19

84 6 0
                                    

Desperté a eso de las 8 de la mañana. Digamos que dormí un día entero.

Sin saber en que momento me desvestí y tapé, me levanté de la cama, arropando de nuevo a Leigh, quien estaba a mi lado dormida, y fui hacia mis maletas.
Las abrí, y estaban vacías. Rodé los ojos, y busqué algún armario. 

Al encontrarlo, tomé algo de ropa casual, y salí de la habitación yendo hacia el baño.

Sentí ruidos en la cocina, pero los ignore, encerrándome allí.
Me di una corta y rápida ducha, y me cambié. Cepille y sequé mi pelo, atándome una cola des prolija. Le sonreí a la nueva chica del espejo, y salí del baño, dirigiéndome a la cocina.

-Niña!.-Una voz gruesa me hizo dar vuelta. 

Sonreí al ver a August con los brazos abiertos en el umbral de la puerta. Caminé hacia él a pasos agigantados y lo abracé.

Después de decirme las típicas cosas de que crecí, me senté en una silla, y él me alcanzó una taza de café. La acepté gustosamente, probando la delicia que me perdí por más de 6 años.

A los cafés de August, se los puede catalogar como la octava maravilla. Eran exquisitos. Puedo decir, que casi superan a Starbucks. Casi.

Reímos un rato por las anécdotas de estos últimos tiempos, hasta que una mano se posó en mi hombro haciéndome girar.

Si dije que los cafés eran la octava maravilla, me retracto, serán la novena.

La octava la estaba viendo justo ahora, sonriéndome, con sus cabellos levantados en un perfecto y despeinado jopo, y con cara de dormido.

Le sonreí inconscientemente, y el beso mi mejilla.

-Buenas.-Dijo largando un bostezo que me hizo sonreír aún más.

Su padre le extendió una taza de -supongo- café, y el empezó a desayunar, mirándome. Si digo que no me sentí intimidada, miento.

Bajé mi cabeza, haciéndolo reír.

Al rato, llegó Leigh, quien repitió el mismo proceso que su hermano.

-Queda poco tiempo para tus 20 añitos.-Habló Leigh llamando mi atención.

-Si.-Sonreí.-No tengo mucho entusiasmo igual.-Agaché mi cabeza.

Leigh sonrió con los labios apretados hacia mí, y asintió.

La mañana pasó volando, y las semanas también.

Cuando quise darme cuenta -hoy- han pasado 3 meses, de mi primer día aquí.

Mi panza ya estaba creciendo, mi apetito igual, y mi bipolaridad también.

Las cosas siguen igual. Todos en mi familia y entorno familiar, saben que estoy embarazada. Kylie, Kendall y Mamá, son las únicas que saben quien es el padre.

Con Ben, digamos que empezamos una relación amorosa, él está dispuesto a hacerse cargo de mi bebé, aun que no comparta lazo sanguíneo.
Hoy, justo en este momento, tengo una cita con el obstetra. 

-¿Estas ansiosa?-Preguntó Benjamín, a mi lado, con la vista en la carretera.

-¡Si!-Asentí sonriendo, mientras acariciaba mi abultado vientre.

El me devolvió la sonrisa, apoyando su mano en mi vientre.

Cinco minutos después, estábamos entrando al hospital 'San Martín'. 
Suspiré y tomé su mano, caminando hacia la recepción. 

-Hola, ¿Que necesitan?.-Una mujer morocha, nos sonrió.

-Tenemos turno con la doctora Gutierrez. Baldwin.-Hablé.

Why? -Justin BieberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora