primera?, De seguro pensaría que ella era una chica fácil, y que no quería estar sola. Y si le decía la verdad, es decir, si le confesaba del complot para que él cayera en la trampa, corría con la suerte de que se enojara y no volviera a querer saber nada de ella, ni de su hermano y ni de Nath, porque de seguro se enteraría de toda la ayuda que ellos le habrían brindado.

De este mismo modo la encontró la Directora Carmen.

—¿______? –Ella dio un respingo.

—Buenos días profesora –Se puso roja– Disculpe, quiero decir señora Directora.

—Buenos días –La señora sonrió rápidamente y luego volvió a su expresión seria– Acabo de darles las directivas a los prefectos acerca de los horarios de clase, pera que usted no tuviera que hacerlo.

—Gracias directora, pero creo en verdad que no debo escaparle a los deberes, que ser premio anual me depara.

—No es eso... –Aclaró ella satisfecha– Pero en verdad con los exámenes y tus campeonatos de fútbol y tenis... –Suspiró– Espero que seas una buena capitana de fútbol, ______.

—Trataré de hacerlo lo mejor que pueda... después de todo, he tenido dos capitanes excelentes –Carmen sonrió– Ahora, disculpe pero debo irme a mi primera clase.

—Bien... entonces te diré por qué he interrumpido tu desayuno –Se acomodó sus anteojos– Este año no podré realizar mi trabajo como consejera tuya, otra vez, y la profesora Rosa se rehúsa a reemplazarme otro año.

—¿En verdad?

—Sí –Suspiró– Mis deberes como Directora me obligan a estar mucho tiempo fuera de la universidad, así que he delegado este trabajo a otra persona, y te espera en su despacho, luego que terminen las clases. Él no ha podido venir a hablar contigo, pero me pidió que hablara contigo para citarte esta tarde, después de clases, y decirte que no se te olvide ir.

—Bien Directora, estaré ahí sin falta.

—Bien, ahora sí, ve a tu clase... ¡No empezarás el año perdiendo puntos por llegar tarde! –_______ sonrió– Este año quiero la mayoría de los premios contigo, para que seas el orgullo Caniff.

—Recuerde que como Directora, debe mantenerse imparcial... –Se quedó callada de golpe y con los ojos como platos, mirando hacia el corredor central y a la mesa de enfrente– ¿Martín? (ex estudiante de la universidad) –Dijo en un susurro.

Cuando vio la platinada cabellera, del joven entrar por el salón y mirar a todo el mundo con su acostumbrada prepotencia, y sin mediar palabras, se sentó en la mesa y comenzó a servirse el desayuno.

—¿Qué hace ese maldito aquí?

—Mira... –Comenzó la directora con la boca fruncida como estando de acuerdo en todo lo que había dicho _______– Esos infelices... perdón, los señores del consejo, dijeron que no se tenía certeza de que Martín era asesino, y que haya estado actuando por su propia decisión con respecto a la muerte del director pasado, creen que actuó mediante amenazas.

—Pues deberían dejar de ser tan bobos y darse cuenta que fue por su propia voluntad.

—En verdad –Respondió carraspeando– Él desapareció en el momento de que el director murió.

—No puedo creerlo. No, si esa víbora maldita las pensó a todas –Bufó– ¿Cómo es eso Directora?

—Verás, ellos estaban obligados a matar... esas eran las ordenes que daba Jonathan, pero veras que el que salió perdiendo no fue él...

—Sino Martín.

—Así es –Chasqueó la lengua– Pero mira que ahora Martín volvió, sin ser culpado por nada.

—¿Y tenemos que aguantarlo todo el año? –Bufó– No, si yo tengo una suerte...

—Si sucede algo, avisale a tu consejero –Miró el reloj – Recuerda que debes ir a clases, _______.

—Adiós Señora Carmen –Se despidió poniéndose la cartera en el hombro.

Al levantarse, recibió la mirada burlona de Martín, ella lo miró con asco y se apresuró a salir del comedor.

Definitivamente este año va a ser el peor de mi vida, sin Carter, Taylor y Nath, y ahora aguantando a ese estúpido pero que no se descuide, y que no me moleste porque ahora soy premio anual, tendrá que cuidar muy bien las apariencias, por lo pronto le mandare un mail a Nath, para contarle la novedad... Omg!, ¡Ya estoy llegando tarde!

El comienzo fue muy bueno, para ______. Una vez que la campana sonara en la última hora, se dirigió rápidamente al despacho del nuevo consejero. Dobló por un pasillo y cuando levantó la vista, vió que en dirección opuesta venía Martín, con un grupito de jóvenes del curso de ______.

El rubio la miró despectivamente y les dijo algo a sus nuevos gorilas. Ella apretó los libros que tenía en sus brazos y apuró la marcha.

—¡Vaya, vaya! –Dijo él parándose en frente de la joven, obstruyéndole el paso– Que bajo que ha caído esta universidad... ¡mira que darle el premio anual a cualquiera!

Los demás rieron.

—Coincido con usted señor Martín –Respondió ____ con una falsa sonrisa– La universidad a caído en desgracia... –El grupo se rió más– Basta con verte aquí, ahora admiten a sucios asesinos cobardes.

—¿Qué dijiste? –Preguntó el rubio acercándose amenzadoramente.

—A mí no te me acerques así idiota –Advirtió ella serena– O te juro que estarás castigado hasta el último día de tu vida –Lo miró sonriente– Recuerda que soy premio anual... –Le mostró la placa en su blusa– Y sea lo que sea, estoy un escalón por encima de ti y si yo dijera algo que te involucre...

—¿Piensas decir mentiras?, ¿Piensas que van a creerte? –Preguntó apretando los puños.

—Pues... míralo de esta forma –Se acercó– Aquí no podrás salvarte con el cuentito de: "me obligaron". Así que de una buena vez hazte a un lado, no me molestes y trata de terminar en una sola pieza el curso porque te juro que si sigues jodiéndome la vida a mí o a cualquiera de mis amigos te rompo la cara, ahora no está el maldito de Jonathan para que te salve.

—¿Me estás amenazando? –Preguntó alzando una ceja.

—Tómalo como una especie de bienvenida Martincito –Dijo sonriente– Las cosas ya no son como cuando estabas con tus amigos gorilas, "Basura y Desperdicio" –Refiriéndose con esos términos a los viejos amigos de Martín– Ahora estás solo.

—No estoy solo, estoy...

Miró a su alrededor y los que lo acompañaban se habían esfumado.

—¿Decías? –Preguntó ella burlona.

—Tú también estás sola.

—Pero a diferencia de ti, yo no necesito de Taylor o de Carter para que me defiendan –Sonrió– Yo puedo sola.

—Eso lo veremos...

Aprendiendo a ser románticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora