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[2007]

Nana.

Había algo en su mirada obstinada que gritaba a cien leguas que necesitaba un poco de consuelo.

Y me pregunto, ¿por qué nadie lo veía? ¿Eran ciegos realmente o tenían cierta selectividad por ignorar esos ojos obstinados pidiendo auxilio?

Como era posible que un niño de 12 años caminara por los pasillos del colegio con esa nube gris a su alrededor.

***


Jimin.

Nadie te dice qué tan difícil será tu adolescencia y yo soy una de esas víctimas que no encuentra su espacio ni en un lugar ni en el otro.

Soy Park Jimin, tengo 12 años y odio ir al colegio.

— ¿Te vas de nuevo a tu casa, Jimin gallina? —Era otra vez Woo Bin molestándome.

Él se creía muy valiente cuando estaba rodeado de todos sus amigos y por ello le encantaba molestarme, ya que yo no tenía ninguno.

— ¿Entonces te vas a ir llorando otra vez, pequeña gallina? —Repitió empujando mi hombro izquierdo mientras me arrinconaba contra la pared del salón.

Eran las cuatro de la tarde, se supone que ya debería irme a mi casa pero en lugar de ello estaba rodeado de matones que no dejaban de molestarme.

— ¿Por qué no te cortas ese estúpido cabello de niña, gallimin? —Dijo riendo Seo Hyun a su lado mostrando sus dientes torcidos.

La verdad es que sí, dentro de todo yo era un niño cobarde al que no le gustaba meterse problemas y que cada vez que me atacaban sentía ganas de llorar pero me contenía mientras apretaba los puños.

¿Por qué tenía que ser tan débil? ¿Por qué?

Mi mamá siempre repetía que era un niño encantador y amable pero eso no me había servido de nada en el colegio donde sólo era objeto de burlas o simplemente era ignorado.

— ¿Vas a llorar? ¿Eh? ¡Jimin quiere llorar! —Gritó Woo Bin a sus amiguitos mientras todos se reían.

Cerré los ojos con fuerza para recibir el puñetazo en el estómago de Se Hyun quien siempre era el que iniciaba la racha violenta.

Otra vez... ¿Por qué?

— ¡Hey, Woo Bin! ¿Nunca te han dicho que eres un idiota y que hueles mal?

Abrí los ojos de golpe y me encontré con la cara congestionada de todos los idiotas que suelen meterse conmigo. Miraban en dirección de la puerta del salón donde un chico dos años superior estaba recostado del marco y los miraba desafiantes con una sonrisa ladeada.

Su nombre era Jungkook. Incluso un perdedor como yo lo conocía.

Era el chico más popular del colegio por ser miembro del equipo de fútbol.

— ¿Qué te pasa, Jungkook? ¿Ahora defiendes a los perdedores? —Gritó Seo Hyun cerrando los puños.

— ¿Por qué no te callas de una buena vez, cara de sapo? —Replicó una voz femenina.

Al lado de Jungkook estaba ella. No tenía ni idea de cómo se llamaba pero era la mejor amiga de Jungkook.

— ¡Wof, wof, Nana! ¿No te han dicho que las niñas no deben andar en asuntos de hombres? —Habló Seo Hyun nuevamente.

Así que se llama Nana.

— ¿Y a ti no te han dicho que Nana es la capitana del club de judo, Seo Hyun? —Contestó Jungkook con una sonrisa maliciosa.

A mí también me dieron ganas de sonreír.

— ¿De qué te ríes tú, Jimin gallina? —Woo Bin me atinó un golpe en la cara.

Cerré los ojos del impacto y todo sucedió de repente.

Nana cruzó desde la puerta del salón y saltó por encima de algunos pupitres llegando directamente sobre Seo Hyun. Lo tomó por la franela y lo pasó por encima de ella con una llave. Escuché entonces como el brazo de Se Hyun tronaba como si le hubieran partido los huesos.

Jungkook se acercó hasta Woo Bin y se deshizo de él y de sus otros dos matones que intentaron golpearlo. Uno le atinó una patada en la rodilla pero eso no fue suficiente para el capitán del equipo de fútbol quien se encargó de partirle la nariz a los tres y darle unos manotazos extra a Woo Bin.

— ¡Suéltame, bestia! —Gritaba Woo Bin mientras Jungkook le tenía la cabeza pegada a la pared, justo a mi lado.

En ese momento Jungkook me miró con una sonrisa y me guiñó un ojo para luego empujar a patadas a Woo Bin del salón seguido como una mamá ganso de sus otros dos guardianes.

Mientras tanto, Nana tenía a Seo Hyun debajo de ella y lo amenazaba con un puño al aire.

— ¿Entonces, te vas a meter de nuevo con alguien? Cara de sapo.

Seo Hyun negaba frenéticamente con la cabeza.

Nana se levantó y lo dejó ir palideciendo y sujetándose el brazo que, sospecho yo, llevaba fracturado a causa de la llave.

Ambos miraban como huían los matones que por dos años me habían atormentado.

Suspiré tan fuerte como pude y me dejé caer sobre mis rodillas mientras me deslizaba por la pared que tenía detrás de mí.

— Gracias —Comenté por lo bajo a punto de quebrarme.

Jungkook miraba recostado desde un pupitre con los brazos cruzados.

— De nada —Nana se agachó hasta quedar a mi altura y sentía que me ruborizaba cuando noté lo hermoso que era su cabello castaño claro y sus ojos brillantes color café claro me miraban directamente.

¿Por qué me habían salvado? No lo sé.

— Mi nombre es Nana Shitara y él es Jeon Jungkook —Dijo sonriendo. Tenía los dientes perfectos —Nadie te va a hacer daño, Jimin. Lo prometo —Esbozó mostrando su dedo meñique —Ahora somos amigos, ¿vale?

Y allí, en ese momento pasaron dos cosas.

Me quebré delante de dos completos extraños y me juré a mí mismo estar junto a Nana el resto de mi vida.

O hasta que ella me olvidara. 

nebula → park jiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora