"No podría estar con otra".

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Capítulo 82.- "No podría estar con otra".

—¡Mamá! –Exclamó ____ sorprendida. Nunca había visto a su madre tan elegante– ¡Estás hermosa! –La abrazó.

—¡Mi niña!, ¡Y mira quien lo dice! –Respondió apartándose para mirar a su hija de arriba abajo– ¡Muchos jóvenes quedarán locos al verte!

—Sólo espero que uno solo quede loco –Rieron.

—¡Hija! –Se abrazó emocionada– No sabes la felicidad que me ha dado ver todo lo que han hecho por nosotros hoy.

—Mami –Dijo ella sonriendo– No es nada comparado con todo lo que has hecho tú y papá por nosotros todos estos años. Es a penas una pequeña compensación a tanto amor.

—¡Te quiero tanto mi niña!

—Yo también pero... –Bajó la mirada– Yo...

—¡Y el banquete ha quedado divino! –Aplaudió emocionada.

—¿Qué? –Preguntó abriendo sus ojos.

—¡El banquete! –Sonrió– Carter me acaba de decir que todo ha sido mérito tuyo.

—¿Carter?, ¿Cuando...?

—A penas un ratito antes de subir a verte... cuando llegamos –Más abrazos– Él me dijo que estaba orgulloso de ti, por como te manejaste cuando la situación estaba algo complicada.

—¿Qué? Pero si yo... mamá, Carter se fue esta tarde y... yo... no ...

—Pero los refrigerios que sirven los meseros...

—¿Los meseros? –Preguntó sin comprender.

—¡Hay al menos cuarenta meseros sirviendo bebidas!, Y mira que hay tanta gente. ¡Estoy tan feliz! Ahora te dejo, voy a recibir a los invitados. Vendrá tu tío, tiempo sin verlo –Salió y la dejó con la boca abierta de la sorpresa.

—Carter Reynolds... Eres el chico más encantador de todo el universo –Dijo sonriente– No en vano te amo tanto...

Se acomodó el cabello, se puso unas gotas de perfume y bajó hacia la fiesta.

Cuando llegó a la sala, escuchó los acordes de la banda contratada por los chicos que tocaba en el jardín.

Llegó a la puerta y lo vio. Estaba tan encantador como siempre. No tenía puesto nada no adecuado. Carter había decidido ponerse una camisa blanca y un pantalón negro.

Él sonrió y se acercó lentamente, mirándola de arriba abajo. Ella lo miraba intensamente.

—Estás... increíble, ardillita –Ella murió de amor– ¿Me permite, señorita? –Dijo ofreciéndole su brazo.

—Con todo gusto, caballero –Tomó su brazo y juntos se dirigieron a la fiesta.

—Me tomaré el atrevimiento de ser su compañero hasta que venga su novio... si no le molesta.

—Creo que no vendrá... –Respondió ella. Súper, pensó él– De todas maneras.m, recuerda que te debo varios bailes porque me salvaste del desastre culinario.

—No creo...

—Creo que piensas que soy una pésima cocinera –Confesó ella suspirando.

—No lo pienso, ni lo creo –Ella lo miró– Sólo que cualquiera colapsaría cocinando para cien personas... creo que tus hermanos no debieron dejarte esa responsabilidad

¡Me lo encanta, me lo encanta!

Pensaba ella, al escuchar como Carter la disculpaba por tamaño desastre.

Aprendiendo a ser románticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora