(Este capítulo incluye spoiler de Avengers: Endgame)
—Despacio.
—Estás lastimada, Maya. No debiste venir.
Maya resbaló después de salir de la piscina. Su brazo amortiguó un poco el impacto pero este quedó por debajo de su costilla. La enfermera dijo que necesitaba guardar reposo. No cargar peso, no caminar más de lo necesario, no entrenar durante una semana y mucho menos correr.
—¿Estás loca? ¿Y perderme la posible explicación de un misterio?
Esperábamos en el estacionamiento. A lo lejos vimos un par de faros y un auto de cuatro plazas estacionarse frente a nosotras. Demián, quien se encontraba del lado del copiloto, bajó la ventanilla.
—¿Cuatro asientos? Somos cinco, Adler —protesté.
—Lo sé. Pero no soy millonario. Mi tío me lo vendió a un buen precio. Siempre fuimos tres.
Maya se apresuró a abrir la puerta trasera y a tomar asiento a un lado de Ethan.
—¿Piensan que me iré caminando?
—Ni pienses que te subirás en mis piernas. No puedo cargar peso. Tampoco empeorar mi situación.
—Hubieses pensado eso antes de venir.
—Podrías sentarte arriba de Ethan —sugirió Demián.
—Mejor tú te sientas arriba de él y yo tomo tu lugar.
—Definitivamente no.
—Podría sentarme y que Ethan lo haga encima de mí.
—Peso veinte kilos más que tú. Y soy mucho más alto, Alice —respondió Ethan con cierto tono de obviedad.
—Bueno. Necesito la dirección para tomar un taxi.
—Estamos perdiendo el tiempo, Alice. Súbete ya —ordenó Adler.
—Y si Demián se sube arriba de mí...
—¡No llegaremos a tiempo, Alice! —Maya comenzaba a desesperarse.
—Carajo —murmuré.
Le di la vuelta al auto. Ethan abrió la puerta y se acomodó a manera que pudiera sentarme arriba de él. Tenía miedo y vergüenza que los huesos de mi trasero se enterraran en sus piernas.
—Aquí vamos —dijo Adler. Aceleró pero el auto se apagó, frenando y alejándome más de la entrepierna de Ethan—. Lo siento, lo siento.
Ethan me tomo de las caderas y me acercó más. Cerré los ojos avergonzada al sentir su cremallera en mi trasero. Miré a Alice, quien disimulaba un ataque de risa cubriendo su boca con una mano y su rostro con el cabello.
—Date prisa, Adler.
—No te preocupes, Alice. Mejor disfrútalo.
—Idiota.
En todo el camino, Ethan estuvo al pendiente de cualquier freno. Incluso posó su mano en la parte trasera del asiento de Adler para que en dado caso, mi rostro impactara con ella y no con lo duro del asiento.
Mi vista no se concentró en el paisaje nocturno, sino en la mano de Ethan. Eran grandes y sumamente blancas. Llevaba las uñas cortas y algunas venas marcaban su antebrazo y la unión hacia el pulgar.
—Llegamos —avisó Demián cuando el auto se detuvo.
No conté los minutos, pero después de todo, no estuvo mal el sentirme ligeramente protegida por Ethan y avergonzada por la falta de músculo en mi trasero.

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A Blood Pact
VampirLa prometida del joven Ethan Ajax, muere a causa de una enfermedad terminal. Un misterioso hombre llega al hospital, con un propósito: ser su salvación. ¿Qué harías si te ofrecieran un pacto de sangre a cambio de un deseo? Alice Clinton es aceptada...